Los Chakras: ¿Qué son?

La palabra “chakra” proviene del sánscrito “tsschakra”, que se traduce al español como “rueda” o “disco”. De acuerdo a la tradición india, en nuestros cuerpos poseemos siete puntos focales de energía inmensurable denominados chakras, a través de los cuales se conectan nuestro cuerpo físico y nuestro cuerpo sutil o espiritual.

Según la práctica espiritual del occidente asiático, es necesario que los chakras se mantengan balanceados para así evitar padecimientos físicos y emocionales. Si uno de nuestros chakras se encuentra muy abierto o muy cerrado, nuestra salud se verá afectada, y es por esto que debemos aprender a sentir y equilibrar estos centros energéticos en nuestros cuerpos.

Estos siete puntos se encuentran distribuidos desde la base de nuestra columna hasta la coronilla, cada uno posee un nombre, un color, una frecuencia vibracional, un significado, y un propósito especial.

1. Muladhara: "Raíz de soporte"

Simbolizado por el color rojo y una flor de loto de cuatro pétalos, el primer chakra lo encontramos en la base de nuestra columna vertebral, más específicamente en el plexo sacro-coccígeo.

Al ser el chakra raíz, se asocia con la tierra y su función principal es crear una conexión directa entre esta y nuestra energía.

Usualmente es relacionado con la supervivencia, y el rol de este punto energético es proveernos seguridad y refugio. Al estar desbalanceado, tendemos a sentirnos inseguros y ansiosos, así como desconectados de nuestra existencia material, y físicamente podemos experimentar dolor en las caderas, molestias en la espalda baja, y problemas digestivos.

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2. Svadhishthana: "La base de uno mismo"

Simbolizado por el color naranja y la flor de loto de seis pétalos, nuestro segundo chakra se halla en la base del plexo sacro, en la zona de los genitales.

El chakra sacral se relaciona con el agua y la energía creativa. Nuestro chakra sacral nos permitirá aceptar nuevas experiencias, conectarnos con nuestros iguales, y disfrutar de las cosas que nos hacen felices, destacándose el sexo, la buena comida y las actividades que requieran creatividad.

Este chakra se asocia directamente con las sensaciones, el placer y la sexualidad, así como el goce de la vida a través de nuestros sentidos; nos ayuda a sentir el mundo alrededor y dentro de nosotros.

Si se halla muy abierto, podemos caer en prácticas adictivas y de las cuales nos volvemos dependientes para sentir bienestar, cosa que no es saludable. Si sucede el caso contrario y este chakra está inactivo, entonces puede que nos sintamos deprimidos, impotentes, faltos de pasión y de creatividad. Esto último sucede cuando pasamos mucho tiempo enfocados en nuestras cargas y responsabilidades y olvidamos disfrutar del fruto de nuestro trabajo.

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3. Manipura: "El asiento de las gemas"

Se relaciona con el color amarillo y la flor de loto de diez pétalos. Su elemento asociado es el fuego, y se encuentra en la parte superior de nuestro abdomen, en el plexo solar.

Relacionado directamente con la confianza y estima que sentimos por nosotros mismos, el tercer chakra controla nuestra habilidad para estar seguros de nosotros mismos y sentir que tenemos el control de nuestras vidas.

Al estar balanceado, dentro de nosotros reinará un sentido de sabiduría y poder personal que nos permitirá tomar decisiones importantes en unión a nuestra intuición.

Cuando nuestro tercer chakra está desbalanceado, podemos padecer problemas en nuestro sistema digestivo, vesícula, apéndice, páncreas, hígado y riñones. Del mismo modo, tendemos a volvernos faltos de compasión, molestos sin razón alguna, y con necesidad de controlar todo lo que nos rodea; o todo lo contrario, es decir, que podemos sentirnos muy inseguros, indecisos, necesitados y tímidos.

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4. Anahata: "Sin ser tocado"

Representado por el color verde y la flor de loto de doce pétalos. El elemento al que se relaciona es el aire, y está ubicado en nuestro corazón, que "late sin ser tocado", y es una analogía del único estruendo que no proviene de un golpe.

Así como es fácil suponer, nuestro chakra del corazón controla nuestra habilidad para sentir amor por nosotros mismos y, consecuentemente, por aquellos que nos rodean. Está conexo con la compasión y amabilidad que logramos expresar y sentir en otros a pesar de la negatividad a la que nos enfrentemos, y al estar balanceado, podremos ser abnegados y gentiles con nuestros iguales.

Cuando este chakra está muy abierto, físicamente podemos padecer de palpitaciones y arritmias, y nos sentimos emocionalmente inquietos a la vez que nos dedicamos a poner las necesidades de los demás antes de las nuestras. Por otro lado, cuando nuestro chakra del corazón se encuentra cerrado, sentimos que es casi imposible acercarnos a las personas, y construimos paredes emocionales que no permiten entrada a nadie, así como podemos padecer de problemas de circulación y sentimos una desconexión con nosotros mismos.

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5. Vishuddha: "Pureza"

El quinto chakra, de color azul, es representado por la flor de loto de dieciséis pétalos. Se relaciona con el espacio como elemento y se encuentra en la base de nuestra garganta, justo entre nuestras clavículas.

Nuestro chakra de la garganta se halla en perfecto balance cuando somos capaces de hablar naturalmente con amor, verdad, y amabilidad, conociendo las palabras correctas para cada situación que se nos presente, así como sabemos cuándo es mejor guardar silencio; transmitiremos confianza con nuestra palabra, inspirando e iluminando a aquellos con quienes nos comunicamos.

Cuando este punto energético se encuentra fuera de balance, se nos hace difícil expresar lo que pensamos y sentimos de manera correcta, ya sea no permitiéndonos hablar o hablando de forma excesiva. Ante esto, Buda recomienda que antes de que digamos algo nos preguntemos si esto es verdadero, necesario, o amable, y dependiendo de la respuesta, decidamos con correcta comprensión si debemos comunicarlo o no.

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6. Ajna: "Más allá de la sabiduría"

Su color es el índigo, y es simbolizado por el loto de dos pétalos. Conocido como el chakra del tercer ojo, se ubica en nuestra frente, entre nuestras cejas. Este chakra se relaciona con un elemento conocido como “supremo”, puesto que es la unión de todos los demás elementos existentes en su forma más pura.

Asociado a la visión correcta, la sabiduría, la introspección y la conciencia, este chakra abre nuestra mente para hacernos percibir más de lo que somos capaces con nuestros cinco sentidos.

Sonará un poco utópico, pero lo más importante para mantener este chakra en equilibrio, es prestarle atención a nuestro espíritu, enfocándonos en las señales que percibimos fuera de nuestro cuerpo físico.

Al hallarse desbalanceado, puede que padezcamos de dolores de cabeza frecuentes o problemas de alergias. A su vez, podemos sentirnos incapaces de establecer una visión verdadera de nuestra vida y de nuestro entorno, dificultándose la realización de planes a futuro o la toma de decisiones a largo plazo. Del mismo modo, puede que exageremos el significado de nuestras experiencias psíquicas o las ignoremos completamente.

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7. Sahasrara: "El loto de los mil pétalos"

Representado por el color violeta o el color blanco, y por la flor de loto de los mil pétalos, es el chakra más alto, localizado sobre nuestro cráneo, en la coronilla de nuestra cabeza. Por su ubicación, este chakra se relaciona con nuestro cerebro y nuestro sistema nervioso.

El chakra de la corona se asocia con la conciencia superior, y al alcanzar su balance, permite nuestra conexión con aquello que es impalpable y que no posee límites: la verdadera iluminación.

Al reconocer a nuestro séptimo chakra, nos liberamos de patrones restrictivos de una manera trascendental y llegamos al estado de Nirvana. Así, es necesario explicar que tener un séptimo chakra fuera de equilibrio significa que somos humanos. Es normal y no tiene nada de negativo.

Si bien es contraproducente enfocarnos en balancear un solo chakra de forma especial, es común sentirnos identificados con uno de forma más intensa mientras estamos en el proceso de equilibrar todos nuestros puntos de energía.

Personalmente, creo que el mío, hasta ahora, es el chakra del corazón, y es que de un tiempo para acá, he sentido realmente que el amor es lo que hace girar al mundo, y me he dado cuenta de que nada me hace más feliz que ser amable y compartir todo el amor que tengo dentro de mi.

El budismo, entre miles de otras cosas, me ha enseñado que debo considerar que para dar algo, primero debo poseerlo, y al verme capaz de entregar amor de una forma abnegada, no puedo evitar sentir satisfacción. Es algo por lo que me siento inmensamente agradecida con el universo, especialmente porque no solo tengo amor para dar, sino porque ha puesto en mi camino a las personas más merecedoras de este.

¿Cuál crees que sea tu chakra dominante?