La belleza de la vejez. Por @lecumberre

Cuando nos deja atrás la juventud, somos nosotros mismos quienes nos damos cuenta de que ya perdimos ese "divino tesoro" (Rubén Darío), y en vano es escuchar piropos callejeros, o cumplidos de los amigos así como:

.-¡Qué bien te ves! Los años te pasan como si nada.

Sí, nosotros mismos somos los primeros en enterarnos de esta situación, y es por ese motivo que debemos prepararnos para cuando llegue el momento de la vejez.

Si ya vivimos experiencias hermosas, como disfrutar de la playa, ir a fiestas con amistades, y deleitarnos con un amor que, aunque fuese ocasional, dejó grato sabor para el recuerdo, debemos asumir nuestro rol, con firmeza y asentimiento.

Y para embellecer nuestra vejez, debemos tomar en consideración estos factores:

.- Transmitir paz, a través de una mansedumbre en cada acto. Si ayer fuimos volátiles e irascibles, hoy habremos de ser tolerantes y revestidos de mucha calma.

.- Dejar de utilizar el doble sentido y las interpretaciones que envuelvan insinuaciones sexuales. Es decepcionante para una persona joven la experiencia de un individuo de tercera edad, que siempre esté echando chistes groseros o vulgares. Cae mal el morbo.

.- Ser tierno y cariñoso con los niños y con los animales. ¿Quién no va a querer aun anciano que te hable bonito, que te trate bien, y que siempre esté atento a regalarle un caramelo o un juguete a un niño, y que acaricie a una mascota con suma delicadeza?

.- Tener conciencia de que la vejez no es ignorancia, pero tampoco es saber todo y ser arrogante.

.- Manifestar su amor por Dios y por las cosas de Dios. ¡Qué bonito es un anciano hablando de Dios!

La belleza de la vejez es lucir canas que, además de blancas, sean brillantes, lustrosas y afectuosas, y del rostro desaparecen facciones lindas como la tersura, una nariz perfilada,unos ojos radiantes o una piel lisa y fragante, pero de allí se mantienen las miradas bellas, y el roce tibio del amor que puede propiciar un ser.

Una persona de tercera edad te cae mejor por su bondad, por su atención y por sus manifestaciones sentimentales.

Ya yo llegué a viejo, y aunque nunca tuve gracia en el rostro, ahora trato de caerles simpático a los demás.

Que Dios nos bendiga cada día de la vida.