El espejo - Concurso de literatura Historias Creativas

Todos los seres humanos, buscamos ese arquetipo que integre nuestras contradicciones y equilibre nuestras energías. Los hombres lo hacemos a través de esa mujer ideal, que casi nunca encontramos porque esta en nuestro interior, en nuestro inconsciente: es el eterno femenino, la madre tierra, la amante universal, la energía cósmica.

Llevaba buscándola toda la vida, muchos pensaban que era un narcisista tan enfermo, que no podía dejar de mirarse cuando pasaba frente a un espejo; pero no. Solo era un vano intento de encontrar, al ser más encantador que había visto jamás, ya que fue en un espejo la primera vez que la vio.

Gustavo tenía aproximadamente siete años, cuando una noche llena de relámpagos y mucho viento, se metió de mala gana en su cama por orden de su mamá. Se tardó bastante en dormir, pero al fin el sueño lo venció. Había estado viendo una película de terror en el cuarto de sus padres y por supuesto después no quería irse al suyo. Hasta que su madre le habló en un tono imperativo, por lo que murmurando palabras inconfesables, tuvo que bajarse de la cama y caminar hasta su habitación.

En la madrugada el fuerte viento lo despertó. Lo extraño era, que afuera no estaba soplando, entonces miró ese espejo inmenso, que le produjo tanto miedo la primera vez que lo trajeron, y para colmo lo colocaron en su cuarto. Era allí dentro que soplaba la ventisca. Unos árboles tenebrosos se mecían al compás de esta, por lo que él quedó paralizado. ¿A caso estaba soñando?, se pellizco a ver si despertaba y nada seguía allí. Entonces, como si lo que estuviera ocurriendo no fuera suficiente, la vio en la lejanía.

No lo creía, pero era cierto, una figura se acercaba escondiéndose en los troncos de los árboles y saliendo rápidamente de uno se metía en otro, como para que él no la pudiera distinguir. Pensó enseguida que era una bruja y quiso escapar; pero como pasa siempre en los sueños, no tenía control de su cuerpo, no se podía bajar de la cama, y tampoco podía hablar.

Ya la figura estaba casi por salir al exterior, el solo pudo voltear el rostro y con un miedo incontrolable trato de gritar con todas sus fuerzas y cerrar sus ojos, pero nada funcionaba. Solo escuchaba el viento y a su corazón que se le iba a salir por la boca. Creía que iba a morir esa noche y estuvo unos minutos esperando que algo lo mordiera, arañara o golpeara pero nada ocurrió.

Con miedo, pero ya cansado de esperar, volvió a mirar el espejo y contempló asombrado al ser más hermoso que había visto en su corta vida. La mujer atrás del espejo también lo contemplaba con cierto asombro, pero sin perder esa sonrisa de ángel y esa mirada que despedía una ternura que no era de este mundo. Ni siquiera cuando lo miraba su mamá con cariño sentía esa emoción tan especial que lo embargaba. Sencillamente Gustavo se enamoró.

Como si estuviera jugando con él, empezó a alejarse de la misma forma como lo hizo cuando se acercó, hasta que desapareció. El no contó nada de lo ocurrido, solo deseó con todas sus fuerza que volviera a pasar, pero nada sucedió. Un día cuando ya estaba en sexto grado, volvió a su casa y el espejo ya no estaba. Corrió a preguntarle a su mamá que había pasado con el espejo y ella le dijo que lo habían vendido a un coleccionista. Desde entonces busca como un loco al espejo y a ella. Y no lo va dejar de hacer, hasta el fin de sus días.

Fuente

Para participar vaya a este post: https://steemit.com/spanish/@nicklaus/concurso-historias-creativas