Su historia comienza…

Era un 20 de junio, en una tarde soleada y muy seca, el marcador estaba 7 x 5 era el último inning y yo iba a batear, había hombre en primera y segunda base con 2 out, ya estando en la caja de bateo la cuenta llega a su máxima expresión 3 bolas y 2 strikes, me tome un tiempo para concentrarme cerré los ojos unos segundos y al abrirlo solo éramos el pitcher y yo, el pitcher suelta la pelota lanzando una recta que superaba fácilmente las 90 millas yo realizo un swing lo más rápido que podía y logro impactar a la bola de manera contundente pegada a la raya de tercera, corro lo más rápido que podía mientras la bola se internaba al jardín izquierdo, anotan mis 2 compañeros mientras yo iba pasando por la segunda almohadilla, el jardinero izquierdo recoge la bola y la lanza hacia tercera, yo solo observo al coach de tercera quien me indica que debía lanzarme hacia la tercera base lo cual hago lanzándome de cabeza de forma aparatosa logrando llegar a salvo a la almohadilla, el juego se había empatado, al levantarme sobre la almohadilla siento una molestia en mi hombro derecho en ese momento mi compañero conecta la bola logrando sacarla de Home Run dándonos la victoria del juego, quizás de la emoción no le preste tanta atención al dolor.

Ya estando en el camerino mientras me iba a duchar observo una deformidad a nivel de la clavícula derecha que dolía muchísimo con tan solo tocar, ya no podía mover casi el brazo, entonces lo tuve que notificar y me trajeron a este hospital.
Yo siendo el médico, no podía creer la perfecta narración que me acaba de contar, podía imaginarme como fue la causa de su lesión con lujos y detalles de verdad que me puso a volar la imaginación, yo muy sorprendido logro decirle:

• Wuaooo!!!, de verdad que ese juego estuvo genial
• Lastimosamente ¡tienes una lesión!
• Así que anda a realizarte esta radiografía y después te hago otra evaluación.

Al regresar de radiología me entrega con una mirada triste la radiografía, donde se podía apreciar fácilmente una fractura de su clavícula derecha, era una fractura de un trazo simple, por lo que logro mencionarle que no podrá jugar de nuevo béisbol por un tiempo, pero eso aun no era todo, también le mencione que la única y mejor solución era que había que realizar una operación para estabilizar la fractura con una placa y unos tornillos.

No le quedo más de otra que aceptar el procedimiento que le iba a realizar, yo pensando me puse a analizar, lo difícil que sería para un atleta esta situación, de verdad podía dame cuenta de que todo lo que me dijo era verdad ya que lo que dijo lo hizo con mucha pasión y en su cara se notaba una tristeza enorme por no poder jugar.

Unas horas más tarde fue llevado al quirófano donde lo íbamos a operar, a pesar de ser un hombre de 28 años, se podía notar que los nervios no los podría controlar, temblaba como una gelatina y estaba tan frio como el mismo hielo, realmente era su primera operación, por lo cual ese miedo se considera normal.

Ya estando anestesiado me dispongo a operar, la cirugía solo duro una hora y la reducción de la fractura quedo genial, lo cual me lleno de satisfacción cuando pude observar en el monitor del intensificador de imagen como había quedado la placa y los tornillos que acababa de colocar, me quito los guantes espero que lo despierten y doy la orden para que lo lleven a su habitación, ya estando en su habitación, yo como de costumbre me acerco para ver unas horas más tarde la evolución de la cirugía, resulta ser que no tenía ni dolor y estaba viendo un juego de beisbol en su televisor, no era cualquier juego era un clásico del beisbol, juagaban los “Yankees de New York contra Red Sox de Boston”, por lo cual me senté en un mueble y me puse a disfrutar de un juego espectacular, el realizaba comentarios de ese juego en particular, diciéndome los detalles que se podían apreciar, ya al finalizar el juego él me dice:

• Doctor las gracias le tengo que dar, le voy a regalar una gorra de mi equipo que quedo campeón.

Yo de verdad no supe que decir ante esa situación, terminé yo dando las gracias, pero con mucha emoción, pues, nadie me había dado un detalle de ese tipo después de una operación.

” Siempre hay que hacer las cosas de la mejor manera, cuando uno hace las cosas de corazón y sin esperar ninguna recompensa, recuerda que arriba hay un dios que te agradece tu acción”