El engaño más grande. 2º capítulo.

in #spanish6 years ago (edited)

Aranza, se encontraba un tanto fuera de sí misma, quería pedirle una explicación a su madre, pero su intuición le decía que no sería sincera, investigó en internet y no aparecía registrada en el seguro social de ninguna empresa, opto por buscar al Sr. Paccoddilli, recordaba lo que le había dicho la secretaria y la lastima impresa en sus palabras, “niña, tu madre no trabaja en este lugar, más si con el Sr. Paccodilli” tomó su computadora y buscó por su nombre completo, de él si encontró muchas cosas, su empresa, registro de seguro social, pero no había nada extraño, en las redes sociales solo fotos e información de su compañía de contabilidad, debía ir más a fondo, esa noche no durmió, al amanecer se levantó de la cama y se fue antes que su madre se levantara, le dejo una nota simple en la encimera que decía “Salí temprano al cole”, sin embargo estando allí solo pensaba en una forma de espiar a aquel hombre, no duró mucho en la escuela y se fue a la empresa donde ya sabía que no trabajaba su madre, se sentó en un café donde podía ver en esa dirección y esperó, llegó al fin una gran camioneta conducida por un chofer y en la parte trasera estaba el Sr. Paccoddilli, entro a su copañía y al rato volvió a salir, subió en su camioneta y arrancaron, Aranza tomó un taxi y le pidió que siguiera el auto, le pareció extraño cuando llegaron a su manzana, luego a su calle y al fin la camioneta paró frente a su casa, se hundió en el asiento y vio salir a su madre de casa, como siempre vestida muy elegantemente, el chofer se bajó y le abrió la puerta, subió donde estaba su supuesto jefe pero ya no pudo ver más nada ya que la camioneta tenía los vidrios oscuros, “sígalos, por favor”, dijo Aranza al taxista, “niña, no puedo prestarme para esto además ¿tienes cómo pagarme?”, Aranza sacó un billete de 100$ y se lo dio, su madre siempre le dejaba dinero y ella nunca lo usaba, siguieron la camioneta y llegaron a una zona de la ciudad bastante concurrida y lujosa, estacionaron frente a un edificio y entraron, ella viendo de lejos a su madre le dijo al taxista que la esperara, bajó del auto después de un rato Isabella haber entrado e intentó ingresar al edificio, pero el mismo tenía una vigilancia extrema, “¿hacia dónde se dirige niña?”, le preguntó uno de los gorilas de la entrada, “quería entrar, necesito buscar a alguien”, contestó ella bastante nerviosa y bajo la mirada, “aquí no se permite la entrada a menores” dijo agrandándose más, ella dio un paso atrás y se fue, entro al taxi con cara de resignación y le pidió al taxista su número, le dijo que lo necesitaría al día siguiente, él con los ojos agrandados le dijo que estaría feliz de prestarle sus servicios y la dejó en su casa.


Aranza solo podía pensar en el trato que le habían dado a su madre, como le habían abierto la puerta del auto y el hecho de que entrara en esa camioneta con aquel hombre, tenía que entrar a aquel edificio como fuera, buscó entre los cientos de vestidos que su madre le había comprado y nunca había usado, esa misma noche aprendió a maquillarse y caminar con tacones, todo para llevar a cabo su plan, ocultó todo y al llegar su madre solo la evitó, le dijo que tenía que estudiar e irse temprano al día siguiente, se encerró en su cuarto con un vacío en el pecho que dolía, no entendía porque su madre y mejor amiga le mentía, que era aquello tan difícil de explicar, ¿qué trabajo podría ser aquel? que no podía simplemente decirle, decidió salir y probar la honestidad de su madre, estaba en la sala leyendo un libro, “nena ven a sentarte aquí conmigo, cuéntame cómo te fue en tu día” Aranza tomó una manzana y se sentó enfrente de ella, “ya sabes, cómo cada día, pero háblame de ti mamá, ¿Cómo estuvo tu día en la oficina?”, le pregunto Aranza esperanzada de que su madre le diera una explicación, “bueno nena, con mi rutina diaria, me fui a la oficina, por cierto el tráfico estuvo fuerte en la mañana, el día fue bastante duro, con muchos clientes y números que calcular, estamos sin el jefe en la empresa y tenemos muchísimo trabajo, pero eso es más de lo mismo ya sabes que trabajo muchísimo”, Aranza la veía a los ojos en busca de alguna señal que le indicara que estaba mintiendo pero en ese momento se dio cuenta que su madre era toda una profesional en el engaño, “si madre, sé que trabajas mucho, me voy a dormir estoy cansada”, Isabella se extrañó de la sequedad de su hija, pero pensó que era por su cansancio y por los últimos días de escuela.



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Al día siguiente preparó en su mochila todo lo necesario, se fue al colegio para que solo la vieran y dar su asistencia, se encerró en el baño y se cambió salió y se maquilló, las chicas que se metían con ella entraron y se le quedaron viendo extrañadas, no la reconocieron, llamó al taxista y le pidió que la esperara en la esquina del colegio se colocó un sobretodo y salió, todos los chicos la miraban atontados, buscando su parecido con alguien, pero ninguno logró reconocerla, al llegar al auto se subió, el conductor le dijo, “disculpe bella dama pero estoy esperando una cliente” y le dio un golpecito al taxímetro para que ella viera que se encontraba ocupado, “soy yo a quien espera”, le dijo quitándose los lentes de sol que llevaba, “vamos al edificio en la ciudad donde me baje ayer”, el taxista no podía con la sorpresa de que ella y la niña de ayer fueran la misma persona, “como usted mande Srta.”, que impresionante eran las personas y como se dejaban llevar por las apariencias, llegaron a la ciudad y se estacionaron a una distancia prudente de la entrada al edificio, respiró profundamente dándose valor a sí misma y bajo del auto, “no me espere, yo le llamaré” dijo dándole al taxista su pago, caminó con elegancia hacía la entrada y vio como unas chicas entraban, igual que ella muy elegantes y con aires de superioridad, trató de imitarlas y llegó a la entrada, los vigilantes solo se quitaron de su camino y le dieron los buenos días, llego a recepción y vio a las chicas sentadas en una salita, sacó una hoja con datos que había inventado, “vengo por trabajo” le dijo a la recepcionista entregándosela, ella la miró de arriba abajo y dijo, “claro linda, le encantarás a la madame, siéntate por allá” y le señalo la salita donde estaban las otras chicas, a este punto ya estaba sudando frío solo quería descubrir de que trabajaba su madre, ¿sería aquel un casting para modelos?, se preguntaba dentro de sí, ve que las chicas comienzan a cuchichear y se levantan, “ya viene” decían, ella miró en dirección hacia donde hablaban las chicas y vio cómo su madre bajaba las escaleras acompañada de unos hombres, entro en pánico y dijo que iría al baño, corrió a este y llamó a su madre por teléfono, asomándose para ver si le atendía, su madre hizo una seña con la mano a los demás para que esperaran y se volteó, “Alo”. “hola mamá, tengo una emergencia en el colegio necesito que vengas”. “pero nena estoy en la oficina ¿qué sucedió?”. “es urgente, necesito que vengas”. “Ok, voy para allá”, dijo Isabella con cara de preocupación, les dio órdenes a los hombres y salió corriendo a la salida, cuando se aseguró que su madre se había ido Aranza salió del baño y se paró al lado de las chicas, estas la vieron con envidia y menosprecio en la mirada y esperaron, los hombres llegaron y las detallaron a cada una por separado, a una le dijeron que no la necesitarían y a otras dos que esperaran, cuando llegaron a ella la detallaron como si les gustara lo que veían, “ella es mejor que las demás, el Sr estará contento con esta” uno de los hombres le pidió que lo siguiera y a las otras chicas se las llevaron los otros, subieron en el ascensor y llegaron al penthouse y fueron directo a una oficina, allí estaba tras un gran escritorio el Sr. Paccodilli, le echó una mirada y dijo, “esta chica es excelente, tú serás la nueva estrella del negocio, todos te querrán” dijo parándose a su lado y acariciando su brazo, “pero Isabella debe verla primero, ella aprobará su entrada y quien será el primer cliente”, cuando escuchó el nombre de su madre comenzó a sudar, ¿su primer cliente? No entendía nada, “Sr. La Sra. Isabella tuvo una emergencia familiar y salió hace un momento”. “¿emergencia, qué te dijo le sucedió algo a Aranza?”, la chica se sintió un tanto mareada y se tambaleó al escuchar su nombre, el hombre que la llevó le ofreció una silla, “¿te sientes bien?”, le preguntó el Sr. Paccodilli, “discúlpame en este momento no te podremos atender, ¿podrías venir mañana?”, Aranza no respondía solo lo miraba, paso un largo minuto y le respondió, “si Sr. Mañana estaré aquí”.


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¡Hola,Hola! amigos hermos@s de la mejor comunidad del mundo, aquí le traigo el segundo capitulo de mi historia, para los que no leyeron el primero aca se los dejo "Iª parte", el tercer capítulo lo estaré publicando el día lunes, espero les este gustando y los vaya atrapando poco a poco, aprecio sus comentarios y sería divertido saber que creen que sucederá, les dejos besos...

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