Réquiem por el Nacional
Al Nacional lo aprendí a querer en la biblioteca del Pedagógico de Caracas, tendría yo unos diecisiete años en aquel entonces. Recuerdo que al lado de donde se pedían los libros había una especie de archivador donde colocaban diariamente los periódicos matutinos que circulaban en la ciudad de Caracas. Me imagino que sería difícil a comienzos de los 70 poder llevar la prensa del interior del país, quizás por eso solamente estaban en nuestra biblioteca los periódicos de la Capital.
Nunca antes de mi llegada al Pedagógico había escuchado hablar de aquel periódico. En mi casa la prensa era casi una ausencia total. Muy de vez en cuando mi padre se aparecía con el vespertino El Mundo, y la verdad no sabía qué era lo que le llamaba la atención de aquel diario, él no era un hombre de comentar algo sobre sus lecturas.
Mi primer acercamiento con el Nacional fue a través de las páginas Internacionales y de Opinión, ambas sugeridas por quienes fueron mis maestros.
Los profesores de Historia nos recomendaban estar atentos a las páginas internacionales para llevar el pulso de los acontecimientos mundiales; había un consenso entre esos mentores en que en esas páginas estaban reunidos los mejores analistas sobre los últimos acontecimientos de una historia en desarrollo.
Por su parte, los profesores de Filosofía nos recomendaban las páginas de Opinión para empaparnos de los argumentos que usaban los distintos escritores que se daban cita en ese espacio.
Poco a poco lo que comenzó como una tarea se fue convirtiendo en un hábito y desde entonces ─por más de cuarenta años─ mis días casi que comenzaban con la lectura del Nacional.
Ese hábito de leer la prensa traté de cultivarlo en mis alumnos.
Cuando fui profesor de bachillerato todos los días llevaba al salón de clases dos ejemplares del Nacional, el reciente y el del día anterior. Con el reciente discutíamos sobre algún hecho que estuviese en el tapete y con el anterior íbamos haciendo una hemeroteca temática, donde los muchachos aprendían a organizar la prensa, con la finalidad de tenerla disponible con fines documentales.
Es probable que ellos no comprendieran lo que yo les decía, de que estaban guardando en esas pequeñas fichas la memoria del país. Luego de mi jubilación no tengo idea de cuál haya sido el destino de aquellos archivos cuidadosamente llevados por más de veinte años.
Para mí el Nacional era una ventana para mirar al país y al mundo, me duele que lo hayan llevado a la desaparición física.
Este viernes 14 de diciembre de 2018 la dictadura se anota otro tanto en su proyecto de destruir el modo de vida que hemos conocido. Logró que se pararan las rotativas de un periódico que acompaño la vida de varias generaciones de venezolanos, un matutino que no dejó de circular durante 75 años. Sin duda que este es un gran triunfo para los enemigos de la libertad de expresión.
Todavía hay que personas que emiten juicios confusos sobre el momento histórico que vivimos los venezolanos. Todavía hay gente que declara que esto no es ninguna revolución, la verdad es que no entiendo en que se basan para decir tal cosa. Quizás la diferencia de la nuestra, en relación con otras que haya conocido la humanidad, es su lentitud. Pero los cambios de fondo, característicos de toda revolución los ha ido logrando poco a poco ¿Acaso no se ha ido trastocando todo el mundo que conocimos antes de la llegada de esta plaga maligna? ¿Acaso no se ha ido imponiendo una nueva valoración de la vida, de la economía, de las relaciones de convivencia? Para mí la dimensión de esos cambios está clara.
Como todo hecho histórico este viernes 14 de diciembre de 2018 quedará reseñado para el porvenir con dos interpretaciones. La de la dictadura que declarará su triunfo sobre uno de los medios de la derecha fascista. Otra es la de nosotros, los que seguimos resistiendo a capa y espada los embates de un sistema que se empeña en destruirnos la vida. En esta otra versión no tengo claro cuál pueda ser la narrativa. Ojalá sea la de los prolegómenos de los momentos finales de este régimen oprobioso.
Gracias por su tiempo.
Fuente de las imágenes. I II III
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Pasajero y moribundo.
Acabarán con los medios, pero no con nuestra memoria. La libertad es de Dios, eso lo declaramos para nuestro país.
Este será sólo un descanso para EL NACIONAL.
Saludos y esperanzas.
¡Felicidades, has recibido un voto del EmeeseeseTrail!
Amigos, muchas gracias por el apoyo.
Es demasiado duro leer esta noticia cada vez se cierran más medios de comunicación, el Nacional era mi lectura segura un dia Domingo, porque habia que sentarse para leer este extenso y muy completo periodico. Tambien aqui en Barcelona uno de los principales periodicos quedo despues de salir diario paso a una sola vez a la semana, todavia se puede leer por internet y uno medio enterarse de las noticias locales.
Un abrazo excelente tu post para que no olvidemos todo lo que hay que recuperar cuando esto acabe. @irvinc