Acabemos con los bancos y sus abusos - Mi experiencia con los colmillos del vampiro.steemCreated with Sketch.

in #spanish7 years ago

Los bancos siguen riéndose de nosotros en nuestra cara. Siguen haciendo lo que quieren con la economía, y nos siguen chupando la sangre cómo y cuándo quieren.

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La maravillosa idea que tuvieron Satoshi Nakamoto y sus colegas de chat ya es una realidad. Sólo depende de nosotros darle la fuerza que necesita para que pronto sea una realidad para todo el mundo.

Hagamos de la economía mundial algo libre, que no dependa de las manos de unos pocos y por la que no tengamos que perder nuestro dinero por el camino.

El dinero público de los ciudadanos ha rescatado durante la crisis a un buen puñado de bancos. Los gobiernos han utilizado el dinero de nuestros impuestos para salvar de la quiebra a esos bancos que nos hincaban el diente noche y día.

Una vez han salido del hoyo gracias a nuestra ayuda ¿Qué han hecho? ¿Acaso nos han mirado con ojos de gatito dándonos las gracias y pidiendo perdón por cómo gestionaron el pasado?

Por supuesto que no. Nada de eso. Han cogido aire, y han empezado a robarnos de nuevo. Les hemos dado las fuerzas suficientes para volver a la carga.

Me gustaría contaros algo que me ocurrió el otro día. Lo contaré a modo de relato porque es la manera que tengo para hacerme entender mejor. Que el hecho de ser novelada no os haga pensar que es una historia de ficción, es completamente real.

El otro día por la mañana me dirigí al banco para hacerles un ingreso a mis padres. Yo no soy cliente del banco en el que ellos tienen la cuenta, pero pensé que no habría ningún problema en poder hacer el ingreso. ¿Acaso alguna vez un banco ha dicho que no a recibir más dinero? me dije. Eso sería como si Tarantino renunciare a utilizar sangre en sus películas, imposible. Así que entré y esperé mi turno en la fila. Todo el mundo sabe que la velocidad de un cajero de banco no se caracteriza por ser de las más rápidas del mundo, así que disfruté del momento pensando en mis cosas.

Tras varios minutos en los que mi mente voló por mundo lejanos, al fin me llegó el turno. Dí un paso adelante y sonreí al impoluto cajero. Su aspecto era tan perfecto que uno podría dudar si en realidad era una persona o un robot salido de un inquietante futuro. Su apurado era tan perfecto que pareciera que su tez nunca antes hubiese tenido pelo alguno. Sus sutiles movimientos lo delataron como humano, aunque la falta de una expresión facial amigable mantuvo mis dudas con vida.

—Buenos días —dije, perturbado aún por mis pensamientos de ciencia ficción.

—Buenos días —respondió él, impasible.

—Verá, quería hacer un ingreso en efectivo.

—Muy bien —dijo mientras una tímida sonrisa empezaba a asomar.

—Esta es la cuenta en la que quiero ingresar el dinero —le dije depositando sobre el mostrador un papel con el número de cuenta escrito en él.

—¿Es usted el titular de esa cuenta? —preguntó gélido.

—No, el nombre del titular está escrito ahí, mire —dije señalando.

—Entiendo. Déjeme su documento de identidad.

No entendía cómo una conversación así podía tener lugar sin que el otro cambiase lo más mínimo su cara. Tampoco se movía en su asiento. Eran sus globos oculares lo único que movía.

—Verá, me gustaría hacer este ingreso de forma anónima. Si no ya habría hecho una transferencia —sin tener que venir hasta aquí a luchar contra mis dudas de si es usted un maldito robot, pensé.

—Lo siento, son las normas del ministerio de hacienda. Si quiere usted hacer un ingreso en efectivo debe ser identificado.

Vaya, aquel hombre-robot me había desvelado, en un momento, los oscuros planes del ministro de hacienda para evitar la circulación del dinero negro por la banca española. Maldita sea, pensé. Bueno, ya que estoy aquí haré el ingreso.

Metí la mano en mi bolsillo trasero del pantalón y saqué la cartera. Busqué mi documento de identidad, lo extraje de su lugar habitual y se lo entregué al cajero. Los movimientos de su brazo, mano y dedos parecían tan reales...

—Tendrá usted que abonar cinco euros —dijo con mi identificación entre los dedos, mirando la foto con desdén.

Algo se cortocircuitó en mi cerebro. Incluso di un paso atrás empujado por la impresión de su demanda.

—¿Cómo dice? —pregunté extrañado. Yo mismo no podía verme la cara, pero estaba convencido de que en ese momento no parecería ningún robot. De alguna extraña manera me sentí mejor que él al estar seguro que nadie podría confundirme con un androide. Mis pensamientos de ciencia ficción bullían a pesar de la situación.

—Son las normas del banco —dijo mirándome.

—¿Me está diciendo que les tengo que pagar cinco euros por meter dinero en su banco?

—Así es, señor.

Durante el momento siguiente nadie dijo nada. Él esperando mi decisión y yo esperando a que alguien reiniciase a aquel robot que claramente estaba fallando. Era como si yo ayudase a un anciano a cruzar la calle, y al llegar al otro lado este me dijera: Joven, el servicio por ayudarme a cruzar son cinco euros.

¿Perdón? ¿Qué me había perdido? ¿Acaso al dormirme la noche anterior habían pasado cien años y había despertado en un mundo horrible en el que nada tenía sentido?

Obviamente maté a aquel cabrón. Jajaja no, ahora en serio. Obviamente le arrebaté a ese sujeto mi carnet de identidad de sus dedos helados y me marché de allí indignado.

Es una vergüenza. Los bancos se creen con el derecho de poder meternos un cuchillo entre las costillas y girarlo una vez dentro mientras mantenemos la boca cerrada.

Basta ya. El mundo va por un camino que no tiene el más mínimo sentido. Tenemos en nuestras manos la oportunidad de cambiar las cosas. Ahora mismo nos estamos comunicando en Steemit, una red social con una economía propia, descentralizada y libre. Hagamos uso de ella para las cosas de la vida.

Todo depende de nuestra mente y de cómo usemos nuestro ingenio. Yo ya estoy vendiendo mi primera novela, Reset con Steems y SBDs. Ese es el uso más básico y capitalista de todos, pero aquí somos miles de personas, miles de mentes pensantes. Tenemos que darle un giro a esto. El cambio está en nuestras manos.

¡Cambiemos el mundo!

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Es entendible que exista una cuota de deposito, si se tratase de una cuenta en el extranjero, pero tratándose de una cuenta local, cobrar una cuota y sobre todo tan elevada, se le llama ROBO.

Algunas veces el gobierno se confabula con los bancos para exprimirnos lo más que se pueda, por ejemplo aquí en México, llevamos pagando por 15 años el mentado rescate bancario mexicano, llamado Fobaproa, dinero que se le regala a los bancos, los cuales jamás han tenido la intención de regresar el dinero que se les REGALA. Dinero procedente de todos los contribuyentes.

También hay casos en los que se evidencia la inflexibilidad y actitud irracional por parte de las autoridades. Otro ejemplo más que ocurre en México: Las autoridades de Quintana Roo entraron a una empresa de resguardo de valores, con cajas de seguridad para sus clientes, y decomisaron TODAS las cajas, con la excusa de que investigarían a TODOS, por si encontraban algo raro, excusándose en asegurar que su intención era la de atrapar a sospechosos, aun si se tratase de investigar incluso a quienes no tienen ninguna orden de investigación en su contra —se supone que todo mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario, pero en este caso en lugar de demostrar quien es culpable, son las personas las que tienen que demostrar ser inocentes.

El titular de la dependencia de seguridad encargado del operativo, dijo que no había razones de temer, pues ellos llevarían acabo entrevistas con los dueños de los valores, y que sabían reconocer cuando alguien oculta algo ilegal, asegurando que —Lo podrido huele a podrido—.
Y efectivamente lo podrido huele a podrido, por que resulta que existen inconsistencias con la forma en que se ejecuto la orden de cateo a la empresa, con una orden expedida por un juez, la cual aparentemente solo amparaba el entrar al inmueble, pero nunca se autorizo en esta el decomiso de las cajas... En fin todo un lodazal de ineptitud y corrupción.

A mi tampoco me agrada los bancos, pero lamentablemente siguen siendo necesarios para realizar negocios y recibir los pagos.

Salu2.

Tienes razón, la podredumbre está por todas partes. Casos así podría llenar librerías enteras.

Y los bancos serán necesarios hasta que nosotros decidamos cómo hacer nuestros negocios y cómo hacer nuestros pagos.

Obviamente tendrá que ser poco a poco, pero nada es imposible.

muy bueno, y si, menos mal que se han desarrollado estas tecnologias descentralizadas, aunque aun queda mucho por pasar, veremos a ver cuando los bancos y hacienda quiera meter los hocicos en esto, es más hoy lo pensaba, si ganamos dinero con criptomonedas y luego quieres comprar una casa, un coche, un algo, vendra la señora hacienda a decirte de donde has sacado ese dinero, y que quiere su parte, venga hombre, me tirado meses haciendo trading pa que vengas tu con tus leyes a quedarte lo mio, esto no puede ser.
Y lo de los 5 euros me impresiona, no sabia que funcionaba asi, madre mia. Cada vez esto va a peor!

Eso fue en el Deutsche Bank, así que tomad nota.
Y sí, obviamente hacienda meterá la mano. Son los impuestos y es lógico pagarlos. Lo que no es lógico es lo de los bancos que cobran por cosas que directamente se inventan. Cobran por conceptos que no les supone ni un segundo de trabajo. Las transacciones entre personas o empresas deberían de ser gratuitas, sin comisiones y es ahí donde las criptomonedas tienen todo que ganar.

bueno lo de los impuestos logico pagarlo, sino existiese la corrupcion no te digo que no, pero vaya que es un abuso.
un 21%
Te compras un coche de 10.000 pavos, y ala 2.100 de impuestos, eso no es justo

Bueno, el tema de los impuestos la verdad es que da para un largo debate ;)

Es indignante. Te cobran comisiones por todo y con total impunidad. Y encima les rescatan con 40.000 millones que hemos tenido que pagar con los recortes en sanidad, educación y servicios sociales. Lamentable
Muy buen post.
Saludos!

Por eso debemos encontrar la forma de darles esquinazo. Las criptomonedas ya son una realidad, ahora sólo tenemos que empezar a usarlas entre nosotros.

Acá en Colombia, nos cobran un impuesto que llaman el 4x1000, por cada transacción que realices con cualquier banco, incluso mirar tu saldo.

No somos muchos, pero somos machos, ¡a por ellos!
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A por ellos!!!

Menudos sinvergüenzas, debajo del colchón deberíamos dejarlo todos a ver de que viven luego estos miserables. Me ha encantado la bis cómica de tu relato, estamos rodeados de replicantes.

Jajaja, I <3 BladeRunner
Pues sí, pero en lugar de dejarlo debaj del colchón, mejor convertirlo en Stee Power ;) es la mejor inversión.

Sí, yo opino lo mismo. La idea es que las criptomonedas se masifiquen y empiecen a surgir más comercios y tiendas que las acepten, para que así no tengamos que depender tanto de los bancos y eventualmente los dejemos de lado... muy similar a lo que escribí en unos días, SAL DE LA MATRIX, de ese mundo económico corrupto que te controla y no te deja ser libre.
Buen post. Saludos

Gracias. No sé por qué, pero algo me dice que el tiempo nos llevará a lo que estamos deseando ahora mismo ;)
Un saludo.

Me hiciste reir con esta historia. Solo imaginarme la cara de tenías pensando que el cajero era un robot jajajaajajajajajjajajajaaja Yo creo que los bancos están exhalando su último aliento, y como dices tu: poco a poco todos entraremos en la economía libre. Abrazos!!!

Me ha gustado eso de que están exhalando su último aliento. Ojalá sea así ;)
Por cierto estoy leyendo el segundo capítulo, pero es muy largo y lo leo a trozos ;p cuando lo termine te comento.
Un saludo.

ajajjajaja sí se me fue la mano con la extensión, creo que de cuento pasó a novela ligera porque aún hay mucho que contar :D

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