6 Días... 6 Acciones Inimaginables del bien en la Alemania Nazi... Dia 5 Corrie Ten Boom

Muy pocas personas han oído hablar de ella, de hecho es muy poco conocida; pero es innegable que su historia debe ser contada. En un mundo en el que tenemos la responsabilidad de “No repetir historias” la vida y obra de Corrie merece no solo ser contada sino ser alabada y no quisiera que me malinterpreten, la razón fundamental de dar a conocer esta historia no es publicidad y mucho menos por una frase de suma sabiduría conocida e impulsada por la comunidad judía, esa que reza “No Olvidar” sino para demostrar que todos desde nuestra “trinchera” y desde nuestra labor tenemos las posibilidades, capacidades y deberes de hacer el bien cuando lo que predomina es el mal….

A continuación la historia de la Sra. Corrien Ten Boom

Corrie Ten Boom

Corrie nace en Holanda en 1892 proveniente de una familia que profesa una profunda Fe Cristiana, al punto de desarrollar actos de bondad conocidos desde mucho antes del nacimiento de Corrie. Su abuelo había fundado una relojería en 1837, en el edificio ubicado en número 19 de Barteljorisstraat, en Haarlem, Holanda,

En mayo de 1940 cuando los alemanes invaden Holanda Corrie era quien manejaba la relojería de su abuelo, esta constaba de un edificio de 3 pisos, donde en la planta baja funcionaba el local comercial con la relojería y las plantas superiores en las viviendas de la familia, es allí cuando a Corrie se le acurre brindar refugio a todos aquellos Judíos Holandeses perseguidos por los nazis. Al principio este “refugio” fue algo transitorio para los judíos pues estaban allí solo por unas horas o como máximo un día mientras podían ser trasladados a un lugar mas seguro, sin embargo, al correrse la voz entre la comunidad judía el tiempo de permanencia se fue haciendo cada vez mayor.

El refugio funcionaba de la siguiente manera en algunas plantas del edificio la familia Ten Bomm construyo espacios reducidos para albergar hasta 6 personas de forma simultánea (los espacios eran tan pequeños que las personas solo podían estar de pie y sin movimiento alguno).

Cada vez que sonaba la alarma (un timbre pequeño oculto junto a la escalera), la gente disponía de poco más de un minuto para ocultarse en ese sitio, llevando consigo sus pertenencias. Allí se quedaban hasta que pasaba el peligro, en absoluto silencio y completa inmovilidad.

La relojería poco a poco se convirtió en una pantalla perfecta para el refugio de los judíos en Holanda, y sin darse cuenta Corrie se encontró al frente de una red de comunicación, conformada por al menos 80 personas que se hacían llamar “el Grupo Beje” (nombre original de la relojería) que buscaba como finalidad encontrar familias holandesas dispuestas a arriesgarse para dar cobijo a judíos de forma continua. Se estima que de esta forma salvó la vida de unos 800 judíos, además de numerosos integrantes de la resistencia holandesa y estudiantes que eran perseguidos porque rehusaban colaborar con los nazis.

Lamentablemente no todo es de color rosa, y el día menos esperado un hombre llego a su negocio alegando ser judío que necesitaba dinero para sobornar un oficial nazi, a lo que Corrie respondió que podría conseguirle el dinero solicitado, lastimosamente el 28 de febrero de 1944 este hombre los denuncio ante la Gestapo Sus agentes esperaron durante todo el día, vigilando la relojería, y detuvieron a cada una de las personas que se disponía a entrar. Para el anochecer, habían capturado alrededor de treinta prisioneros. Luego allanaron la casa, donde arrestaron a Corrie, su padre Casper, sus hermanos Willem, Nollie y Betsie y su sobrino Peter, y los condujeron a la cárcel de Scheveningen

Aunque la Gestapo sospechaba que había gente escondida en alguna parte y revisó cuidadosamente todo el edificio, no consiguieron encontrar el refugio, donde en aquél momento había cuatro judíos (dos hombres y dos mujeres) y dos miembros de la resistencia. Aunque la casa continuó bajo vigilancia, todos pudieron ser rescatados por otros integrantes de la red de Corrie. Durante las 47 horas que pasaron hasta que los liberaron, se las arreglaron para permanecer quietos y silenciosos, prácticamente sin alimentos y sin agua. Los cuatro judíos fueron llevados a otro refugio y tres de ellos sobrevivieron a la guerra. Con respecto a los dos miembros de la resistencia, uno murió poco después y el otro logró sobrevivir.

Ya en prisión, cuando a Casper le fue informado que podía ser condenado a muerte por salvar judíos, declaró: ”Sería un honor dar mi vida por el pueblo elegido de Dios”. Y en cierta forma así fue, ya que murió a los diez días de ser detenido, a los 84 años de edad.

Corrie y su hermana Betsie estuvieron en tres prisiones diferentes durante los siguientes diez meses después de su arresto, hasta que fueron enviadas al campo de concentración de Ravensbrück, cerca de Berlín, en Alemania.

Betsie, de 59 años, murió al poco tiempo de llegar allí: no logró soportar las privaciones a las que fue sometida.

El hermano, Willem, de 60 años, cuyo ”crimen” había sido colaborar con la resistencia, contrajo tuberculosis durante su estancia en la cárcel y murió poco después de terminar la guerra.

Otro de los sobrinos de Corrie, Christian, de 24 años, fue llevado al campo de Bergen Belsen también acusado de formar parte de la resistencia, y nunca más se supo de él.

De modo que cuatro miembros de la familia ten Boom ofrendaron sus vidas frente al compromiso que habían asumido para salvar las de otros seres humanos.

En el caso de Corrie milagorsamente en el año 1944 su nombre fue incluido en una lista de personas que debían recuperra su libertad Regresó a Holanda y pudo recobrarse de los problemas de salud contraídos durante el tiempo en que estuvo prisionera. Pasó en su propia casa de Haarlem el último invierno de la guerra, pero no permaneció inactiva. Como ella decia: ”Dios nos dio el amor para ser capaces de perdonar a nuestros enemigos”.

FUENTES

Corrie ten Boom

Corrie Ten Boom, perdón en el Holocausto

Corrie ten Boom, una salvadora holandesa