De que se trata un pais.

A veces los ojos engañan, de vez en cuando en forma continuada, pero otras veces el resto de los sentidos y más, se encargan de aclarar lo que los ojos no quieren que miremos.

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Vivir en una sociedad con alto grado de depresión causada por un periodo incipiente “por ahora”, de inflación económica producto de caprichos de ciertos grupos que presionan desde una posición de ventaja en dicha sociedad, permite ser testigo de algo verdaderamente marcante, preocupante y al mismo tiempo excepcional, que desde adentro podría comentarse así: No es lo mismo que te lo cuenten, a vivir las situaciones en carne propia.


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Pasar de ser una nación despreocupada, por tener casi todo, a vivir casi aterrado ante cualquier convergencia o divergencia social y económica pre programada o no, lesiona la brillantes de un pasado aun cercano, que por supuesto nunca fue perfecto, pero que no enseño realmente lo vital que era incorporar al grueso de la ciudadanía a exactamente eso, a su ciudadanía como tal, se mantuvo así por politiquería, en algo que se parece al conservadurismo, pero de abajo, podría llamarle “conservadurismo popular”, una idea que es solo la manipulación de ciertas emociones encontradas y siniestras de las capas sociales que lamentablemente solo sufren los embates de las capas o grupos sociales que han tenido el privilegio ventajoso de manipular a su antojo el poder.


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Porque mirar a las personas rebuscar en la basura, a ver si consiguen cualquier mendrugo para poder comer algo y definitivamente sobrevivir, resulta impresionante, al verlo la primera vez mucho más, sobre todo si esas acciones se dan muy cerca de tu casa, ir a la zona comercial por excelencia de tu ciudad para darte cuenta que ninguno de los comercios cuentan con sus respectivos anuncios depara en una emoción extraña y nada agradable, entrar a los expendios de comida para encontrar que no hay comida lleva a niveles de decepción poco vividos, entonces se puede entender de que se trataba entrar a estos expendios, estar al tanto de que hay sitios habitados en tu propia ciudad que tienen sus propias leyes y normas, muy diferentes a los que establece la legislación del país y que ademas son impuestas por seres de características negativas, depara en disgregación, que lo menos que toma en cuenta es la individualidad que cada persona requiere para vivir ampliamente en el ámbito geográfico de la nación de la que formas parte, incluso la sensación de peligro en aumento cada vez que sales de tu hogar, propone el poco o casi ningún valor que tiene la vida en esta nación, enfermedades que en un momento histórico fueron superadas por sistemas de prevención de salubridad regresan con más fuerza, ante un sistema hospitalario publico que adolece de las mínimas condiciones para siquiera atender esas enfermedades y aun más, cualquier emergencia de salud, pero ademas otra gran fuente de depresión se manifiesta en la disgregación de las familias, los hijos se van hacia otros países, con la esperanza nada clara de un mejor porvenir ... Cuando camino en la calle puedo observar la mirada de búsqueda que tus semejantes tienen, la preocupación esta a flor de piel.


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La ignorancia ha hecho muy bien su trabajo, ante la emergencia diaria que viven los ciudadanos, estos se consumen en la pasividad de una bolsa con algunos alimentos proporcionada por las clases dominantes, otros en la esperanza de obtener algún dinero extra a través de una carnetización que ante los niveles inflacionarios actuales representan menos que migajas, o quizás algunos no inocentes pero si de actitud pendeja, que esperan, que los grupos dominantes logren algún tipo de corrección, eso es impresión ilusoria, la verdad todos están en una lista, cuyo fin es ejercer el control social de la manera más eficiente posible, para eso una dosis de tecnología los ha ayudado en sus malévolos fines.


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La realidad diaria implica una confusión, que de facto se monta en contra de la opción de unidad frente a la contrariedad, demasiado ruido para llegar a la acción necesaria de ir en un solo rumbo, los remos no parecen coordinarse y no se ve a un encargado del tambor, que proponga el ritmo del avance hacia el destino conveniente para todos. Mucho trabajo esta haciendo falta, el daño es muy grande, pero el destino lo forjan las personas, el hastió es generalizado, la queja y la protesta crece desde niveles personales hasta la conjunción de comunidades que prácticamente no aguantan verse en la situación en la que se encuentran, terminando en situaciones de alta violencia social, la mente colectiva sufre de un síndrome de ruido, debe entrar en un periodo de silencio que lleve a la conjunción de fuerzas sobre quienes tendrán la responsabilidad de comenzar a recuperar la paz de una nación joven y que en 18 años ha aprendido de que se trata un país.







steemio