EL MISTERIO DEL COLLAR DE DIAMANTES (Capítulo 1 de 3)

in #spanish6 years ago (edited)


FUENTE¨
Un collar de diamantes, un espía exitoso ya retirado y un amor nunca olvidado se mezclarán en los tres capìtulos de esta historia de misterio, acción, glamour y pasión.


Cuando Brooks tomó en sus manos el paquete que le entregaba el cartero jamás imagino que ese gesto supondría un cambio radical en su vida. A los sesenta años, ya retirado del espionaje, verdadera pasión a la que dedicara más de treinta años de su vida, esta se había vuelto rutinaria y, por ende, aburrida. Pero ese día, cuando tomaba su frugal desayuno compuesto por yogurt, granola y frutas frescas, habiendo ya caminado las siete cuadras reglamentarias y tomado una ducha fría, tocaron a la puerta. El cartero le entregó un paquete, le dio a firmar una planilla y luego se fue silbando iguanas en tanto Brooks cerraba la puerta.

Encendió un cigarrillo y abrió el paquetito que extrañamente no tenía remitente. Contenía un estuche rígido de cuero, con los cantos dorados, de esos que abren y cierran a presión.
Al abrirlo, recostado sobre el fondo de terciopelo azul muy oscuro, casi negro, vio la joya. Un collar de diamantes…diamantes legítimos engarzados en oro. Obra de un hábil orfebre que había realizado un diseño sobrio, elegante y magnífico.

Una delicada filigrana rodeaba el diamante más grande, casi del tamaño de una nuez, que colgaba solitario en tanto que los otros más pequeños parecían escoltar a la gema principal.
Brooks quedó extasiado ante la belleza de la joya mientras su calculadora mental acumulaba posibles cifras en dólares ¡Si eran diamantes legítimos su valor sería…incalculable! Y ¡Claro que lo eran, pues…nadie iba a colgar circones en oro de 18 kilates trabajado en forma tan prodigiosa!

Un pequeño papel de color amarillo claro resaltaba bajo el collar. Lo desdobló cuidadosamente. Unas palabras que se notaba habían sido escritas de prisa en una letra que se le antojó familiar decían: “Cuídame al bebé unos días. Me salvas la vida
Solo eso. Esa caligrafía le traía quizá qué reminiscencia del pasado que no terminaba de concretar…era como cuando alguien dice tener una palabra “en la punta de la lengua”.
Le pareció que del papelito se desprendía una fragancia que se desvanecía antes de impactar la sensitividad de su nariz, así que tomó el papel ylo acercó a ella, pero solo percibió su olor característico, algo distorsionado por el olor del humo del cigarrillo.

Deslizó sus dedos por las brillantes piedras “escoltas” del broche. Acarició las volutas y filigranas en que estaba engarzado aquel. Rapidamente volvió el diamante a su estuche, fue al baño, rodo la alfombra de hule que estaba ubicada delante de la taza sanitaria, levantó con pericia una de las cerámicas revelando un piso falso con una abertura de aproximadamente 10 x 15 cm y una profundidad de 20 cm. Allí introdujo el estuche, botó el resto del cigarrillo en la poceta, se enjuagó la boca, concluyó su desayuno y se fue a comprar el periódico como todos los días. Su semblante, como siempre, apacible y sereno, no dejaba traslucir las interrogantes que bullían en su interior:

*¿Quién le había enviado el collar? ¿Por qué daba a entender que poseer el colla ponía en riesgo su vida? ¿Cómo era posible que su memoria fotográfica no lograra atinar con el dueño de una letra conocida? ¡Preocupante, la edad comenzaba a hacer de las suyas!

Pasó dos semanas en las que la adrenalina y el misterio activaron con nuevos matices su vida interior. Hasta que una madrugada alguien deslizó una pequeña esquela bajo su puerta. Idéntica letra, idéntico papel amarillo:
“14 de junio, 2:45 p.m. Bar Restaurant El Rincón del Pirata, calle Carabaño cruce con Av. Lisandro Hernández. Mesa 5. Ya está reservada para ti. Lleva al bebé”

Conocía el lugar. Más que bar parecía una taberna. Un sitio pequeño, acogedor pero mal iluminado. Con bastante movimiento a la hora del almuerzo y a partir de las 6 p.m. A las 2:45 era totalmente solitario.
Llegó a las 2:30. No sólo estaba reservada su mesa sino que habían ordenado le fuera servida todas las veces que lo deseara esa bebida refrescante, una mezcla inventada por él que consistía en ¾ partes de cerveza tipo Pilsen, ¼ de 7up y dos cubitos de hielo.
¡Vaya, si le quedaba alguna duda esto le confirmaba por completo que la cita era con alguien muy, muy cercano del pasado y que, además, conocía dónde y cómo vivía en el presente.

2:43 Sus agudos ojos no perdían de vista la puerta.

2:44 Tomó otro largo trago de la bebida.

2:45 La puerta fue cruzada por el glamour y la pasión, esa mezcla de refinamiento y fuego que como una aureola rodeaba, precedía y era la estela de Valeria. Su corazón dio un salto, su respiración se interrumpió, mariposas revoloteaban en su estómago y sintió un pitido largo y profundo en sus oídos.

Trató de disimular su turbación pero algo en el rictus de sus labios y en su contenida sonrisa le advirtieron que ella lo había notado todo y que, como siempre, solo se divertía con ello.
Veinte años parecían no haber siquiera rozado su fisonomía. Se veía solo…más…¿Madura? No, esa no era la palabra. No pudo concluir su análisis porque la tenía ya cerca de su mesa.

Se puso en pie para recibirla:

  • Valeria – Tembló un poco su voz.
    Los ojos verdes que le habían acompañado tantas veces en sus sueños chispearon con algo de picardía ¿Burla?
    Escuchó su voz cadenciosa mientras – ahora sí- le llegaba la fragancia aquella Champagne de Caron
    No había cambiado su perfume ¿Cómo podía haber olvidado su letra?

No la había olvidado. Había – consciente o incoscientemente – bloqueado todo recuerdo que lo condujera a ella. Y allí estaba, de nuevo, después de veinte años, mirándolo con sorna mientras el corazón de él persistía en la tarea minuciosa de desbloquear, derribar barreras, hacer caer corazas y presentarlo de nuevo completamente vulnerable ante la mujer por la que hubiera dado laq vida y la que sería muy capaz de quitársela.

  • Valeria – repitió con devoción, como quien reza el kyrie

  • Hola, Brooks.

A su ademán de besar su mejilla, el gesto cortante de ella de extender su mano.

  • Brooks, Brooks ¿El bebé está contigo?

Estrechó su mano durante el instante fugaz que ella se lo permitió y procedió a alcanzarle la silla para que tomara asiento. El mesonero se acercó y sin efectuar pregunta alguna renovó el contenido de su vaso en tanto que servía la misma bebida en una copa a Valeria.

  • Dame el estuche

Se lo entregó. Ella lo abrió apenas, solo para verificar el contenido. Sus pupilas esmeralda volvieron a chispear y mirándole nuevamente le dijo:

  • Al devolverme el collar has dejado de ser el hombre más poderoso del mundo.

Sonrió y siguió hablando con estudiada parsimonia:

  • Acá…está la espoleta que puede detonar la Tercera Guerra Mundial…o detenerla ¿Qué te parece, Brooks? Poderoso el bebé ¿Eh?




    No se pierdan el próximo viernes el segundo capítulo de esta serie de tres EL MISTERIO DEL COLLAR DE DIAMANTES

Coin Marketplace

STEEM 0.28
TRX 0.12
JST 0.033
BTC 70135.32
ETH 3789.12
USDT 1.00
SBD 3.77