¡A mi viejo Steemian! - @oizaguirres

Esta historia ya ha sido contada en uno de tus artículos. Desde tu punto de vista la narraste; ahora quiero, desde mi esquina, desde mi ángulo, narrarla padre mío.

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A tus setenta años, llevando tu vida con normalidad estabas; tal vez un poco envuelta en la rutina, a todos nos pasa… del trabajo a la casa te movías y las tardes pasabas navegando en tus redes sociales preferidas. Facebook y Twitter, eran tus dos puertos. Un rato de juego de mahjong, tu favorito. Una que otra taza de café y a dormir temprano te retirabas.

Algunas tardes te visitamos; cargando con pancitos dulces para acompañar el café con leche. Tengo días que por tu casa no paso. Cosa que debe cambiar, sin duda. En una de esas visitas, a Steemit te presentamos. Es una red social como Facebook, te explicamos. En lugar de darle “like” votas por los que te gustan y cada voto genera una pequeña ganancia ¡EN DÓLARES! La verdad te lo comentamos sin saber tu reacción. A la mayoría de las personas de tu edad no les gusta incursionar en cuestiones novedosas. Más por miedo a fracasar, a no poder aprender, se quedan con la información y ni siquiera lo intentan. Recuerdo tu reacción: “explícame bien la vaina” y con total atención escuchaste y anotaste los más mínimos detalles para poder registrarte. Y no te resultó fácil dar esos primero pasos; cuando te enviaron la clave bastante enredado estabas. Recuerdo que fui a tu casa a ayudarte completar el proceso de registro.

Subir tu foto de perfil fue toda una novedad, colocarla en una nube, copiar el URL y pegarlo en su lugar, todo esto era desconocido para tí. Pero una gran vitud tienes, que te hace direferente de la mayoría de los mortales; no te da pena preguntar, no te quedas con las dudas trabadas en tu garganta y por eso a subir tu foto con detalles te enseñé.

Comenzaste a publicar uno, dos, tres artículos. Invisible te sentías; casi nadie te leía. “Tengo tres votos, decías, todos son de la familia.” Temía que fueras a desistir; tus publicaciones (como nos pasa a todos al principio) casi nadie las veía.

Recuerdo que me pasabas a mi correo tus escritos, antes de ser publicados. Para yo poder pulir el formato de tus textos, alineación, negrita, cursiva, la fuente de las imágenes, todo eso fuiste aprendiendo como un niño velozmente. Para ti todo era nuevo en ese extraño editor, esos códigos y símbolos, no es lo común para ti. Y sabemos que hay un dicho muy conocido en Venezuela que dice que “Loro viejo no aprende a hablar”. Pero es que definitivamente tú eres un loro especial.

Un día nos fue anunciado un concurso de @don.quijote. Era el concurso de nano-cuentos. Una imagen debías mirar y en 40 palabras un cuento narrar. Tú eres bueno escribiendo, te dije. Allí te vas a ganas al menos unos 3 SBD. Y asumiste de inmediato el reto que te plateaba. Las etiquetas debidas, el título centradito, todo lo hiciste con ganas, con entusiasmo creciente y tal como te lo dije, más de 3 sbd lograste obtener.

Luego mi esposo te habló de otra cosa novedosa: Las salas del steem.chat. No habíamos terminado de explicarte las cuestiones cuando ya estabas adentro saludando en las distintas reuniones; pero no te fue muy bien pues casi todas eran en inglés y las que estaban en español ignoraban tus saludos, así que no te gustó mucho ese mundo. Hasta que unos días después mi querido esposo te presentó lo que para ti sería a partir de ese momento una parte de tu vida. El Discord, con sus diferentes salas. La Torre Cervantes, como sueles llamarla, y todas las otras salas donde en español se habla, entraste a comerte el mundo, saludando y compartiendo. Para nuestro gran asombro, más popular te volviste que cualquiera de nosotros. Ahora te convertiste en mi asesor de relaciones públicas. Habla con fulano que ese es amigo mío… Ya le voy a decir a Perensejo para que te oriente en eso. No dejamos de asombrarnos, mi esposo, mi hermano y yo de cómo fuiste creciendo en esta comunidad, donde casi todos son personas jóvenes, emprendedoras e innovadoras.

A partir de ese momento en todo concurso entraste, con ánimo de muchacho sales a tomar las fotos de todo lo que se pide: agua, cielo, concreto o animales y me encanta verte padre, entusiasmado y feliz, participando de todo; recuerdo cuando bajaste del carro que tú mismo conducías, en pleno semáforo en rojo para tomar la foto de la torre Sindoni. Esta toma esta bien buena me dijiste sonriendo, y luego -no sé por qué- dijiste muy relajado una frase que no sabes que ya la hemos adoptado: “Yo no me voy a ganá esa vaina; yo solo quiero participar.”

Dos veces te han mencionado en Cervantes Magazine, y como ejemplo te ponen ante aquellos que no aprenden a realizar sus artículos con estética y pulcritud. Ahora eres tú quien me informa y de todo me pones al día, las tertulias, los debates y a @theallience me llevaste.

Un día me sorprendiste -como si ya no bastara- cuando me comunicaste que un concurso ibas a promocionar. Con nuestro amigo @oscarps lo ibas a organizar y en menos que canta un gallo el concurso salió al ruedo, con una buena acogida en esta comunidad. Concurso "Premios Oiza", con su propia etiqueta, para que los fotógrafos aficionados tuviéramos más chance de ganar.

Muchos de nuestra comunidad hispana te conocen, reconocen y admiran y yo te he manifestado al calor de lo privado, cuanto te admiro papito por esto que aquí has logrado. Cómo te has comido el mundo, cómo cada cosa nueva pruebas, intentas y logras. Cuan orgullosa me siento, qué gigante privilegio el cielo me ha regalado de tenerte como padre. Cuando tus años yo tenga no sé qué cosas habrá, pero seguro que nuevos inventos así vendrán y me propongo seguir esos pasos que tú has dado de probar, intentar, indagar, aprender, salir de la zona de confort, romper la rutina y vivir la vida con toda la intensidad.

Y ahora en este momento -justo en este, miestras escribo esta carta- me asomé a tu blog para de tí tomar los detalles del consurso y me encontré justamente con tu último post: "NO SÉ", lo titulaste; y es que acabas de aprender una nueva “cosa nueva” a publicar una carta en Google Docs. Como no sabías hacerlo simplemente lo dijiste y lograste así que alguien te enseñara la cuestión. Y resulta que aprendiste de mi abuelo JL a decir "NO SÉ" sin pena, lo sueltas sin ton ni son.

Una última cosa que no te he dicho, papá. A mi abuelo -tu padre- siempre lo consideré el hombre más sabio que haya existido. Su sabiduría brotaba en cada sílaba suya, no era solo inteligencia, era más: sabiduría. Y en estos últimos tiempos debo decirte, papá, que en tus palabras y escritos llega el abuelo a aflorar, porque esa sabiduría que el abuelito tenía la vengo viendo aflorando y en tí se está reflejando.

No deja de sorprenderme como creces cada día. @oizaguirres, en público quiero honrar tu desempeño, y con el corazón lleno de orgullo y satisfacción, desde el fondo de mi alma ¡te felicito, papá!