Cervantes Magazine Vol. 16: Noticias desincronizadas

La nostalgia parece ser la chispa que ha puesto en marcha uno de los fenómenos más increíbles de los que hay constancia. La teletransportación o teleportación de una persona de un punto de la Tierra a otro en sólo un instante.

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La ciencia aún no ha conseguido explicar lo ocurrido el mes pasado entre Montreal y Barcelona. Una historia de amor en la que se ha puesto patas arriba lo que la ciencia creía posible hasta ahora.

Una pareja de enamorados vivían separados por la distancia. Ella, una mujer de treinta y dos años vivía en Montreal, en el Plateau Mont Royal, un barrio al que se mudó desde Barcelona para cumplir su sueño de ser diseñadora de videojuegos. Él, un hombre de treinta años, no pudo dejar el país para acompañar a su novia en su nueva aventura, debido a graves problemas familiares que le mantenían retenido en la ciudad condal.

La relación se inició cuatro años atrás, y llevaban separados más de dos. Al principio hablaban casi todos los días y viajaban a Canadá o a España siempre que podían. Trataban de hacerlo dos veces al año, pero los billetes de avión eran caros y no tardaron en empezar a distanciar los viajes. A pesar de las dificultades, el amor y el deseo que ambos sentían por el otro no menguaban y la relación, aunque a distancia, seguía ardiente llena de esperanzas y sueños.

Sin embargo, durante los últimos meses, y sin ella saberlo, él había empezado a sentir una profunda nostalgia que regaba cada vez con más abundancia una pena interior que crecía sin cesar. Sus relaciones sociales empezaban a tambalearse, cada vez salía menos de casa y en las últimas semanas apenas se relacionaba ya con nadie. Aunque no le decía nada a ella, las videollamadas empezaron a realizarse cada vez con menor frecuencia.

La nostalgia le había invadido por completo. Había dejado incluso de ir a trabajar, y su situación familiar no ayudaba en absoluto a levantar su ánimo. Así que pasaba las horas muertas encerrado en casa deseando encontrarse con la mujer de su vida. No hacía otra cosa que desear su compañía, su presencia, su tacto, su aliento, sus abrazos. Imaginaba su olor y evocaba el sabor de su lengua, de su piel, de su sexo.

Esos deseos y pensamientos lo único que provocaban era aumentar una nostalgia que había llegado a unos límites conocidos por muy pocas personas. Se sentía devastado, roto en mil pedazos, incompleto como persona. Necesitaba desesperadamente un encuentro con ella. Aunque sólo fuera durante un minuto, con eso le bastaba pues su ausencia se había convertido en algo insoportable.

Fue entonces cuando lo que llamamos misterios del universo se manifestaron. De algún modo ella se vio empujada a un viaje a través del tiempo y del espacio. Súbitamente apareció de pie frente a él, en el salón de su casa de Barcelona. Sólo un instante antes estaba sacando una botella de leche del frigorífico de su piso en Montreal. Sin embargo allí estaba ella, en Barcelona, desnuda, confusa, frente a su amado que la miraba incrédulo sentado en el sofá.

Según cuentan los afectados, la casa sufrió una súbita subida de temperatura que no duró más de unos segundos. Lejos de lo que podemos imaginar, no hubo ningún portal de energía ni nada parecido. Sencillamente, ella dejó de estar en un lugar y un tiempo para estar en otro. Tampoco fue una proyección de ella ni una alucinación de él, ya que días después ella se vió obligada a coger un avión de vuelta a Montreal.

La casa se llenó de científicos que la ocuparon durante tres días en un intento desesperado de entender lo que había ocurrido. La misma circunstancia se dió en el apartamento de Montreal. Sin embargo, los investigadores han sido incapaces de dar una explicación a este extraño fenómeno del que no cabe la menor duda. Ahora los expertos se preguntan si no será una actividad más común de lo que pensamos y de la que, hasta ahora, no ha habido ningún caso registrado.

La línea de investigación más sólida se basa en la profunda nostalgia de la que el amante era víctima. Físicos teóricos trabajan codo con codo con psicólogos y sociólogos en su afán por descubrir las causas de este viaje propio de una novela de ciencia ficción.