La ciudad tras el espejo

Mérida es una de las ciudades más calurosas de México, sin embargo esto se alivia un poco gracias al alto nivel de humedad en la región, lo que no evita estar sudado todo el día o bien andar buscando en los establecimientos ese refrescante aire acondicionado que da el aliento suficiente para seguir caminando por las calles del centro.

Hoy que llovió me dispuse a hacer una de esas salidas cotidianas a buscar un café. Pero hoy se volvió especial pues me armé del ánimo de hacer unas tomas por esos rincones del paisaje que nos acompañan en los días lluviosos pero que casi no miramos por andar por el suelo. Me refiero a esas acumulaciones de agua que por acá llamamos charcos pero hay charcas también. Se vuelve cautivante mirar a través de las ondas producidas por el agua y es como si la ciudad estuviera capturada entre sus límites y texturas distintas entre la piedra y el asfalto.

Yo estoy seguro que son muchos los artistas que han plasmado en todas las artes visuales este gran efecto que nos ofrece la propia naturaleza y que está tan al alcance de cualquiera, sólo basta bajar un poco la mirada y asomarse a la maravilla del mundo encerrado dentro del agua.

No cabe duda que en la medida que uno pone un poco más de atención, las maravillas del entorno se revelan a los ojos de las formas más puras y en íntima conexión con nuestro mundo interior.