Tan tuyo, como mío, así sentí ese sentimiento de pérdida de un familiar tan cercano como el de un padre, de manera abrupta hasta natural, así, en estos momentos de nuestra primera juventud cuando más les necesitábamos, el tiempo nos ha dado y seguirá dando las respuestas, la fortaleza, la tranquilidad y sosiego, a quienes nos toca así, de esta forma, la muerte, simplemente hay que vivirla.
Concuerdo con tus palabras hermano, agradecido por ello. A medida que el tiempo transcurre uno va aprendiendo a lidiar con lo inevitable, lo que se escapa de las manos. De esa forma empezamos a aceptar lo que no podemos cambiar. De la muerte sé poco, solo conozco lo que deja tras de sí cuando pasa, del resto sé muy bien que son especulaciones y que lo importante es dejar ir, resignarse y vivir con la frente en alto recordando a los que ya no están. Saludos.