El jardín del Palacio da Pena

El Palacio da Pena se encuentra en Sintra –Portugal–, una hermosa ciudad muy cercana a Lisboa. La extensión y la frondosidad del jardín botánico que lo rodea, así como el tamaño de sus ejemplares, hace que parezca más bien flanqueado por un bosque cosmopolita. Podemos ver secuoyas grandiosas, helechos arborescentes y árboles traídos de todo el mundo que harían las delicias de cualquier botánico profesional o aficionado, así como recodos sombríos, pequeños puentes y estanques que inspirarían a cualquier artista.

Cuando llegué a Sintra con la idea de visitar este jardín, mi sorpresa fue magnífica. No se trataba de uno de esos bien recortados, con figuras modeladas en los arbustos o bordes rectilíneos en el césped, como cabría esperar de un jardín palaciego, sino de un inmenso vergel indomable que transportaba al visitante a diferentes continentes, según el rincón en el que se adentrara. Sus dimensiones y su aspecto un tanto asilvestrado le daban un aire fabuloso y novelesco, y su recorrido invitaba a la fantasía o al recogimiento, a la euforia o a la meditación, a medida que por él se avanzaba.

La contemplación de las vistas, cuando se culmina la ladera en que se ubica, es un momento de clímax que debe saborearse sin apresuramiento.

Invito a todo amante de la naturaleza y de las artes a transitar y explorar este perfecto ejemplo de simbiosis entre los elementos naturales y la labor humana, enclavado además en una sierra de tal verdor y exuberancia que ya merecería la visita por sí sola, al igual que la cercana ciudad de Sintra.

Finalmente, no quiero dejar de lado la edificación que se alza sobre grandes peñascos y que justifica este bello ornamento vegetal: el colorido Palacio da Pena, construido en el siglo XIX, cuyo eclecticismo arquitectónico le permite mostrarnos azulejos portugueses mezclados con elementos románticos, mudéjares, góticos o barrocos, que lo convierten en un monumento realmente exótico.