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RE: El Maestro del Juego de la Oca (Novela) II
Qué bien me habría venido en alguna ocasión una pobrera, en vez de pernoctar al raso, sobre todo en invierno, por esos pueblos fríos.
Qué bien me habría venido en alguna ocasión una pobrera, en vez de pernoctar al raso, sobre todo en invierno, por esos pueblos fríos.
Aun en esos tiempos de miseria y represión, de leyes indignas y silencios amortiguados por el miedo, había ciertas prácticas piadosas. A mí me lo descubrieron hace unos años, cuando descubrí Señuela, si mal no recuerdo, viniendo de Morón de Almazán, de dar un paseo por allí y sacar algunas fotografías de la singular casa del marqués de Camarasa. Cuando una persona del pueblo contactó conmigo (había leído un artículo en mi blog Soria se hace camino al andar) y quedamos para que me abriera la iglesia y me mostrara los antiguos edificios recuperados: la pobrera, la fragua, el horno de pan, etc. Me quedé alucinado, porque nunca había oído nada y mucho menos visto referencia alguna en vivo. Pero ahí está: Señuela y su Pobrera.