Desde la muerte de su madre no había vuelto a escribir. Pasaba horas sentada frente al monitor; totalmente bloqueada y molesta, tenía unas inmensas ojeras producto de las noches en vela tratando de encontrar una idea que desarrollar o que le permitiera fluir ordenadamente las letras que se agolpaban y atropellaban en su mente. Comenzaba a aclarar; dejándose colar por la ventana algunos rayos de sol. Inesperadamente, una hermosa mariposa azul; de un azul intenso y brillante, con elegante y pausado aleteo se posó en el borde superior de la pantalla quedándose quieta; como si la mirara. No solo los rayos de sol habían entrado por su ventana; también esta inesperada visitante. Fijó su atención en aquella mariposa como si ambas intentaran comunicarse. Sacudió su cabeza; el cansancio la estaba haciendo pensar locuras y aquel gesto hizo que la mariposa alzara su vuelo…

Había decidido desde muy joven seguir los pasos de su madre, una reconocida y respetada escritora y poeta; se preparó y se adentró en el mundo de las letras; siendo autora de dos novelas con gran acogida, buenas críticas y altas ventas que le habían dado prestigio entre el círculo de escritores de su país. Sin embargo, desde el fallecimiento de su madre cargaba con temores y exigencias que no le permitían avanzar en sus escritos; sentía la obligación de no defraudar ni dañar “su herencia” literaria. Entre ambas siempre existió una relación especial, aunque las dos se dedicaban a escribir, sus estilos eran completamente diferentes y con frecuencia se hacían críticas mutuas acerca de sus trabajos, siempre desde el respeto y la admiración. Peo después de la inesperada muerte de su progenitora habían renacido inseguridades y conflictos internos acerca de qué y cómo escribir; no deseaba que se perdiera el legado de quien la había inspirado y motivado a seguir el sendero de la poesía y la narrativa, pero no sabía cómo darle continuidad sin perder su identidad como escritora.

Pasó días intentando escribir sin lograr nada en concreto; por toda la casa se veían papeles arrugados, libretas con tachones, libros abiertos, un caos total. Bajó a la sala y se lanzó sobre el sofá tratando de calmarse y encontrar alguna solución a sus inquietudes para así poder avanzar; necesitaba escribir… En eso pensaba cuando frente a ella vio nuevamente revolotear a aquella mariposa azul:

¿Sería la misma de esta mañana?
¿De dónde habría salido?

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Observó su recorrido y la vio detenerse sobre un libro de la estantería, se levantó y al acercarse, la mariposa se perdió de vista; tomó aquel libraco viejo cayendo al suelo una hoja de papel amarillenta y enseguida reconoció aquella elegante caligrafía, era la letra de su madre. Curiosa y ansiosa se dispuso a leer:

𝓐 𝓶𝓲́ 𝓪𝓶𝓪𝓭𝓪 𝓱𝓲𝓳𝓪:

𝓔𝓼𝓹𝓮𝓻𝓸 𝓪𝓵𝓰𝓾́𝓷 𝓭𝓲́𝓪 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓪𝓼 𝓵𝓮𝓮𝓻 𝓮𝓼𝓽𝓪𝓼 𝓵𝓲́𝓷𝓮𝓪𝓼 𝔂 𝓻𝓮𝓬𝓾𝓮𝓻𝓭𝓮𝓼 𝓵𝓸 𝓺𝓾𝓮 𝓼𝓲𝓮𝓶𝓹𝓻𝓮 𝓽𝓮 𝓭𝓲𝓳𝓮: 𝓮𝓻𝓮𝓼 𝓾́𝓷𝓲𝓬𝓪, 𝓮𝓼𝓹𝓮𝓬𝓲𝓪𝓵 𝔂 𝓿𝓪𝓵𝓮𝓼 𝓹𝓸𝓻 𝓵𝓸 𝓺𝓾𝓮 𝓮𝓻𝓮𝓼 𝓬𝓸𝓶𝓸 𝓹𝓮𝓻𝓼𝓸𝓷𝓪 𝔂 𝓬𝓸𝓶𝓸 𝓹𝓻𝓸𝓯𝓮𝓼𝓲𝓸𝓷𝓪𝓵.

𝓔𝓼𝓽𝓸𝔂 𝓲𝓷𝓶𝓮𝓷𝓼𝓪𝓶𝓮𝓷𝓽𝓮 𝓸𝓻𝓰𝓾𝓵𝓵𝓸𝓼𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓸 𝓺𝓾𝓮 𝓱𝓪𝓼 𝓱𝓮𝓬𝓱𝓸 𝔂 𝓵𝓸𝓰𝓻𝓪𝓭𝓸, 𝓼𝓲𝓮́𝓷𝓽𝓮𝓽𝓮 𝓼𝓮𝓰𝓾𝓻𝓪 𝓭𝓮 𝓺𝓾𝓮 𝓽𝓸𝓭𝓸𝓼 𝓽𝓾𝓼 𝓵𝓸𝓰𝓻𝓸𝓼 𝓱𝓪𝓷 𝓼𝓲𝓭𝓸 𝓹𝓸𝓻 𝓶𝓮́𝓻𝓲𝓽𝓸 𝓹𝓻𝓸𝓹𝓲𝓸; 𝓮𝓻𝓮𝓼 𝓵𝓾𝔃 𝓺𝓾𝓮 𝓲𝓵𝓾𝓶𝓲𝓷𝓪 𝔂 𝓷𝓸 𝓵𝓪 𝓼𝓸𝓶𝓫𝓻𝓪 𝓭𝓮 𝓷𝓪𝓭𝓲𝓮…

𝓒𝓸𝓷𝓽𝓲𝓷𝓾́𝓪 𝓽𝓾 𝓬𝓪𝓶𝓲𝓷𝓸, 𝓷𝓸 𝓽𝓮 𝓭𝓮𝓼𝓿𝓲́𝓮𝓼 𝓷𝓾𝓷𝓬𝓪 𝓭𝓮 𝓮́𝓵, 𝓬𝓸𝓷𝓽𝓲𝓷𝓾𝓪 𝓬𝓸𝓷 𝓽𝓾 𝓿𝓲𝓭𝓪, 𝓮𝓼 𝓵𝓪 𝓶𝓮𝓳𝓸𝓻 𝓶𝓪𝓷𝓮𝓻𝓪 𝓮𝓷 𝓵𝓪 𝓺𝓾𝓮 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓮𝓼 𝓱𝓸𝓷𝓻𝓪𝓻𝓶𝓮 𝔂 𝓹𝓮𝓻𝓹𝓮𝓽𝓾𝓪𝓻 𝓶𝓲 𝓸𝓫𝓻𝓪, 𝓹𝓾𝓮𝓼 𝓶𝓲 𝓶𝓮𝓳𝓸𝓻 𝓸𝓫𝓻𝓪; 𝓶𝓲 𝓸𝓫𝓻𝓪 𝓶𝓪𝓮𝓼𝓽𝓻𝓪 𝔂 𝓶𝓪𝔂𝓸𝓻 𝓸𝓻𝓰𝓾𝓵𝓵𝓸 𝓼𝓲𝓮𝓶𝓹𝓻𝓮 𝓼𝓮𝓻𝓪́𝓼 𝓽𝓾́.

𝓗𝓪𝔃 𝓼𝓲𝓮𝓶𝓹𝓻𝓮 𝓵𝓸 𝓺𝓾𝓮 𝓭𝓲𝓬𝓽𝓮 𝓽𝓾 𝓬𝓸𝓻𝓪𝔃𝓸́𝓷, 𝓽𝓸𝓭𝓸 𝓵𝓸 𝓺𝓾𝓮 𝓭𝓮𝓼𝓮𝓮𝓼 𝓱𝓪𝓬𝓮𝓻 𝓸 𝓮𝓶𝓹𝓻𝓮𝓷𝓭𝓮𝓻 𝓱𝓪𝔃𝓵𝓸 𝓭𝓮𝓼𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓱𝓸𝓷𝓮𝓼𝓽𝓲𝓭𝓪𝓭. 𝓡𝓮𝓬𝓾𝓮𝓻𝓭𝓪 𝓼𝓲𝓮𝓶𝓹𝓻𝓮 𝓶𝓲𝓼 𝓬𝓸𝓷𝓼𝓮𝓳𝓸𝓼, 𝓷𝓾𝓮𝓼𝓽𝓻𝓪𝓼 𝓬𝓸𝓷𝓿𝓮𝓻𝓼𝓪𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼, 𝓵𝓸𝓼 𝓶𝓸𝓶𝓮𝓷𝓽𝓸𝓼 𝓬𝓸𝓶𝓹𝓪𝓻𝓽𝓲𝓭𝓸𝓼 𝔂 𝓿𝓲𝓿𝓲𝓭𝓸𝓼 𝔂 𝓮𝓷𝓬𝓸𝓷𝓽𝓻𝓪𝓻𝓪𝓼 𝓵𝓪𝓼 𝓻𝓮𝓼𝓹𝓾𝓮𝓼𝓽𝓪𝓼 𝓪 𝓶𝓾𝓬𝓱𝓪𝓼 𝓭𝓾𝓭𝓪𝓼. 𝓢𝓲𝓮𝓶𝓹𝓻𝓮 𝓮𝓼𝓽𝓪𝓻𝓮́ 𝓳𝓾𝓷𝓽𝓸 𝓪 𝓽𝓲, 𝔂 𝓽𝓾́ 𝓵𝓸 𝓼𝓪𝓫𝓻𝓪́𝓼 𝔂 𝓵𝓸 𝓼𝓮𝓷𝓽𝓲𝓻𝓪́𝓼…

¡𝓔𝓶𝓹𝓻𝓮𝓷𝓭𝓮 𝓽𝓾 𝓿𝓾𝓮𝓵𝓸!

𝓣𝓮 𝓪𝓶𝓸 𝓲𝓷𝓶𝓮𝓷𝓼𝓪𝓶𝓮𝓷𝓽𝓮…

Sentada en el piso con lágrimas en los ojos y sintiendo la presencia amorosa de su madre, se reencontró con ella misma. Gracias a ese hermoso descubrimiento se zafó de las sombras que la atrapaban y logró escribir a plenitud, sin remordimientos, dando rienda suelta a su prosa. En ese momento nació “El vuelo de la Mariposa” una novela mágica que narra la historia de amor y complicidad entre madre e hija, y como ésta se perpetua en el tiempo venciendo a la muerte…