El problema se presenta con la aceptación de las normas, cuando los vicios y malas costumbres desvirtúan lo aceptado o no aceptado.

Hace poco hablaba con un amigo, un gran abogado penalista, me comentaba de un caso de un cliente acusado de practicar un acto lascivo contra un niño, se pueden imaginar mi reacción, eso parece monstruoso desde mi concepción; el me dijo que todo el mundo tenía derecho a la defensa, por lo tanto lo representó en el caso, los tribunales concedieron la libertad. Yo ataque de inmediato a mi amigo con una pregunta fulminante ¿si lo vuelve a hacer?... el me respondió: yo tengo mi consciencia, el tiene la suya, Dios sabe de nuestros actos.

Lo ven, a cosas como las descritas anteriormente me refiero, el debate entre la moralidad y la humanidad. Pero no busco que ustedes juzguen al enjuiciado o al defensor. Vamos más allá, la sociedad se va dividiendo por creencias, grupos, religiones, y entonces imperan normas aún más complejas, porque cada grupo a interpretado las normas de Dios a su manera.

Veamos un ejemplo: una pareja católica que se casa por la iglesia, para descubrir que son diferentes y que tras problemas, golpes y tristezas deben divorciarse por las leyes del hombre... pero ¿quedan casados por las leyes católicas? y peor aún... no pueden volver a comulgar, ¿qué significa eso? Quizá la Biblia tiene la respuesta en Gálatas. Pero ¿sirve para que la sociedad haga juicio?

Superando lo religioso, veamos, también está la adaptación, el ser humano se las ingenia para no ser rechazado. Si esto sucede... ¿Cómo haces para tolerar que te rechacen? Cambiamos las normas, buscamos superarnos, nuestras parejas sentimentales están generalmente en nuestro mismo estrato. Y así sucesivamente, escuchamos música de moda, seguimos tendencias.

¿Qué tan libres somos?

Por todo eso, la clave para vivir mejor es disfrutar en equilibrio la vida, ser parte de la sociedad, pero amándonos en nuestras individualidades y diferencias. El cambio lo podemos hacer en las generaciones futuras dejándolos pensar más, actuar más, ser más creativos... y bien si tienen ganas de cambiar al mundo hacerles una barra para animarlos a lograr sus metas.

Vuelvo a recalcar: Es momento de reflexionar para hacer una sociedad mejor.