Complementaré tu publicación citando a Erich Fromm:

El amor sólo es posible cuando dos personas se comunican entre sí desde el centro de sus existencias, por lo tanto, cuando cada una de ellas se experimenta a sí misma desde el centro de su existencia. Sólo en esa «experiencia central» está la realidad humana, sólo allí hay vida, sólo allí está la base del amor. Experimentado en esa forma, el amor es un desafío constante; no un lugar de reposo, sino un moverse, crecer, trabajar juntos; que haya armonía o conflicto, alegría o tristeza, es secundario con respecto al hecho fundamental de que dos seres se experimentan desde la esencia de su existencia, de que son el uno con el otro al ser uno consigo mismo y no al huir de sí mismos.

Me parece que lo planteado por Fromm en su libro El arte de amar, va de la mano con el argumento en cual se basa tu artículo. Quizás dicho de otra forma, pero al final, el mensaje es el mismo.

Por otra parte, he pasado por eso. Digamos que no ha sido una relación tóxica, sino una confusión surgida debido a las similitudes que tengo con dicha persona. Eso, sin saberlo, desencadenó una serie de sucesos que me llevaron a comprender lo errado que estaba. Por fortuna, de todo se aprende.

¡Saludos!