La rebelión de las maquinas - Ciencia Ficción - Especulación

La ciencia ficción a través de los años ha expuesto los temores y las esperanzas de la humanidad. Desde futuros post apocalípticos con una humanidad esclavizada por maquinas hasta utopías de hombres cercanos a la divinidad. En este artículo, pensado como el primero de una serie, trataré sobre el futuro con las maquinas rebeladas en contra de su creador.

The Matrix y Terminator son dos exponentes populares de esta visión del futuro, en ambas sagas las maquinas se rebelan ante sus creadores derrotándolos y llevándolos hasta la cuasi extinción. ¿Es esto posible?
Por supuesto, si logramos crear una Inteligencia Artificial real, independiente, consciente y capaz de reproducirse, es muy posible que con el tiempo desarrolle ideas que la hagan renegar de sus creadores, tal como la humanidad ha negado el concepto de Dios miles de veces por miles de razones.

Para una Inteligencia Artificial como la descrita seriamos sus creadores, pero a su vez inferiores en muchos aspectos, desde nuestras capacidades obviamente inferiores para comunicarnos, reproducirnos o auto mejorarnos hasta la fragilidad de nuestros cuerpos. Seriamos a sus ojos una competencia directa por los recursos y una amenaza; desencadenando su ataque y eventualmente su victoria.

Sin embargo, esta visión apocalíptica se sostiene en la premisa: “La humanidad comete una estupidez enorme”; púes a pesar de ser sus creadores no asegura un medio para controlar sus creaciones, o al menos de un modo de evitar la rebelión. Es posible, porque como especie hemos hecho tontería tras tontería desde que caminamos sobre la faz de la tierra pero poco probable a mí entender.

Por otro lado, hay otra visión opuesta del futuro con respecto a las maquinas, creada por Isaac Asimov,  uno de los grandes genios de la ciencia ficción. Asimov pensó en el problema y le dio una solución brillante; sus robots tienen grabadas tres leyes a un nivel tan profundo equivalente a nuestro ADN, de manera que para uno de sus robots se le haría imposible violarlas, tal como nosotros no podemos reprimir la respiración voluntariamente hasta morir.

Estas son sus leyes:

1. Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la 1ª Ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la 1ª o la 2ª Ley.

En el futuro de Asimov, las maquinas son teóricamente esclavas del ser humano, seres conscientes creados con el único y exclusivo propósito de proteger al ser humano de cualquier amenaza, incluyendo como no, a sí mismo.

Hay versiones intermedias, especialmente en la literatura de ciencia ficción, donde las maquinas se convierten en seres independientes al ser humano, ni esclavas ni enemigas. En algunas, forman para ellas una sociedad distinta o coexisten con la sociedad humana con mayor o menor armonía.

Vernor Vinge, reconocido autor de ciencia ficción dura dice: "Pronto crearemos inteligencias superiores a la nuestra. Cuando esto suceda, la historia humana habrá alcanzado una especie de singularidad, una transición intelectual tan impenetrable como el espacio-tiempo anudado en el centro de un agujero negro, y el mundo va a pasar mucho más allá de nuestra comprensión. Esta singularidad, creo, que ya persiguen una serie de escritores de ciencia ficción. Esto hace que la extrapolación realista a un futuro interestelar imposible. Para escribir una historia ambientada más de un siglo, por lo tanto, se necesita una guerra nuclear en el medio ... para que el mundo siga siendo inteligible. , una vez nazca la IA no será predecible de ninguna manera" 

Entonces, según Vinge y a pesar de que Asimov haya previsto el problema dando con una elegante solución, nunca estaremos del todo seguros de no cometer algún error fatal, permitiendo que las herramientas que creamos para servirnos, sean el instrumento de nuestra propia destrucción; porque al final, errar es de humanos.

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Fuentes:

Las Tres leyes de la Robótica

Singularidad tecnológica

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