Yo marco las reglas | RELATO STEAMPUNK 💔

Mario se levantó con el corazón latiéndole a mil por horas a causa de un agitado sueño. Secó rápidamente su frente sudorosa y comenzó a buscar sobre la mesita de noche las cerillas para encender la lámpara de gas.

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Se asomó por el ventanal y aspiró el aire empolvado mientras observaba la desolación. Una leve lluvia ácida caía sobre los viejos edificios, derruidos por el paso del tiempo.

Su rostro se comprimió por la tristeza. El cielo llevaba meses oculto tras una enorme nube de cenizas volcánicas y los expertos aseguraban que aún faltaban años para que la atmósfera volviera a limpiarse. Para cualquiera, aquel era un ambiente falto de esperanzas, acabado, del que se debía huir. Sin embargo, para él, esos restos de esperanzas era lo único que lo mantenía con vida. No podía marcharse ahora, debía seguir luchando.

Se dirigió a la cocina deteniéndose frente a un gran congelador. Pasó los cerrojos de cobre que lo bloqueaban y levantó la tapa con las manos temblándole de forma casi imperceptible. Un humo helado escapó del interior permitiéndole apreciar el rostro angelical de su amada.

Lucía se encontraba allí, dormida, descansaba en su cama de hielo esperando regresar a la vida. Acarició su pálida mejilla y luego volvió a cerrar el artefacto mientras dos lágrimas escapaban de sus ojos.

Tenía fe de que pronto lograría hacer funcionar el corazón artificial en el que venía trabajando desde hacía meses. Las pruebas cada vez arrojaban mejores resultados. Faltaba menos tiempo para tener a Lucía a su lado, llenándolo de dicha.

Sintió en su pecho un dolor agudo que casi lo ahogó. Se golpeó con fuerza dos veces y esperó sereno a que su corazón volviera a bombear. Sabía que después de hacer funcionar el de Lucía debía revisar el suyo, pues ya no le generaba los impulsos necesarios y los agitados sueños empeoraban su mecanismo, amenazando con ponerlo a él también fuera de servicio.

Le habían dicho que todo tenía un fin, pero él no lo aceptaba. Nunca dejaría de pelear en contra del tiempo y de la naturaleza. Creía que era su misión establecer nuevas reglas de juego.

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