La mandí-o símbolo de paz y de justicia

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En la tierra del taragui vivía una joven llamada Ñasaindí una indígena Guaraní, además de hermosa era muy trabajadora, sus funciones consistían en recolectar frutos del bosque.
Ñasaindí salió como todos los días a cumplir con sus obligaciones, caminado por los estrechos caminos de la espesura conoció a Catupirí, hijo del cacique Marangutú de la aldea vecina.
La joven Ñasaindí salía todos los días bien temprano en busca de los frutos del bosque, ansiosa esperaba el encuentro con el joven Catupirí, sin saber que su vida cambiaria para siempre.
Al encontrarse ambos se dedicaban a juntar los frutos de los árboles frutales, estaban todo el día juntos, los días pasaban y cada día se conocían más, el mágico amor no se hizo esperar.
El rendimiento del trabajo de la joven creció, recolectaba el doble de frutos del bosque, esto tenia muy contento a los habitantes del pueblo.
El trabajo de la joven resultó ser una excusa para ir al encuentro de su amado, las noches se hacían eternas esperando el nuevo amanecer, Ñasaindí solo vivía para Catupirí, apenas aclaraba el día salía corriendo, se dirigía a la espesura con sus sesta para recolectar los frutos del bosque en compañía de su amado.
El joven disfrutaba de la compañía de Ñasaindí cada día se sentía más enamorado, pero no podía dejar de pensar lo furioso que se va a poner su padre cuando se entere de este amor, el joven muy enamorado no podía mantener en secreto el amor que sentía por Ñasaindí, un día tomo la decisión y presento a la joven a su madre.
Catupirí hizo los arreglos para el encuentro, cuido cada detalle para que nadie se entere de la misteriosa visita, no quería causar un gran alboroto en la aldea.
Esta reunión llego a oídos de Cava-Pitá, la eterna enamorada de Catupirí y hechicera de la aldea, la noticia la puso furiosa, el amor de su vida estaba a punto de esfumar.
La aña mujer, celosa de su amor fue directo a comentar al bravo cacique Marangutú, este recibió la noticia y sé quedo muy pensativo, en sus adentros se sintió feliz, la malvada Cava-Pitá se percató de esta situación y agregó alguna mentiras a la información.
Yo he visto llegar esta situación en mi sueño, esta mujer es la enviada del diablo, es mal augurio para nuestro pueblo, he visto destrucción y devastación de la aldea.

El cacique Marangutú escuchaba con suma atención el relato de la hechicera, cada vez se ponía mas furioso, no podía cree que la destrucción de su pueblo vendría de la mano de su único hijo Catupirí.
El cacique muy enfurecido con su hijo, ordeno traer inmediatamente a la joven Ñasaindí ante su presencia.
No ha nacido el demonio que derrotara a mi tribu manifestó muy enojado Marangutú.
El joven temeroso de su padre corrió en busca de la joven, Ñasaindí al verlo muy exaltado pregunto qué le sucedía, el joven conto con lujo de detalle la situación a la bella mujer, ella muy tranquila respondió.
Quédate tranquilo nada va a suceder, seguramente es un mal entendido, el joven exaltado respondió, eso decís porque no conoces a mi padre, mansamente respondió, vayamos a su encuentro, todo se va a solucionar, está bien que sepa tu padre de nuestra relación, ya verás que tendrás su aprobación… contesto Ñasaindí.
Decididos partieron al encuentro del cacique Marangutú, al llegar a la aldea y antes de entrar en la tienda del Gran Cacique Marangutú, Ñasaindí tomo la mano de Catupirí y así se presentaron ante el gran jefe, ella ingreso con una amplia sonrisa que florecía de sus labios, la joven era muy bella, pero para este encuentro estaba aún más Hermosa, esto cautivo en el mismo instante al cacique, quedo sin habla, no podía dejar de sorprenderse de la belleza de la joven, muy femenina de apariencia angelical, hermosa por donde lo miren.


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Marangutú cuando conoció a la joven cambio de parecer, hasta se olvidó del comentario de la hechicera, tuvieron un conversación muy amena, duro hasta altas horas de la noche, vio con su propios ojos el amor que se tenían estos jóvenes, su hijo era un digno heredero de su trono y la joven merecía ser una princesa, esta hermosa mujer no podía ser portadora de odio y mucho menos de destrucción, discrepaba totalmente con la malvada Cava-Pitá, finalmente decidió dar su aprobación para unir en matrimonio a esta bella pareja.
Esta noticia pronto corrió por toda la aldea, la malvada hechicera quedo muy enojada con la situación.
Hubo una gran celebración, se cazaba el único hijo del cacique, los jóvenes comenzaron una nueva vida, el tiempo paso y pronto vino el anuncio del primer hijo, al que llamaron Chirirí, nació un niño hermoso de esa linda pareja, heredo la belleza y la hermosura de su madre, la valentía de su padre, fisgón y perseverante como su abuelo.
Este niño trajo mucha unión en la comunidad, era muy querido por todo los de la aldea, el niño y su madre fueron bien recibidos por la comunidad, todos Vivian felices, menos la hechicera Cava-Pitá, pronto llego esto ha oído de Ñasaindí, la dulce mujer contesto, no hay de qué preocuparse el amor todo lo puede, el amor vence al odio, estas palabras más enfurecían a la hechicera, la malvada mujer quería vengar la pérdida de su amor a toda costa, izo trascender que el niño tenía una grave enfermedad, iba a contagiar a todos los niños de la aldea.
Como nadie creía sus mentiras enveneno el agua donde bebían los niños del poblado, uno a uno los chicos fueron enfermando, toda la población culpaban al pobre niño Chirirí.
Los padres del niño estaban devastados por la situación, todos señalaron al niño como diabólico y malvado, nadie se acercaba a esta familia por temor al contagio, los efectos del veneno paso y todo volvió a la normalidad, los padres y los niños ya no recordaban esta situación. Comenzaron a acercase a la familia y a Chirirí.
Esto enfureció aún más a la hechicera, volvió a envenenar el agua pero esta vez toda el agua del pueblo, chicos y grandes comenzaron a enfermar, pero esta vez fue más lejos, hizo trascender en el poblado que la única solución era sacrificar al niño.
Esto llego a oído del cacique Marangutú, alerto a su hijo y a la madre del niño, aconsejo irse del poblado hasta que reinara la paz en la aldea, en el mismo instante viajaron selva adentro, pero les gano la hora y llego la noche, no les quedó más remedio que parar para dormir.
La malvada Cava-Pitá fue tras ellos con un grupo de cazadores y lo sorprendieron a media noche, se llevaron al chico mientras sus padres dormían.
Llegando a un claro en la selva estaquearon al niño a un gran árbol, la propia hechicera seria quien sacrificaría al niño, cuando fue a dar muerte al niño con una flecha, un fuerte rayo cayó encima de Cava-Pitá que la mato en el mismo instante, pero la flecha igual se disparó, la hechicera cayó muerta desplomada al suelo.
El tupa que todo lo ve, envió el castigo a la malvada Cava-Pitá, su mentiras habían llegado muy lejos y pago con su vida.
Minutos más tardes llegaron Ñasaindí y Catupirí desataron al niño, por suerte la flecha fue a parar en medio de las piernas de Chirirí, quitaron la flecha de la malvada hechicera, en el lugar donde se clavó la fecha comenzó a crecer una pequeña planta que los indígenas no la conocían.


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Los ansíanos sabios de la aldea lo llamaron mandí-o, pronto descubrieron que sus raíces eran comestibles.
La mandí-o o mandioca como se la conoce, es un vegetal comestible, según las creencias de los guaraníes lleva en el interior el corazón de Ñasaindí y de su hijo Chirirí, aquel que coma la mandioca recibirá la fuerza y la energía de los dos.


Fuente: http://www.elterritorio.com.ar/nota4.aspx?c=0304177568818963

La mandí-o está considerado como símbolo de paz y de justicia que impuso el Tupa para mantener a los hombres unidos y felices.

Fuente: http://www.identidad-cultural.com.ar/leernota.php?cn=1806

Te espero mañana para disfrutar de otro relato de mi tierra Corrientes.

José Luis Fernández
Corrientes Argentina

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