Día de la Madre en Argentina | Y en el mundo…

Este año me tocó celebrar el Día de la Madre dos veces, en Mayo mientras estuve en Venezuela y el pasado 3er domingo de Octubre aquí en Argentina.

Foto propia. Mi regalo: un cactus

Argentina, a diferencia del resto de Latinoamérica, agasaja a las madres en Octubre y no en Mayo porque antiguamente, en estas fechas, la Iglesia Católica celebraba la Maternidad de la Virgen María antes de la reforma del Concilio Vaticano II, en que la modificó para el 1ro de enero. Mientras que el resto de los países del hemisferio se apegaron a los cambios implantados por Estados Unidos e Inglaterra, quienes movieron sus festejos a las madres a mayo por diversas razones, los argentinos decidieron continuar con la tradición.

Por eso me tocó celebrarlo por partida doble, algo que no me molestó, sino que me sirvió para compartir con las madres de ambos países, disfrutando de sus encuentros.

Siempre dicen: “el día de la madre es todos los días”, “es una celebración comercial, deberían eliminarla”, etc., etc., etc. Pero yo considero que, como los cumpleaños, es una fecha que permite los reencuentros y el recuerdo. Sí, es cierto que los comercios la han tomado como referente hasta volverla mercantilista, pero, fuera de eso, no todos los días los hijos agasajan a sus madres o es resaltante su importancia en la sociedad, y no porque seamos una sociedad desagradecida o machista, sino porque debe haber un tiempo para todo.

Foto propia. Asadito de chori y pollo para agasajar a las madres

Los cumpleaños, los aniversarios y las celebraciones especiales sirven para “atraer”. Hay familias tan distanciadas (y no por temas reprochables) que aprovechan esos momentos para reunirse y compartir. Los obsequios además, engrandecen no solo al que lo recibe, sino al que lo da. Y no hablo de objetos costosos, sino también, de esos presentes que son capaces de mover el suelo de quien los recibe.

Odio que se satanice estas fechas acusándolas de frías y poco emotivas. Toda mi vida las he celebrado con amor y disfrute. Ellas me han servido para agasajar a “mis madres” como se lo merecen, consintiéndolas y haciéndoles cumplir alguno de sus sueños, ya que a diario me es imposible hacerlo. Amor les doy cada día, pero hay uno en que ese cariño lo hago más tangible.

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