Parábola de los Guaraníes El jacaranda

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Ñande Ru Guazú (Nuestro Grande Padre) designo a los guaraníes guardianes de la tierra, por ese motivo mis ancestros eran muy respetuosos de la tierra y del medio ambiente, sus creencias difundieron a lo largo del tiempo.
En mi provincia se tiene mucho respeto por lo que nos rodea, los pájaros, las plantas, los árboles en algún momento fueron seres humanos y por consecuencia cada una de estas tiene una hermosa historia detrás.
El jacaranda, es una árbol autóctono de mi país, robusto puede llegar a medir unos 30 metros de altura, su nombre en guaraní es tupí, que significa fragante, con muchas ramas de gran follaje, decoradas por hermosas flores azuladas, estas perfuman y colorean los parques, jardines, plazas y calles de mi ciudad, un árbol muy venerado en mi provincia por su historia.

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En la colonización españolas, llegaron muchas familia, entre ellas llego un hombre con su hija, una hermosas niña de dieciséis años llamada Pilar. Esta niña poseída los ojos azules como el mar, de piel blanca como la nieve un cabello hermoso negro azabache.
Las familias españolas crearon un fuerte en la capital de Che Taragüí Tetãmini donde vivía esta hermosa niña con su padre.
En esta colonia se instalaron los jesuitas con la misión de evangelizar y difundir el amor a cristo a los indígenas guaraníes, en este grupo se encontraba un muchacho grande y musculoso llamado Mbareté de unos veinte años de edad muy trabajador, excelente agricultor, todo el día se dedicaba al cultivo de la tierra, muy admirado por su devoción al trabajo.
Una mañana pilar paseaba por el bosque y conoció a Mbareté, se ruborizo al ver al fornido muchachón, el indio también la observo, quedó impactado con la belleza de la niña, el encuentro fue muy corto pero basto para enamorarse, ella caminaba por los caminos del bosque, el siguió con su mirada a la hermosas niña de ojos azules, hasta que esta desapareció de su vista.
Mbareté buscaba la manera de trabajar lo más cerca posible a la colonia, ansiaba volver a ver a la hermosa doncella, por su parte ella no podía olvidar al joven que cautivo su amor a primera vista, no podía quitar de su cabeza la imagen del cuerpo sudoroso del joven producto de su trabajo, recordaba los brazos fibrosos del chico, la espalda bien marcadas por el pesado trabajo de la tierra.
El Tupã Tenondete, hace las cosas de manera misteriosa, hizo que se cruzaran nuevamente los caminos de Pilar y el joven Mbareté, ambos se miraron de una manera angelical, sobraban las palabras, era imposible no ver el nacimiento de un amor en esas miradas, nadie dijo una palabra, si se dijeran estaría de más ya que ella no hablaba en guaraní y el no entendía el castellano.
El Tupa pudo ver ese amor verdadero entre Pilar y Mbareté, envió un mensaje al monje jesuita, para que enseñara el castellano al pequeño indígena, Mbareté dio gracias al cielo por la oportunidad de aprender el español, era de suma importancia si quería conquistar el amor de Pilar.
El amor es maravillosos hace cosas impensadas en la gente, el joven indígena aprendió muy rápido la lengua española, esas bellas palabras del castellano que saldrán de su boca para conquistar el amor de su amada, el joven merodeaba el lugar en busca de la hermosa niña blanca de ojos azules, se acercó al patio de la pequeña iglesia, donde la doncella enseñaba el amor a Jesús a los pequeños niños indígenas.

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Mbareté se acercó a la hermosa Pilar tomo sus manos con las suyas se arrodillo y manifestó su amor, las palabras más dulces dichas en castellano, la niña de ojos azules sé quedo muda, sorprendida por las palabras de Mbareté, se puso colorada y correspondió con una sonrisa, basto para que el joven supiera que su amor era correspondido.
Pilar sabía, este amor que ella sentía por él, no sería bien visto por su padre, Mbareté pido a la joven huir juntos, donde su padre no pudiera saber de la parejita. Construyamos una choza y vivamos juntos, la joven enamorada acepto la propuesta de Mbareté.
El joven fornido construyo una choza a la vera del rio, una vez terminada la casita, una noche la joven escapo con su amado, no paso mucho tiempo para que su padre notara la falta de su hija, la busco desesperado por toda la colonia, alguien informo al padre desesperado, diciendo la joven bella se veía muy seguido con Mbareté, el chico hace días no viene a trabajar en la tierra,llamo la atención de todos ya que el chico era un ferviente trabajador y presumían que se pudieron ir juntos.
El padre de la niña en su desesperación de encontrar a su hija formo un grupo de personas para realizar la búsqueda.
Comenzaron la búsqueda por la zona, al llegar al rio pudieron ver una choza nueva, se escondieron entre los arbusto donde divisaron una canoa en la que venía Mbareté, el joven amante fue de casería y pesca, traía alimentos para alimentar a su amada, Pilar sale de la choza muy contenta a recibir a su amado, llegando a él recibe con un abrazo y un gran beso de amor.
Esto provocó la ira del padre, salió de su escondite enfurecido, gritando el nombre de su hija, ella miro a su padre y comprendió las intenciones de él.
El padre embravecido apuntaba al indio con una escopeta, ella trata de explicar a su padre la situación, el ciego de la ira dispara, ella antepone su cuerpo y recibe las balas que se dirigía a su amado.
El pecho de la niña se tiño de rojo, fue muerta por su propio padre, Mbareté no se movía por el asombro, en eso se escuchó otro disparo, pegando en la frente del joven, cayendo sobre el cuerpo de su amada.
Tan grande era la desilusión del padre de la niña que ni se inmuto por las muertes de los Jóvenes, dio orden a los presentes volver al fuerte como si ahí no pasara nada.
Cuando la ira abandono al furioso padre, en medio de la noche recordó la imagen de su hija muerta, le fue imposible pegar un ojo y dormir.
Al amanecer volvió al lugar de la tragedia, donde acabo el amor, ese amor que supero las diferencias raciales de los jóvenes, ese amor verdadero que los unió para siempre.
Al llegar a la choza el padre de la niña no encontró rastro alguno de la tragedia, no podía entender, si delante de sus ojos yacía muerta los cuerpos de los jóvenes, que con su sangre tiñeran la tierra de color, en el mismo lugar que en este momento había un frondoso árbol de Jacaranda.
El español, Padre de la niña de ojos azules, no comprendía como en el lugar de los cuerpos muertos había crecido de pronto este fornido árbol de flores azules.
El Tupã Tenondete, hace las cosas de manera misteriosa, ni él podía cree como termino ese amor inmersa en la tragedia, Premio a los jóvenes a vivir juntos en una vida eterna, a Mbareté lo convirtió en el árbol y a pilar en esas hermosas flores del color preciosos de sus ojos, Azules como el cielo.
Por la forma del cuerpo fornido de Mbareté es que el árbol de Jacaranda es robusto y llega los 30 metros y por los ojos preciosos de Pilar, el hermoso color de sus flores.
Estas son las historias que han transmitidos nuestros ancestros, se tiene mucho respeto por lo que nos rodea, los pájaros, las plantas, los árboles y todo aquello que viva en nuestras tierras, en algún momento fueron seres humanos y por consecuencia cada una de estas tiene una hermosa historia que contar.

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Fuente: http://rescatando-mi-cultura-guaran.blogspot.com.ar/2015/08/la-leyenda-del-jacaranda.html.

Te espero mañana para disfrutar de otro relato de mi tierra Corrientes.

José Luis Fernández
Corrientes Argentina

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