Casos de pérdida de audición. Juan, 13 años, hipoacusia neurosensorial bilateral severa. Campaña de prevención sobre Audición, Habla y Lenguaje. Post 9.

 ¡Buen día comunidad!  

Hoy escribiré sobre un caso al que llamaré “Juan”. Un joven de tan solo 13 años con una hipoacusia neurosensorial severa, bilateral y con compromiso de su discriminación- comprensión de la palabra hablada. 

Relato primero el contexto para que entiendan el caso plenamente. 

Trabajaba, unos 18 años atrás, en la capital de San Juan, en un centro privado de medicina laboral. Éramos un equipo de profesionales: médico clínico, médico otorrinolaringólogo, bioquímicos, radiólogos, kinesiólogos, psicólogos y yo en el área fonoaudiológica. 

Trabajábamos para empresas y para estudios para ingreso en los distintos niveles de educación.  Las empresas donde tienen niveles de ruidos altos ambientales nos contrataban para hacer las evaluaciones del personal, cada seis meses. Se los evaluaba en todas las áreas y realizábamos realmente un trabajo interdisciplinario ya que analizábamos los casos que daban resultados negativos para los pacientes.  Además de la medicina laboral hacíamos cartillas sanitarias. 

En Argentina hay una ley nacional donde los niños/as de jardín de cinco (preescolar),  1° grado de primaria, 7° de primaria, 1° año de secundaria y 1° año de universidad deben realizar la cartilla sanitaria para ser presentada ante las autoridades escolares para la inscripción en cada nivel que les mencione. Esta cartilla involucra estudios de las áreas: examen clínico (es el profesional de cabecera y organizador de resultados), otorrinolaringológico, análisis clínicos, radiológicos y fonoaudiológico (área audición). 

 Les relato todo esto para que se entienda, después, lo que hice en el caso de Juan. Teníamos en esos días, con los dos tipos de exámenes que hacíamos, mucho trabajo y la organización de turnos y recepción de pacientes estaba hecha por un grupo de secretarias. Las secretarias pasaban la planilla con los listados y hacían entrar a los pacientes. Siempre que eran menores, por supuesto, pasaban con sus padres. 

Antes de llegar al estudio de audición los pacientes eran atendidos por el otorrino y él mandaba por escrito el “apto” para que yo realizara la audiometría. Si éste examen, otorrinolaringológico, por algún motivo había dado mal, el paciente debía hacer el tratamiento indicado por el médico y regresar a un nuevo examen otorrinolaringológico hasta estar “apto” para el estudio audiológico. 

El caso de Juan en concreto: 

· Juan entra solo y la secretaria me refiere que su papá no había podido quedarse ya que era su horario de trabajo. El pasaría después para retirar la cartilla y saber cómo habían dado los estudios. 

· El certificado que me entrega Juan , del otorrinolaringólogo, decía “apto”.

· Comienzo el estudio, como se dice en la jerga profesional, a ciegas, ya que no tenía un familiar que me respondiera una serie de preguntas de historia clínica sobre antecedentes ontológicos  que hacía antes de cada estudio. Al no estar su padre le hago a Juan algunas de las preguntas que me podía responder y las que son significativas para este caso en particular fueron:  

•  ¿Usas auriculares para escuchar música en aparatos de audio o con tu teléfono (lo tenía con él)? Juan me responde que “NO”.  
•  ¿Cómo te va en la escuela? Juan responde que no le va bien. Saca bajas notas y habla sobre sus dificultades en el aprendizaje. Todo le cuesta. En resumen, no le gusta la escuela. 
• ¿Has repetido algún año? Si, dos. (Juan tenía 13 por cumplir catorce. La edad promedio de los niños/as de 7° grados era de 11 años.)

 · Comienzo el estudio y ante el resultado impactante que obtengo: hipoacusia neurosensorial bilateral severa (algunos tonos agudos recién obtenía el umbral mínimo de audición con 70 y 80 dB de intensidad) decido reenviarlo al otorrinolaringólogo y citarlo por segunda vez para reevaluar, en otro momento, su audición. Este es un caso que trabajamos interdisciplinariamente ya que tanto el otorrino como yo no entendíamos que estaba pasando.  

· La reevaluación del otorrinolaringólogo da nuevamente “apto”. No había lesión orgánica ni enfermedad en curso en su examen. El estudio de audición da exactamente igual. Hago otro estudio complementario: logo audiometría. Este estudio confirma la audiometría y muestra que Juan tenía muy afectada la discriminación auditiva. Él tenía seriamente afectada la comprensión de las palabras cuando le hablaban.  Es importante aclarar que ante resultados como estos prefería reevaluar al paciente, en búsqueda de objetividad en mi trabajo, sin hablar primero con los padres. Cuando un padre refiere una u otra característica de antecedentes otológicos del paciente, a mi criterio, uno condiciona su búsqueda según la zona que es afectada por tal o cual patología. 

· Con los resultados obtenidos hago pasar al papá de Juan. Comienzo una historia clínica exhaustiva desde el nacimiento. No había ningún antecedente significativo. Llego a las preguntas sobre el uso de auriculares (Juan había respondido que no usaba) y su papá, muy enojado, cuenta que no había forma de hacerle entender que no usara auriculares para escuchar música. Refiere que hasta se los habían escondido pero él los encontraba y “DORMÍA” toda la noche con ellos puestos. Además cuenta que colocaba tan fuerte la música que parado a su lado uno podía escucharla.  

· ¡HABÍAMOS ENCONTRADO LA CAUSA DE LA IMPACTANTE PERDIDA DE AUDICIÓN DE JUAN!  

·  ¡HABÍAMOS ENCONTRADO LA CAUSA DE SUS TRASTORNOS DE APRENDIZAJE Y REPITENCIAS! 

· Ante todo esto hice llamar al médico otorrino e informamos a su papá el daño IRREPARABLE que habíamos encontrado en su audición y en la comprensión-discriminación del lenguaje.  Le aconsejamos comenzar estudios para selección de audífonos ya que debía ser equipado biauralmente.  

Enseñanza del caso de Juan. 

Debo contar esto. Durante la sesión donde informamos el resultado de los estudios Juan y su papá lloraron desconsoladamente. Juan pedía perdón y su papá lo abrazaba y tomaba conciencia, dolorosamente, que debía de haber sido más estricto y claro en sus límites.  

Juan, a sus cortos trece años, se había convertido en un joven con discapacidad auditiva irreversible por el uso de auriculares.  

Un NO rotundo de sus padres, a tiempo, lo hubieran salvado de transitar su vida bajo estas particulares condiciones. 

IMPORTANTE. 

EL OÍDO TIENE UN MECANISMO DE PROTECCIÓN, POR UN LEVE TIEMPO, ANTE SONIDOS MAYORES A 85 dB. YA LO COMENTÉ EN UN POST ANTERIOR. CUANDO ÉSTE MECANISMO ES SOBREPASADO Y EL OÍDO ES IMPACTADO POR SONIDOS MAYORES A ESA INTENSIDAD SUFRE, LA MAYORÍA DE LAS VECES,  UN DAÑO IRREPARABLE EN SU OÍDO INTERNO. 

¡NO… NO… NO… UNA Y MIL VECES NO AL USO DE AURICULARES!

Espero, de corazón, esto sirva.  

Será hasta el próximo post con un nuevo caso. 

Abrazo desde los Andes. 

@patry 

Flga. Patricia R. Cañedo 

MP 25  

Ministerio de Salud Pública.        

Créditos fotos:

https://sp.depositphotos.com/stock-photos/hombre-durmiendo-en-el-sof%C3%A1.html

https://www.audiohac.com/5-questions-to-ask-at-your-hearing-test/

http://prntexas.org/5-common-techniques-for-helping-struggling-students/

http://masaudio.cl/tipos-de-audifonos-para-sordera.php