La Brecha (relato original-segunda parte) Una Voz del Pasado.

risckylu (63)in #spanish • 6 years ago (edited)

"Tantas memorias contenidas en un solo lugar, tantos recuerdos de voces tenues y distantes retumbando en mi cabeza, nunca creí volver a escuchar esas voces tan vividas y claras de nuevo" Palabras de un anciano hablando por teléfono con el pasado

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Contuve la respiración mientras presenciaba en absoluto silencio el interior del baúl, en mi mente desfilaban cientos de recuerdos del pasado como fotogramas de películas de antaño; jamás creí volver a ver todas esas cosas que yacían dentro del baúl. Lo primero que llamó mi atención fue el sombrero favorito de mi abuelo que se encontraba en plena superficie, junto debajo de sombrero estaba su suéter favorito, era un suéter tejido de lana marrón con soles negros; creí que se había perdido junto con las cosas que mis tíos le robaron al viejo en sus últimos años de vida. No pasaron ni dos segundos cuando me dispuse a colocarme las prendas de mi viejo, justo debajo del suéter estaba la pipa de tabaco de mi padre y un reloj de bolsillo de bronce que me regaló cuando me fui de casa y que creí haber extraviado.

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Hice una pausa para una taza de café adicional junto con otro cigarrillo, mientras le quitaba el polvo y suciedad al reloj, estaba casi inmaculado como si el tiempo no lo hubiera hecho menguar. Recordé en ese momento los últimos instantes de la relación entre mi padre y yo, que no fue muy buena; comencé a preguntarme qué pensaría de mí si pudiera verme. Guardé el reloj en el bolsillo y me dispuse a seguir revisando el contenido del baúl; seguí buscando y encontré algunos vestidos de mi abuela, su joyero, algunas corbatas que mi abuelo me regaló hace años, una vieja pelota de béisbol que perteneció a un amigo, un collar de hueso que solía usar de vez en cuando, una ya muy antigua PlayStation 1 y unos álbumes de fotos viejas en donde no reconocí las rostros de nadie. Sentí un remolino de nostalgia y extrañé todas esas cosas que estaban dentro del baúl, eran como los tesoros de una época donde fui feliz y nunca lo supe o más bien nunca aprecié y que poco a poco iba olvidando con el tiempo; quizás a todos los viejos nos invade esta sensación de vez en cuando.

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Terminaba de explorar los últimos cachivaches del baúl cuando encontré algo que llamó poderosamente mi atención, mi primer teléfono celular y la libreta donde mis abuelos y yo anotábamos los números telefónicos de nuestros conocidos. Investigando mi primer celular me di cuenta que sorprendentemente aun funcionaba, estaba totalmente vacío, sin mensajes ni llamadas enviadas o realizadas pero lograba encender; fue una sorpresa porque no pensé que pudiera tener una vida útil tan extensa. Me dispuse a revisar la libreta vieja que alguna vez funcionó en mi casa de la niñez como directorio telefónico y respaldo de todos los números para contactar a nuestros allegados; estaban ahí los nombres de todos mis tíos, los pocos que conocí y de los que solo escuché hablar, mis primos, amigos de mi padre y abuelos, amigos de mi infancia, viejos amores y algunos otros números de conocidos y desconocidos, me asombraba que una libreta tan pequeña pudiera albergar las huellas de tantas memorias que alguna vez existieron.

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Al día siguiente volví a llegar temprano a casa, igual que ayer; preparé café, escondí un cigarrillo y presencié la puesta del sol desde la comodidad de mi balcón; cuando ya se había hecho de noche me dispuse a darle un vistazo a la libreta como si leyera las páginas de un diario antiguo. Había un numero que destaca por sobre todos en ese momento y me invadió la curiosidad, en mi ociosidad de anciano aburrido seleccioné el número de la casa donde pasé los primeros años de aquella niñez, tomé mi viejo teléfono celular y marqué el número, me llevé una gran sorpresa al descubrir que el celular en cuestión tenia saldo para llamar, no albergaba esperanzas en que siguiera para cumplir ese propósito; aunque tampoco esperaba que el número de mi antigua casa estuviera vigente después de tantos años, creo que fue la nostalgia y el anhelo del pasado lo que me llevó a efectuar tal absurda acción; sin embargo escuché el primer repiqueteo de la llamada y mi cuerpo se quedó paralizado, luego escuché un segundo repiqueteo y pensé “¿Sera acaso esto posible? “No hubo un tercer repiqueteo, alguien del otro lado contestó mi llamada, la piel se me erizo y mis manos comenzaron a temblar, se formó un nudo en mi garganta cuando la otra persona respondió pues reconocí inmediatamente su voz y de quien se trataba, era una de esas voces del pasado que jamás pensé en volver a oír nunca mas.