Cena de amigas

Era miércoles, tocaba cena de amigas en mi casa. Esa noche solo pudo venir Laura, igualmente cenamos como era de costumbre, luego veríamos una película de miedo. Hice unas palomitas y saqué unos refrescos junto con un botella de ron. Empezamos a ver la película, cuando el timbre de la puerta sonó. Era Michel, mi novio actual. Le dije que era noche de chicas pero no le importó quedarse, a Laura tampoco le molestó su presencia. Así que saqué otro vaso con hielo para que tomara su ron con Cocacola. A mitad de la película Laura quedó dormida en el sillón, tal vez se pasó con la bebida.

Michel viendo que mi amiga estaba fuera de juego, se puso a jugar por debajo de la manta. Cuando quise darme cuenta me había despojado de mi pijama, dejándome con mis braguitas que pronto hizo a un lado para alcanzar su objetivo. Introdujo dos de sus dedos en mi parte intima, mientras con la otra mano me hacía el gesto de silencio sobre mi boca. Introduciendo su dedo al mismo tiempo en mi boca. Me gustaba este juego y pensar que mi amiga podría despertar en cualquier momento, me hacía excitarme mucho más.

Mis fluidos resbalaban sobre mis muslos y Michel estaba tan cachondo que no dudó en sacar su miembro. Levantó mi pierna un poco para facilitar su entrada. Quería gemir e incluso gritar, pero volvió a meterme el dedo en mi boca como si de un chupete se tratara.
Fue tan morboso este momento que lamentablemente fue algo rápido, pero les puedo asegurar que solo recordar aquel momento, me hace vibrar y pongo de cero a cien rápidamente.

Nos fuimos a la ducha y allí me reclinó hacia la pared y por detrás, acercó su miembro que fue devorado sin piedad. En nuestra intimidad fue más placentero. Al abrir los ojos, atraves del cristal, vi a Laura observándonos mientras se tocaba su cuerpo. No sabía qué hacer si seguir o parar. Decidí terminar con lo empezado pues me excitaba ser observada. Al terminar Laura, se fue al sillón para hacerse la dormida. Michel se fue a su casa, mientras Laura se vino a mi cama a dormir, al rato tenía sus manos acariciando mi pecho. Estaba indecisa en lo que pretendía, pero al bajar sus manos hacia mis muslos, me puse algo nerviosa. Mientras me susurraba ¿Te gusta?

Quería responderle que no pero algo dentro de mi tenía curiosidad por experimentar. Así que le respondí -“No lo sé, probemos a ver”.
No voy a entrar en más detalles, fue diferente estar con una mujer. Y de esa noche, tan extraña saqué mis conclusiones. Pero no volví a disfrutarlo tanto como ese miércoles, que pasó de ser el día de pelis de miedo, a la noche de sexo. Los juegos eróticos pasaron a ser al principio con "voyeurs" durante el acto. Para pasar pocos meses después al intercambio de parejas. Y a noches desenfrenadas y sin límites.

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