Tal como lo planteas, ese las damas primero adquiere matices que no me había planteado. Vengo de una familia con más hermanas que hermanos y la igualdad en el trato creció conmigo desde la infancia. Paga el que tenga plata o se hace una vaca. Las consideraciones deben ir apoyadas en el respeto y como dicen por ahí, ser cortés no quita lo valiente, cuando acompaño a una mujer le abro la puerta, le cedo el paso y acomodo la silla para que se siente. Me gusta hacerlo, tal vez porque así lo vi desde pequeño y me parece un detalle grato, sin caer en la cursilería de dar un vuelton alrededor del carro para ir a abrirle la puerta del mismo para que salga y corriendo el riesgo de que me roben el carro y la mujer.
Para subirse es otro caso, abro su puerta primero.
En sintesis, una buena y franca publicación como acostumbran a ser las tuyas. Y abre la puerta a la reflexión.