La llamada. Relato de terror. Parte segunda.

in #spanish7 years ago (edited)


  Si no has leído la primera parte:

 La llamada. Relato de terror. Parte primera

II 

Transcurrió una semana, y en todos sus días, el teléfono sonaba a la misma hora. Como quiera que esa circunstancia era conocida por Gonzalo, lo descolgaba todas las noches, para poder dormir con tranquilidad. Pero, aunque el teléfono no sonara, justo a esa hora, la temperatura bajaba algunos grados, alguna puerta se cerraba y la luz del cuarto de baño o de la cocina se apagaba o se encendía. Así que, cada día, antes de las seis cincuenta y cinco, ya estaba despierto, preparándose para ir a trabajar.

El sábado siguiente, Lucía lo llamó para decirle que ella y su amigo Eloy, estarían en su casa esa misma tarde.

Lucía había puesto en antecedentes al parasicólogo, que llegó con una serie de aparatos que le iban a ser necesarios para dar una opinión certera sobre lo que le estaba ocurriendo al amigo de Lucía.

Esa misma tarde, después de las debidas presentaciones, Eloy comenzó a colocar todos los aparatos en la habitación. Conectó el teléfono a la grabadora, colocó, en un lugar visible, el termómetro digital e instaló una cámara preparada para la visión nocturna.

Después de unos minutos dijo:

—Esto está listo, ahora a esperar a los acontecimientos.

—Para los acontecimientos, hay que esperar hasta la madrugada, así que propongo, que nos vayamos a cenar algo tranquilamente, pasar la noche hablando, pongamos el despertador a la seis y media y luego desayunar, que, para estos temas, mejor tener el estómago lleno —dijo Gonzalo.

—Me parece una idea perfecta. —comentó Lucía mientras recogía sus cosas para ir a cenar.

El despertador del teléfono móvil de Eloy fue quien los despertó. Al cabo de unos momentos, todos estaban sentados en la mesa, tomando el pequeño desayuno que les había preparado Gonzalo.

Justo a las 6.50, Eloy sintió un ligero escalofrío, les hizo una señal para que miraran el termómetro digital, que estaba empezando a bajar muy rápidamente, al tiempo que dejaba el último trozo de sándwich sobre la mesa, dirigirse hacia la grabadora para ponerla en funcionamiento y comprobar que la cámara seguía encendida.

—Empieza la fiesta —dijo entusiasmado.

Gonzalo no quitaba ojo del termómetro, cuyos dígitos caían en caída libre, hasta que el timbre comenzó a sonar en toda la casa. Eran las 6.55.

La grabadora comenzó a grabar a partir del segundo tono y al sexto, saltó el contestador automático y aquella voz quebrada, retumbó en la habitación de Gonzalo.

—¡Mis hijos, mis hijos! ¡Se queman mis hijos! ¡Qué alguien me ayude! ¡Por favor!

El silencio cubrió cada rincón de la casa. Gonzalo, miró a su amiga que se había quedado helada en el sillón, con las rodillas pegadas al pecho y Eloy no dejaba de tomar notas.

—Al cabo de un momento, el parasicólogo comentó:

—Impresionante, hacía mucho tiempo que no oía uno de estos con tanta claridad.

—Más que impresionante es acojonante. Estoy que me cago por las patas «pa ´bajo» —dijo Lucía.

—Estoy convencido que tendremos alguna sorpresa en la cámara. Un espíritu con tanta fuerza nunca viene solo, seguro que ha dejado alguna impresión.

—¿Pero por qué me persigue? -preguntó Gonzalo.

— No te persigue, amigo. Yo creo que te está pidiendo ayuda a gritos.

—¿Y podemos ayudarla?

—Sí que podemos, pero antes tenemos que investigar un poco, que le pasó y a partir de ahí, buscar a la persona adecuada para este tipo de casos.

— ¿Hay personas que la pueden ayudar?

— Sí que las hay. Por alguna razón esta mujer se ha quedado en un limbo del que no puede salir y necesita un empujoncito para buscar su camino.

—¿Cuándo empezamos? —preguntó Gonzalo.

—Por lo pronto, tenemos que ir a esa estación, investigar que ocurrió allí. Seguro que las gentes del pueblo conocen la historia y a partir de ahí, buscar a un médium que nos ayude. No será fácil, pero siempre hay gente que está dispuesta. No todos los días asistimos a acontecimientos como este.

—Pues no perdamos más tiempo y pongámonos en camino, tenemos por delante un excelente día de domingo -dijo Gonzalo con determinación.

—De acuerdo, pero déjame una hora para hacer el informe de la sesión.

—Lucía ¿Tú qué? ¿Te vienes?

—Claro, no me pierdo esto ni por todo el oro del mundo.

Se pusieron en camino hacia el pueblo donde había ocurrido el incidente.

Durante el trayecto, Eloy les comentó, que, en toda su experiencia en el mundo paranormal, era la primera vez que se encontraba con un fenómeno tan claro como este, ya que en la mayoría de los casos que había investigado, las transferencias entre el mundo real y el paranormal eran muy difusas, pero este, tenía todos los elementos para ser un caso excepcional.

Al llegar al pueblo, Eloy tomó las riendas de la investigación, poniendo sobre el tapete, toda su experiencia en los trabajos de campo. Sin perder mucho tiempo, localizaron el parque de bomberos de la localidad, porque argumentó, que, al estar el caso relacionado con un incendio, los bomberos tendrían una relación de partes de incendios, producidos en la localidad en los últimos años.

Cuando llegaron a la estación de bomberos, preguntaron por la persona al mando. Esperaron unos minutos, hasta que llegó el comandante, que les preguntó:

—¿En qué puedo ayudarles?

—Estamos investigando un incendio que ocurrió en esta localidad y en el que murieron varios niños.

—¿Un incendio con víctimas? Pues en esta localidad no lo creo, porque hace muchos años que no ocurre una tragedia como esa.

—¿Cuándo lleva usted trabajando en este parque?

—Ya van para treinta años y desde que estoy en servicio, nunca ha habido una muerte.

—¿Y antes?

—Pues no lo recuerdo. Es más, lo hubiera sabido. Sucesos como ese, no se olvidan tan fácilmente.

—Sí, está claro. ¿Conoce usted algún bombero retirado que esté vivo?

—Sí, el sargento Velásquez. Fue uno de los primeros bomberos de la ciudad. Tiene ochenta y pico años y estuvo en el parque de la estación, que se quemó en los años cuarenta del siglo pasado.

—¿Hubo un parque de bomberos en la estación?

—Sí, fue el primer parque que hubo. Se quemó en extrañas circunstancias. Según cuentan los informes, fue imposible apagar el fuego y algunos los bomberos sufrieron graves quemaduras.

—Muy interesante. ¿Dónde podemos encontrar al sargento Velásquez?

—Vive solo, a la salida del pueblo. Pregunten por él, todo el mundo lo conoce. Es todo un personaje.

—Gracias por toda la información, nos ha sido de mucha utilidad.

—De nada.


 Fuente de la imagen:  propia.


Sort:  

Excelente, la historia se pone cada vez mas interesante. Estos temas no son fáciles de escribir y el despliegue técnico que haces sobre los aparatos del parasicologo es increíble. Debes quitar el guión en esta frase ya que no corresponde a un dialogo. "—Al cabo de un momento, el parasicólogo comentó:"

Gracias, por tus palabras, el guión lo intentaré corregir cuando pueda.

Casualmente mi ultimo post va en esa onda de misterio y terror

No he tenido la oportunidad de leerlo, a ver si este fin de semana lo puedo hacer aunque lo tengo un poco complicado hasta el domingo.

Buena historia @moises-moran, buena narrativa en tercera persona, ayer publiqué en mi perfil el comienzo de una historia que espero que a todos les guste, me gusta mucho leer y escribir también y quiero hacer honor a ello :)

Saludos!!
P.D: Eres bienvenido a pasar a mi perfil si gustas leer el comienzo de la historia que publiqué ;)

Gracias, @luming, espero que la conclusión del relato te guste y cuando pueda me pasaré por tu blog. Saludos 👋👋

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