La carta del abrigo. Monólogo teatral.

in #spanish7 years ago (edited)

(En el salón de un piso de alquiler en el que hay dos sillones viejos situados en un extremo. Delante de los sillones hay una mesa de centro con una caja de pizzas abierta y vacía y una lata de refresco escachada. Frente a la mesa hay una pequeña televisión muy vieja. Junto a esta hay una cómoda con un espejo, en la que hay una fotografía de una pareja. Hay una ventana y debajo hay tres cajas con libros y ropa.
Marcelo entra en su casa con una bolsa en la mano, la deja en el suelo, se quita el abrigo y lo coloca en el perchero. Coge la bolsa y saca un abrigo que acaba de comprar. Se lo prueba y se mira en el espejo. Se lo quita y lo coloca en el perchero junto al otro. Coge la fotografía en la que está él junto con Carolina y se sienta en uno de los sillones. La observa durante unos instantes y la deposita junto a él. Saca su teléfono móvil del bolsillo y marca el teléfono de Carolina. Espera diez tonos y cuelga. Vuelve a marcar y Carolina contesta.)

MARCELO: Sí, ya sé que me dijiste que no te llamara más. Ya, ya, Caro. Vale, no te llamaré Caro. Es que es la costumbre. Son muchos años llamándote así y claro, se me va la bola. ¿Que qué quiero? Es que quería contarte una historia super extraña que me pasó hace unos días y hoy me he decidido a llamarte para contártela, porque me recordó lo que nos pasó a nosotros. ¿Que no te interesan mis historias? ¿Caro? ¿Oye?

(Se corta la comunicación. Marcelo se levanta, se dirige hacia la ventana y vuelve a marcar el número de Carolina. A los quince tonos ella contesta.)

MARCELO: Escúchame, Caro, no vuelvas a cortarme, por favor. ¿Que no te llame Caro? Vale, vale, no te llamaré más Caro. Ya sé que no quieres hablar conmigo. Sí, que sí, que lo nuestro se acabó, pero te ruego que me escuches unos minutos. Después no te molestaré más. Te lo prometo. Es que esta historia es increíble. Gracias. Te cuento. Hace tres días fui al rastro que hay entre Pérez Muñoz y La Naval, ¿sabes cuál es? Sí, sí, ese, en el que compraste aquel juego de tazas chinas. Fui porque necesitaba un abrigo, es que se está metiendo un frío de cojones. Vale, vale, voy al grano. Vi un abrigo que estaba impecable y a un buen precio. Lo compré, pero cuando llegué, encontré una carta en uno de sus bolsillos. La leí y ¡joder!, era de una tía que le pedía perdón a su novio por haberse acostado con su mejor amigo. ¿Te lo puedes creer? Me quedé flipando porque era lo mismo que nos pasó a nosotros pero al revés. ¿No dices nada? ¿Caro? ¿Sigues ahí?

(Carolina vuelve a cortar. Él se queda mirando a su teléfono móvil.)

MARCELO: (Gritando) ¡Mierda, mierda y más mierda!

(Se sienta en el sillón, vuelve marcar y su mujer contesta. )

MARCELO: ¿Que soy un cerdo asqueroso? ¿Que me importa una mierda tus sentimientos? Ya sé que no soy el centro del mundo, pero déjame terminar la historia. Me lo prometiste, ¿Caro? ¿Sigues ahí?

(Carolina corta la comunicación. Marcelo mira al teléfono buscando una explicación y vuelve a marcar.)

MARCELO: ¿Por qué has cortado? Ya sé que no quieres hablar conmigo, pero déjame que te la termine de contar; es una historia impresionante. ¿Me dejas terminarla, por favor? Gracias. El sobre tenía un nombre y una dirección. El tipo vivía cerca de La Puntilla. Pues para no cansarte, fui a la casa para entregarle la carta, pero no pude porque la madre me dijo que su hijo se había suicidado por un desengaño amoroso. Le dí la carta a la madre, la leyó y la rompió. ¿Que qué te quiero decir con eso? ¿Que si yo también me pienso suicidar? (Silencio) Si te digo la verdad, lo he pensado. Desde que nos separamos mi vida es un infierno. Soy un pollo sin cabeza. Mi vida no vale nada sin ti. Sabes que éramos la pareja perfecta. Éramos el uno para el otro. No, no, no empieces con lo de siempre. Sé que metí la pata hasta el tronco. Vale, que lo que metí fue otra cosa, como tú quieras, pero tú sabes perfectamente por qué pasó. No soy un cabrón. No era yo. Estaba borracho como una cuba y Martina lo sabía. Ya sé que no la quieres ver ni en pintura. Ella se aprovechó de mí. Ella es la culpable, llevaba años tirándome los tejos hasta que al final lo consiguió y sabía que esa era la única forma. Sí, sí, ya sé que es una puta y una zorra y que ya no es tu amiga, pero ahora lo importante es recuperar lo nuestro, eso es lo importante. Al leer esta carta me he dado cuenta de lo que he perdido, de lo que hemos perdido. Vale, soy yo el que ha perdido. Ya sé que soy el malo de la película. Sin embargo, no quiero que acabemos como esa pareja. (Silencio) Solo te pido una oportunidad, solo una. No puedes tirar por la borda toda una vida de amor por un desliz. Nosotros éramos felices. Lo ves. Lo has dicho. Éramos felices y podemos volver a serlo. Nos gustaba nuestra vida. No llores, amor, no llores. Sí, sé que te rompí el corazón y que te hice mucho daño. Daría mi vida por volver atrás y borrar el puto pasado. Pero no puedo. Solo te pido que me perdones. ¿Lo harás? (Silencio) El domingo es nuestro aniversario, quince años desde que nos conocimos. No lo has olvidado. Sabía que no. Ese puede ser el momento ideal para hacer las paces (Silencio) Ya sé que no puedes olvidar lo que pasó, pero podemos tomarnos un café esta noche, antes de que empieces el turno en el hospital. Solo un café. ¿Sí? ¿Qué me dices? (Silencio) ¡Que Sí! ¡Sí! ¡Dios existe! (Habla atropelladamente) Vale, vale, amor, no me hago ilusiones, ya sé que solo es un café, pero es un primer paso para volver a estar juntos. Te prometo que no te arrepentirás. Sabes que eres la única mujer de mi vida, siempre lo has sido y siempre lo serás. Sí, sí, vale, ya corto, nos vemos en quince minutos en la cafetería del hospital. Sí, claro, seré puntual.

(Marcelo sonríe satisfecho, deja el teléfono en el sillón, coge la fotografía y besa la cara de su mujer. Vuelve a coger el móvil, marca un número de teléfono y contestan al segundo tono.)

MARCELO: Hola, Martina. Se tragó la historia de la carta ¿Que si estoy contento? Sí, porque por fin podré ayudarte. Ella me dará el dinero. En el fondo es buena persona y sé que todavía me quiere. Que sí, no te preocupes, seguro que me lo dará. En un mes tendrás los tres mil euros para evitar el desahucio. Tenemos tres meses para resolver el problema y ya estamos en el buen camino. Vente esta noche, a eso de las doce. Esto hay que celebrarlo como Dios manda. Traete vino y algo de comer. Ya sabes lo que me gusta. Tú sí que eres la mujer de mi vida. Yo también te quiero. Entonces te veo esta noche. No llegues tarde, Cenicienta.

(Marcelo cuelga, se levanta, pone la fotografía en la cómoda, coge el abrigo que compró en el rastro, se lo pone y sale a la calle.)

Aquí la representación que se hizo del monólogo en Palacete Rodríguez Quegles de Las Palmas de Gran Canaria.

Sort:  

Me gustó muchísimo, @moises-moran. Te votaré en el post vinculado. El teatro me perece una de las formas escriturales de mayor dificultad para lograr tensión lingüística. Gracias por compartirlo.

Gracias, @adncabrera, por leerme y comentar. Saludos.

Good day @moises-moran I appreciate all the info and hard work thank you :) Followed

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