Vera Cruz (Etimología) Ciudad y Puerto, Méjico

in #spanish8 years ago (edited)

Palacio Episcopal de Gaudí, y ábside de la Catedral. (Astorga)

En el museo de esta catedral se guarda una de las joyas más ricas de los últimos ocho siglos: La cruz de oro macizo de doble brazo, propiedad de los templarios y que estuvo guardada hasta que no se sabe cómo apareció en esta Catedral.

La Vera Cruz, es decir los dos troncos que formaron la Cruz en la que fue crucificado Jesucristo, fue el tesoro, en una sociedad estrictamente teocrático-cristiana, más apreciado, más que todas las riquezas del mundo. Esos troncos los consiguieron los primeros nueve templarios que llegaron a Jerusalen en el siglo XII, y los fueron llevando en pequeñas astillas a distintos templos del mundo conocido.

En el castillo del Temple de Ponferrada guardaban unas astillas del madero de la cruz con sumo celo encerrada en su capilla guardada por fuertes soldados y engastadas las astillas en la joya más rica y lujosaa: la cruz oriental de doble brazo,

Un toque personal a este artículo:
Se me ha ocurrido pensar que, ya que nadie supone nada acerca de la figura de Pedro Mato en el pináculo oriental de la Catedral de Astorga, fue el maragato que guardó esta cruz de oro y piedras preciosas con la reliquia más importante, las astillas de Vera Cruz para que no la arrebataran los políticos de entonces, que eran los monarcas absolutos y sus cortes, hasta que la donó a la Catedral de Astorga, una vez que vio cómo habían masacrado a todos los templarios.

En su honor el Cabildo Catedralicio ordenaría construir el pináculo cuando se terminara de construir la cubierta de la Catedral, para recuerdo en los siglos siguientes de ese egregio maragato y para que sirviera como veleta y guardián del inmenso tesoro bajo sus pies, y a su vez sirviera como señal para asustar a los enemigos que quisieran conquistar la ciudad, cuatro veces destruida con anterioridad, señal de que un centinela vivo y cambiante de postura podía avisar del acercamiento de huestes enemigas.

Cierto es que Pedro Mato, en tiempos, fue una veleta. Este cuadro, en el que se aprecia a Pedro Mato en el pináculo oriental de la Catedral lo pinté siendo niño, pero no recuerdo el año. No tenía caballete y llevé en el trasportín de la bicicleta un artilugio que fabriqué yo mismo con listones, para apoyar el lienzo. Yo mismo preparé también el lienzo con una sábana vieja; y el bastidor -cuando venga a cuento mostraré una foto de la parte trasera- es una obra infantil de carpintería, clavado con puntas, sin cuñas. No me llegaban las propinas infantiles para comprar un lienzo bueno y lo fabriqué yo mismo con unos listones de chopo. ¡Cosas de niño...no tenía más remedio que ingeniármelas…!!
Cuando lo pinté todavía no habían construido la segunda torre de la catedral. Sólo había una: la que se ve detrás de la encrucijada de la cubierta del palacio, pero ya había tenido en mis manos esa cruz de oro.

Bien, pues, estas piececitas de madera fueron vendidas y revendidas pagándose por ellas precios que crecían exponencialmente, pero los templarios se reservaron el mayor trozo de la Vera Cruz como el mayor tesoro.

En 1312 junto con la mayor parte de sus reservas de oro escaparon de la muerte todos los templarios que pudieron desde el Puerto de La Rochelle, rumbo al Caribe, a donde llegaron los barcos templarios con todos los que pudieron escapar con el tronco de la Vera Cruz porque, según su creencia, la Vera Cruz los había librado de la muerte; y desembarcaron en este lugar del Méjico actual: Vera Cruz.

Allí erigieron un templo sencillo, hoy cubierto por el mar, en cuyo altar presidía la Vera Cruz. En unos años, al final del siglo XIV, ya no quedaba ningún templario ni descendientes conocidos porque eran célibes y durante todo el siglo XIV hubo tres generaciones de aborígenes que olvidaron a los templarios y sólo quedaron recuerdos difusos de hombres blancos y barbados que llegarían con capas blancas por el mar del oriente caribeño en el futuro; por eso, cuando Colón se hizo en Mallorca con los pergaminos templarios secretos que revelaban las cartas de navegación e inmediatamente llegó a las costas caribeñas, se le recibió con veneración y reverencia creyendo que era el hombre blanco que por tradiciones de sus mayores esperaban que llegara del mar. Y, por cierto, llegó con las carabelas con la Cruz Paté templaria roja sobre las carabelas blancas, pues sabía que con esa señal, sólo encontraría sumisión y son de paz. Más tarde, Garcilaso el Inca, en el siglo XVI revela en sus manuscritos de "Los comentarios Reales" que su madre, la Inca, le contaba tradiciones de sus antepasados como que en los adoratorios incas presidía una cruz de cuatro brazos iguales

Los templarios que habían llegado a América desde el siglo XII por el oro que traían hasta el puerto de la Rochelle como su gran secreto, que nunca revelaron al rey de Francia, tallaban cruces como esta en piedra.

pero según dice Garcilaso, la debieron de tallar en piedras con pigmentos rojizos o tallada en piedra roja de los Andes ( la cruz templaria, igual a la de las velas de las carabelas). Por lo tanto los Incas ya desde antiguo en tiempos de Garcilaso, final del siglo XVI, ya sabían por sus antepasados incas acerca de la "Santísima Trinidad", Padre, Hijo y Espíritu Santo, prueba de que la religión cristiana, decía Garcilaso y los conquistadores españoles, era la única verdadera, pues pueblos tan primitivos y distantes ya tenían el mismo dogma en sus creencias.

Evidentemente eran tradiciones conservadas por los aborígenes habitantes de toda la ruta del oro, desde el actual Perú hasta las costas caribeñas, que habían explotado los templarios desde comienzos del siglo XIII sobre todo. He ahí el porqué de la riqueza inconmensurable que atesoraron los templarios en tan poco tiempo. así que esa es la razón por la que la Orden del Temple se hizo, súbitamente, la organización más rica del mundo: por la posesión del oro americano y la plata extraída de Potosí desde su llegada a tierras indias; ese era su segundo gran secreto, guardado con celo y protegido con las numerosas encomiendas fortificadas que garantizaban la impenetrabilidad de esa muralla infranqueable para entrar al puerto de La Rochelle, en la actual Francia. Por allí entraba el oro que traían de América y de donde partían los barcos templarios hacia América .

Es decir, que los templarios tenían dos grandes secretos y riqueza: El mayor acopio de oro y el tronco de la Cruz de Jesucristo, la Vera Cruz, que desembarcaron en las playas que dieron el nombre a la ciudad de "Vera Cruz" de Méjico.

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Muy interesante. Lo referente a los Templarios y a tus ingenios, como bien dijiste en los primeros post que te leí , de "homo habilis". Está claro que quien le da al "coco" lo hace en toda circunstancia.
Saludos!

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