El orden de la ciencia desde la perspectiva de David Bohm

in #spanish6 years ago (edited)

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Apreciaciones Iniciales



El ser humano históricamente ha estado interesado en comprender el mundo que lo rodea, cómo se comporta, como se dan los procesos que han permitido la evolución del mundo y la humanidad. Desde este interés, han sido básicamente muy precisas las vías científicas y filosóficas que ha tomado para completar esa tarea, la primera de origen platónico, y que posteriormente a partir del siglo de las luces se conocería como Racionalismo y la segunda de tendencia aristotélica que a partir del período citado sería denominada Empirismo. Estas dos posturas en mi consideración extremas (sin lograr percibir la complementariedad de las mismas una de la otra) ha marcado el devenir de la ciencia hasta la actualidad, claro está esto no niega los valiosos aportes Kantianos por tratar de poner de manifiesto un acercamiento entre ambas con una postura diferente conocida como Criticismo.

En este ensayo a partir de los aportes de David Bohm en su libro Totalidad y Orden Implicado se estudiarán los aspectos que caracterizan lo que en particular el llama Orden de la Ciencia y las implicaciones que él alega tienen en la forma en que las personas ven el mundo circundante.

En torno a la Fragmentación y Totalidad



Para Bohm (1998) los científicos se plantean teorías (contemplación mundo y no una forma de conocimiento del mismo) que eventualmente dan explicación de los fenómenos del entorno hasta que surgen nuevas preguntas sobre el mismo y da pie al planteamiento de nuevas teorías. Este afirma que la nueva teoría no necesariamente invalida la anterior sino que la última se genera para explicar cosas que en la anterior no se habían considerado. Estos cuestionamientos emergentes se dan a partir de formas de observación diferentes en cuyo caso afirma que en el planteamiento de estas formas de ver el mundo, el mismo debería ser considerado como un todo.

En este orden de ideas Bohm (ob cit) afirma que al no concebir el mundo como un todo se corre el riesgo de comprenderlo de manera fragmentaria, visión desde la cual se observa y por ende las respuestas que se consigan tendrán esa misma tendencia. En adición señala que es necesario ver una realidad única tratando de tener diferentes modos de pensar en lugar de forzar una integración o unificación que nos conlleve nuevamente a otro fragmento. Asimismo refuta que debe vencerse la visión atomista de ver el observador y lo observado de forma separada, en su lugar comprender que ambos forman parte de una realidad que no puede ser separada o dividida, la realidad total no puede ser analizada, en tanto que la misma representa un todo continuo hecho en el que coinciden la Teoría de la Relatividad y la Teoría Cuántica.

En este sentido Bohm (ob cit) sostiene que

Hay un flujo universal que no se puede definir explícitamente, pero que se puede conocer sólo de forma implícita, como lo indican sus formas y estructuras explícitamente definibles, unas estables y otras inestables, que pueden ser abstraídas del flujo universal. En este flujo, la mente y la materia no son sustancias separadas, sino que son más bien aspectos diferentes de un movimiento único y continuo. (p. 12).

Esta afirmación, la cual tiene asidero y soporte en teorías propias de la Física Moderna, genera gran impacto a las formas tradicionales o mecanicistas de la ciencia defendidas desde la visión matemática por Descartes (considerado el padre del Racionalismo) y desde la postura empirista de Newton (padre de la Física Clásica). Al respecto el autor parece tener acercamiento con los soportes teóricos de Física Moderna, no porque ésta se contraponga a la anterior sino porque ven al mundo más allá de los fragmentos.

Por otro lado Bohm (ob cit) llama la atención de este sentido fragmentario de la realidad, en virtud de que considera que tanto explícita como implícitamente ha sido auspiciado a lo largo de la historia, a tal punto de que se ha manteniendo en relieve esta forma de educar y hacer ciencia, lo que convierte al mundo en ladrillos atómicos necesariamente separados entre sí. En su opinión este modo está tan arraigado en la psique humana que todo nuestro accionar cotidiano, incluso nuestro lenguaje está impregnado de ideas fragmentarias. Ejemplifica diciendo que la misma idea de crear grupos en la sociedad reafirma esa necesidad inconsciente de separación o división, hecho que considera va contra la naturaleza en la cual todo está en conexión, inseparable, y por tanto, no puede haber logros en estos intentos de funcionalidad separatistas.

Dada estas aclaratorias, Bohm (ob cit) genera una primera conclusión indicando que ante los intentos de hacer teorías, las misma deben considerar una visión diferente, de totalidad en la cual éstas no se consideren “descripciones de la realidad tal como es” sino por el contrario, representen formas siempre cambiantes de observar una realidad implícita y no la descripción de la totalidad.

En torno a la idea de fragmentación, éste advierte de la forma como nuestra mente está invadida por esta visión lo cual representa una arraigo inconsciente, a tal punto que en el camino en el que se busca erradicar esta forma de pensar, por los hábitos ya preconcebidos, se da una tendencia natural a seguir fragmentando lo cual es un riesgo y un engaño.



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Orden de la Ciencia



En relación a este aspecto se infiere de lo afirmado por Bohm (ob cit) que el orden tiene que ver con esos hilos invisibles que conectan los elementos percibidos de la realidad de acuerdo a la forma con la cual ésta es observada, al respecto distingue un orden explícito propio de la ciencia mecanicista en la cual todo es precisado, analizado, determinado, puesto en relieve, a la vista, de lo contrario no es considerado, el orden en esta visión se desprende de la realidad (atomista) la cual pretende ser explicada en su totalidad y no obstante solo se analiza la funcionalidad de los fragmentos. Por otro lado, sugiere un orden implícito, un orden en medio del desorden que implica la totalidad, un “orden de un grado indefinidamente alto”, el cual no necesariamente está relacionado con la predicibilidad.

A la par del orden, destaca el de medida considerado por Bohm (ob cit) como el “límite de las cualidades o de los órdenes de movimiento y comportamiento”. En este sentido, orden y medida caracterizan y generan una estructura, por lo que un nuevo orden y medida conllevan a la creación de nuevas estructuras. En la Física Clásica, el orden y la medida son euclidianos, en ella las leyes son deterministas y causales (orden y medida rectilíneo). La Relatividad por su parte, introduce nuevas nociones de referentes al orden y la medida del tiempo, dejando de ser considerados absolutos, volviéndose relativos respecto a la velocidad de un sistema de coordenadas.

La relatividad del tiempo se considera la característica más resaltante de la teoría de Einstein. Estas nuevas visiones de orden y medida de tiempo generan significativos cambios en el lenguaje. Bohm (ob cit) asegura que Einstein considera el universo “como una totalidad no dividida ni fragmentada” lo cual representa “el orden de la totalidad no dividida” (orden y medida curvilíneos).

Por otro lado, en relación a la Teoría Cuántica, Bohm (ob cit) sugiere que destacan 4 características que conllevan a un nuevo orden y medida:

  • Indivisibilidad del cuanto en acción.
  • Dualidad onda-partícula de las propiedades de la materia.
  • Propiedades de la materia como potencialidades reveladas estadísticamente.
  • Correlaciones no causales.

El contexto del cuanto demanda una descripción en la cual no se puede separar el objeto del instrumento de observación. En este sentido Bohm (ob cit) “la forma de las condiciones del experimento y el significado de los resultados experimentales deben formar una totalidad en la que no es relevante el análisis en elementos que existen autónomamente”. Esto sugiere un nuevo orden el cual se deja de lado la visión de analizar el mundo en partes separadas sin notar la natural interconexión existente entre ellas, como un continuo.

Quizás es muy probable que en las comunidades científicas, estas aseveraciones señaladas por Bohm son de dominio generalizados, no obstante, él mismo sugiere que aún seguimos conviviendo con un orden antiguo en el pensamiento, lenguaje y modos de observar el mundo, por lo cual invita a percibir el nuevo orden.

Consideraciones Finales



Ante los aspectos señalados en la obra de David Bohm, Totalidad y Orden Implicado, es propicio indicar algunas consideraciones reflexivas, en principio, en el ámbito de la investigación educativa como se ha dado hasta el momento, resulta incomprensible pensar que haya tal resistencia de saltar del orden antiguo de la ciencia al nuevo orden (orden de la totalidad no dividida), esto podría deberse a lo que éste plantea: el orden antiguo (mecanicista) está muy arraigado en nuestra psique, lenguaje y modo de estudiar el mundo, en tanto que en esa forma de hacer ciencia fuimos educados. En este sentido el desaprender para volver a aprender a mirar con nuevos ojos pareciera ser una tarea de mucha dificultad.

Por otro lado, considero necesario en el ámbito universitario, específicamente, en el sector que forma educadores para un país diferente pensar y repensar muy bien cómo se están dando los procesos, ya que como sugiere Einstein no se puede esperar resultados diferentes si seguimos actuando del mismo modo, esto es, en nuestro contexto, no podemos pensar que vamos a generar cambios y transformaciones significativas en nuestro país si los procesos de formación siguen arraigados al pasado, a un modo fragmentado de ver las cosas.

La Educación es un contexto de seres humanos, individuos, sujetos, en este sentido, valdría la pena revisar y si se quiere transformar la forma como se hace ciencia en nuestro ámbito, pero sobre todo, la manera como se educa para hacer ciencia, si de verdad queremos superar y dejar en el pasado la visión fragmentaria en contraposición con lo que debería ser la nueva visión: La del Orden de la Totalidad no separada ni dividida.

”Supongamos que hemos sido capaces de compartir significados libremente sin necesidad compulsiva de imponer nuestro punto de vista o corresponder a los de los demás y sin distorsión y auto-engaño. ¿Esto no constituye una verdadera revolución en la cultura?” - David Bohm

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Referencia
Bohm, D. (1998). La Totalidad y El Orden Implicado. Buenos Aires: Kairós.


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Fuente del Pensamiento


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Reflexiones sobre el vídeo “Un Cambio en la Educación”


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