Hoy por medio de este post, compartiré esta pequeña anécdota la cual es una maravillosa idea para reciclar los desechos de madera que se encuentran en cada rincón del hogar.

Todo comenzó en una clara tarde previa a los meses festivos, cuando a una de mis mejores amigas tenía el inconveniente de no disponer de fondos necesarios, para adquirir unos juguetes didácticos para la escuela de sus hijos, los cuales le estaban solicitando dicha institución donde ellos se encontraban inscritos.

Ella indago los violentos precios de los juegos didácticos, de cualquier juguetería a sus cercanías, y por pura iniciativa emprendedora que solo ella entres sus conocidos poseía, me pidió apoyo para usar mi taller. Si dije usar, ella misma quería ser quien ejecutar prodigioso plan y me pagaría por las molestias, yo con gusto le dije que sí y que la asesoría en todo lo que alcanzara y necesitará.

Tocó el día de hacer los juguetes, donde me sorprendió cuando llego con una modesta pero lisiada maleta, llena de desechos de madera, piezas de muebles dañados y otras eran simples recortes mal cortados de sobrantes de unas tablas, que en opinión de cualquiera no pasaban de ser simple basura sin ningún uso práctico, ni siquiera para construir algún mueble pequeño. en ese instante me dijo lo que precederíamos a ejecutar con esos trozos, consistía en fragmentarlos en piezas geométricas aun más pequeñas, para hacer unos tacos didácticos de construcción, y debo de admitir que esa idea nunca se me hubiese pasado por la cabeza.

Al final y en plena mañana, nos pusimos a manos a la obra, y como supuse, por mucho que era su enorme entusiasmo. Ella no sabía cómo operar algunas de mis herramientas o de cuál sería el paso correcto a seguir, logre convencerla de invertir papeles yo me encargaría del trabajo pesado; el usar mal la sierra circular con una piezas tan pequeñas puede terminar en un espantoso accidente, y ella sería quien cumpliera el papel de asistente. Aun así logre que la faena fuera lo más equitativa posible que ninguno trabajara más que el otro, pasó la tarde y logramos finalizar con el proyecto o más bien con ambos, durante el transcurso de nuestras improvisaciones nos llegó el pensamiento espléndido de hacer otro juego didáctico ideal para el desarrollo locomotriz de los más infantes.

El juego de Tacos que surgió como hermosa aves de fuego de esos desechos consistió de: 12 rectángulos o bloques, 7 cubos ( los cuales cada se formó de unir 2 piezas mediante a pegamento), 4 rectángulos con arcos, 4 cilindros (nacidos de un palo de escoba roto al final de sus días), 5 triángulos grandes y 8 no tanto, 4 arcos (brotados del sobrante de los 4 rectángulos de forma peculiar) y por último pero no menos especial un cilindro tosco producto de una sierra de copa, todo pintado y pulido con sumo cuidado, con la fina pero escasa pintura acrílica que estaba a mi disposición.

Como mencione previamente, el otro juego surgido como obra de nuestro ingenio consistió en un pequeño, pero sencillo rompecabezas, de aquellos sobre encajar las piezas en sus respectivo lugar, de esos cuya única función es preparar las mentes de los más pequeños que aun no fomentan ni su primera palabra.

Lo confeccionamos por medio de una pieza amorfa de MDF la cual volvimos cuadrado para hacer de base, con un palo de escoba roto de improvisto en el mejor punto de su vida, extrajimos dos pequeños pilares, 3 varillas más delgadas de dudosa procedencia también cumplieron función de pilar en dicha base. La piezas principales la que darían por completado el puzle y le proporcionarían su función como tal, nacieron de 2 buenos trozos fracturados de madera, una pálida y la otra oscura, de las cuales surgieron las 4 formas geométricas principales, 2 de ellas con un desafío adicional; El acabado de este proyecto tuvo que ser la combinación de pintura acrílica fina y pintura al frio no tan admirable, no tuvimos de otra.

Ya finalizada la labor, contemplada ambas creaciones, una producto de la planeación y otra por pura espontaneidad, es de sorprender la confinación de una célebre frase que escucho con relativa frecuencia.