El primer cap con ilustración, ¡yey!... Gracias a Pibara por concederme los derechos de autor que me permiten postearla únicamente aquí en mi blog de Steemit, como pueden ver en este siguiente link.

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Capítulo 4

Capítulo 6

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Parte I

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5 Rachella

Amsterdam, June 7, 2035

— ¡Atrobe! Lo juro, ¡si vuelvo a ver una pantalla más de gorditos...!
Rachella hablaba consigo misma, como siempre hacía cuando las cosas no salían del todo como ella esperaba.
Mientras Rachella bajaba la pantalla oprimiendo el botón, su cara se comenzaba a ver reflejada en una matriz de caras regordetas.
— ¡Treinta y uno! Bueno, al menos estoy ahora en el top cien.
Además de su propia cara, la segunda pantalla, como la primera antes de ella, mostraba una matriz de mujeres africanas subsaharianas obesas que aparentaban estar saliendo de su adolescencia y entrando en sus veinte años.
— Bien, al menos su jodido género y etnia son correctos; ¡conjo!. Pudiera simplemente hackear el ranking, pero lo que en realidad necesito es acceso a la base de datos de delincuentes juveniles. ¡No! Nunca tendré acceso a ella. Necesito a alguien con una acreditación legal de alto nivel para poder re-entrenar el generador facial.
El trabajo de Rachella había sido el combinar una base de datos moderna de datos genéticos de amplio espectro con un modelado biométrico estocástico, o como ella le llamaba a sus patrocinadores legales: Reconocimiento facial basado en ADN. La idea era que los generadores faciales podrían ser entrenados para generar rasgos faciales estocásticos basados en un perfil de espectro genético amplio y que estos rasgos estocásticos podrían, entonces, ser usados para reconocer a los sospechosos en las grabaciones de vigilancia basándose puramente en el ADN.
— ¡No! No le voy a pedir nada a ese pendejo ¡De ninguna manera! ¡nunca más! Pero, ¿Quién más hay con la acreditación y las habilidades de modelado estocástico suficientes? ¡Maldición!
«Bien, sólo tendré que...
»¡Lage nek! ¿En qué estoy siquiera pensando? No voy a hackear la clasificación, Soy un científico, no un lamentable ingeniero residente.
Si pedírselo a ese idiota presuntuoso era la única manera que tenía de terminar correctamente su trabajo, no tenía otra alternativa más que hacerlo. «Aun así, ¡Aún no, no ahora!» pensó Rachella. No hasta que ella se asegurase por completo de que el inspector Meijer no le volvería a hacer una trastada como las que le hizo hacía varios años durante sus pasantías.
— ¡Maldito ladrón! —gritó al recordar al inspector.
Al final, pudo haber sido lo mejor, y sí que lo fue. Debido a que sus investigaciones sobre el blockchain habían comenzado una guerra mundial, no dándole a ella el crédito que merecía por haberse dado cuenta de aquella transacción; el descubrimiento que había sido la razón por la cual se llevó a cabo toda la investigación, para comenzar, había sido una jugada ingeniosa.
Rachella montó en cólera otra vez sólo por recordar la primera vez que atendió una de las charlas “TED” del inspector. Oh, como deseaba haber golpeado aquella cara regordeta e inexpresiva que tenía cuando se paró ahí a decirle al mundo cómo él había descubierto que el otrora olvidado Mt-gox se estaba moviendo en el blockchain de Bitcoins. Su sangre comenzaba a hervir de sólo pensar en aquello. ¡Una maldita charla “TED” en todos lados!
— Espera. Si pongo un punto de corte suficientemente alto en el modelo estocástico podría...
Mientras Rachella tecleabe frenéticamente en su teclado, su teléfono, que estaba junto al mismo, repicó. La cara de su tía Shirley, siempre sonriente, apareció en la pantalla de su teléfono.
— ¡Tía Shirley! Qué bien me cae saber de ti. ¿Cómo estás, tía querida?
— No muy bien, Rachella, no muy bien. Y sabes cuánto odio que me digas “tía querida”, me hace sentir vieja. ¿Por qué no me llamas ruman grandi; hermana mayor, como cuando éramos pequeñas?
»Sabes, Steve, tu padre, nunca ha sido bueno para escuchar. Siempre sermoneando, siempre olvidando que soy su hermana menor y no “una más”. En serio, necesito a una hermana con la cual poder hablar en este momento, Rachella.
A Rachella le tomó unos instantes el cambiar tanto mental como emocionalmente, tanto su mente como su corazón estaban trabajando y sobreexigiéndose. La llamada de Shirley, no, simplemente su voz le devolvió inmediatamente la perspectiva completa de la gloria que el inspector le había robado. Shirley lo sabía, sabía la historia completa, así como también le recordó con lo que había dicho que ciertamente ellas eran como hermanas. Ella sabía cómo su descubrimiento sobre el blockchain Mt-gox había conducido a la policía holandesa a descubrir un atraco de blockchain a gran escala. Cómo la investigación sobre el atraco a gran escala había revelado la existencia desde hacía tiempo de computación cuántica usada para poder desencriptar llaves públicas en tiempo real por el conglomerado PUPR. Ella entendió cómo la exposición pública del PUPR había desencadenado la guerra mundial; la misma que había matado al esposo de Shirley. Rachella recordó el sentimiento que había tenido, como si fuese la responsable de su muerte, como si ella misma hubiese matado al esposo de Shirley. Sentía que ella comenzó el efecto domino que desencadenaría una seria de eventos que guiarían eventualmente al esposo de Shirley a ser la primera víctima de la guerra.
Rachella recordó la vez en que le reveló a Shirley el rol que ella tenía en todo esto.
— Esa es una estúpida analogía de blancos, Rachella —había dicho ella—. Sabes perfectamente que así no es como se juega el domino. Tienes que volver a casa pronto, antes de que te vuelvas una makamba pretu. Él fue un héroe para nuestra gente, Rachella, y lo que hiciste te vuelve una heroína a mis ojos también. Demonios, por lo que a mí concierne deberían erigirte una estatua en Punda.
Rachella recordó que eso fue justamente lo que necesitaba oír en ese momento.
Fuera lo que fuese que había pensado su padre de sí mismo en términos de ser “El Padre de Familia”, no importa qué tan bien lo hizo o qué tan reconocido hubiese sido como ministro de la congregación de Metódicos local, en lo que respectaba a la familia, la tía Shirley siempre fue quien mantenía las cosas en orden y funcionando.
— ¿Qué sucede, Shirley? ¡Cuéntamelo todo, hermana mayor!
— Es acerca de Junior, Rachella, no ha vuelto a casa. La guerra acabó; nuestra guerra acabó. Los cobardes de Nueva Babilonia huyeron al espacio y sus traseros se están congelando en algún lugar cerca de Marte. La mayoría de los nuestros ha vuelto, pero no Junior.
Junior había sido casi un hijo propio para Rachella. Ella había sido su niñera por varios años cuando él aún era un niño, lo cual hizo que le tuviera un cariño enorme a pesar de siempre haber sido un poco bribón en ciertos aspectos, siempre lo ha sido y probablemente se mantendrá así; siempre encontraba la manera de meterse a sí mismo en algún problema.
— ¿Qué ha hecho ahora? Por favor, no me digas que dejó a alguna chica embarazada mientras estaba en Jamaica, ni que está en la cárcel por alguna broma que se salió de control.
— No, Rachella, el ingenuo quiere convertirse en un Agente. Ya aplicó para el entrenamiento, ¡Y fue aceptado! ¿Sabes lo alegres que estábamos de que habíamos ganado la guerra antes de que lo enviaran a luchar? Pero si termina su entrenamiento... Temo por la clase de cosas que le puedan encargar hacer, no tengo idea de que hacen los agentes ahora que la guerra acabo ¡Pero estoy segura de que es peligroso, más incluso que servir en el frente de batalla! Rachella ¿Qué podemos hacer?
— Creo que aún no hay razón para preocuparse, Shirley. Junior tiene la costumbre de meterse en todo tipo de problemas en la escuela, y estoy segura de que encontrará la manera de hacer lo mismo. Estoy segura de que cometerá alguna estupidez y lo echaran; te lo puedo asegurar.
— Espero que tengas razón, Rachella, con todo mi corazón. Desearía que hubiese alguna manera de poder sacarle esta idea estúpida de su cabezota, pero ya conoces a junior, siempre ha sido un chico muy terco.
— Te lo prometo, Shirley. Hablaré con el pequeño grandullón en cuanto tenga la oportunidad. Ya le envíe un mensaje urgente para poder comunicarnos. No te puedo prometer nada aún, más allá del hecho de que intentaré hacer que reconsidere la situación tanto como pueda.
— No creo que sirva de mucho, pero te agradezco por el esfuerzo. Estoy al borde del colapso, hermanita... Reza por él, Rachella, por que vuelva en sí antes de que tenga un final trágico.
— Lo haré, tía, y hablaré con él. No des las cosas por sentado aún, mantente positiva y fuerte ¿Sí?
— Lo haré, Rachella. Estoy tan contenta de haber podido hablar contigo, muy contenta...

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Capítulo 4

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