Sobre el maltrato sin intención

in #spanish6 years ago (edited)

Preámbulo


Este texto no es más que la opinión sobre una vivencia personal, no debe ser leída como una sentencia inflexible, más bien, parte de un deseo o necesidad de hablar de lo cotidiano con cierto distanciamiento.

©Silvio Loreto
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Sobre el maltrato sin intención


En el Metro de Caracas, no es difícil encontrar personajes que pueden retener nuestra atención por unos cuantos segundos, esto puede deberse a que dan algún discurso divertido -no por su contenido, sino por la cadencia con la que hable la persona-, tener una apariencia llamativa, hacer algo que nos resulte extraño, etc. Sin embargo, en su mayoría ninguna de estas personas termina siendo lo suficientemente relevante en nuestras vidas como para que la memoria pueda reconstruir con totalidad el instante en el que aparecieron, solo quedan pequeños recuerdos.
Vivimos constantemente armando rompecabezas incompletos, cuya imagen total jamás lograremos descubrir, con base en estas piezas incompletas uno se sumerge en una suerte de juego guiado por la imaginación.

Me bajo del vagón en la estación que me toca, subo la escalera mecánica como si se tratara de una normal, porque está dañada. La salida de la izquierda está cerrada por un presunto mantenimiento -mi rutina se vio alterada-, las personas que estaban a mi alrededor y yo nos vemos forzados a tomar la salida de la derecha. Frente a las escaleras que conectan con la calle tengo tres caminos para escoger: la escalera normal y las dos escaleras mecánicas dañadas; opto por las del medio, la normal. Ya por el tercer escalón miro y escucho una conversación que me interesa, acorto la distancia que hay entre los personajes llamativos y yo: un niño de primaria sube las escaleras a un paso lento porque se siente muy cansado, a su lado, el padre sujeta su mano con firmeza y le exige que aumente la velocidad y no pare de caminar; el niño prácticamente imploraba -sin llanto- por una piedad que su padre, aparentemente avergonzado por las quejas del muchacho, no le iba a conceder. La discusión continuó hasta que el representante se obstinó y deja de responderle al jovencito, para luego él aumentar la velocidad de su paso dejando a un niño gritando <<¡Papá, Papá!>> sin recibir respuesta alguna. Yo no tenía ninguna reacción para esto, quería seguir observando la escena con mis sentidos más agudos que antes .

Esperé a que el niño terminara de subir las escaleras, no me importaba nadie más sino la resolución de este conflicto. Creía que su padre lo estaría esperando en la salida de la estación, pero me había equivocado…no había nadie. El niño siguió una ruta de manera natural, sabía a donde se dirigía -hacia el lado contrario al que yo tenía que ir-, no pude evitar seguirlo un poco hasta que vi a su padre, el niño también lo había visto. El llamado a su padre volvió a sonar a todo pulmón, pero todavía no había respuesta, cuando el niño se resignó siguió caminando a su ritmo, yo me quedé parado viendo a los dos personajes yéndose separados hacia un mismo destino.

Mientras regresaba caminando a mi casa no podía sacarme de la cabeza esta imagen del niño desamparado ¿Era este su ritual de iniciación en un mundo hostil al que -aparentemente- no le interesaría su opinión ni su sentir? ¿El padre finalmente entregó el testigo -como si de una carrera de relevo se tratase- de la indiferencia, siendo este primero el que ignoró la opinión de su hijo y posteriormente el hijo es quien ignora la actitud de su padre? Vaya herencia. No puedo sino sentir pena por todos los niños que al sol de hoy siguen entrando en la espiral mágica en la que repetirán el comportamiento que sus padres les inculcaron no por medio de la enseñanza consciente, sino del maltrato sin intención.

No se habla de la intención de causar un efecto específico, sino de la consciencia de los actos que se cometen, en este caso, por tradición.


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Niña en escaleras(2017). Parte de la serie fotográfica Cuando el rostro importa. ©Silvio Loreto

Sort:  

Bello amorcito, al final te quedó muy bien el texto, me pude imaginar viendo al padre y al hijo desde la distancia. Tambien puedo imaginarme cómo ese niño irá cambiando poco a poco, terminando como su papá, creo que en psicología le dicen "transferencia" y empieza así :( probablemente ese papá está frustrado, no sé si por la paternidad o por la situación del país, mas si solo hubiera sido un mal día que tuvo, no se comportaría así con su hijo.

Te amo, escribe más para leerte.

Que broma con eso de canalizar nuestra frustración con seres más frágiles que nosotros sin ninguna intención concreta. Gracias por tomarte el tiempo de comentar, Emi. Te correspondo ese cariño tan grande :D

Esto es muy típico y lamentable. Los padres no se toman el tiempo de intentar comprender a sus hijos ni de prestarles atención; cualquier cosa que los tenga amargados es más importante.

Muy bueno el post y cómo lo cuentas, Silvio. Sin duda llega.

Así es, y sinceramente veo muy improductiva esta práctica, invita no solo al sometimiento, sino también a la perpetua consolidación de la espiral mágica que menciono. A los que queramos tener hijos en algún momento nos queda reflexionar sobre esto, la tradición en la crianza no va de la mano con el tiempo en el que nos tocó vivir.

Me encanta ese ojo que tienes para con los niños. Muchas veces uno se sorprende del maltrato que uno puede ver en la calle, especialmente porque uno sabe que hay cosas que nunca se olvidan, y una de esas, es el maltrato y más, si es de un ser que forma parte del núcleo del niño o la niña. Me cuesta entender como alguien no puede estar consciente del daño que le hace a otro ser con un maltrato de esa manera.

PD: Yo también extrañaba que compartieras y llegas con esta joya. Asumí que sería por algo chévere, porque bueno, Sophia te vigila jajaja.

Me cuesta entender como alguien no puede estar consciente del daño que le hace a otro ser con un maltrato de esa manera.

Conchale, con el día a día que le toca vivir a los venezolanos, independientemente de qué tan mal esté, cuesta ser introspectivo o detenerse a contemplar los detalles. Eso podría justificar el presente, este instante de impaciencia ante el niño en las escaleras del metro, pero no la espiral mágica...En micro no comparto tanto tu preocupación, hasta entiendo, en macro es distinto, la comparto.

Gracias por comentar, Sophia querida. Un abrazo grande :)

Preguntas duras y una reflexión importante: la crianza que tiene mucho de la severidad del abuelo en la herencia. Pensar que las cosas salieron bien así o incluso la emulación de lo conocido sin mucha consciencia. Ciertamente es un maltrato y he visto cosas similar, causando que reaccione de forma similar a lo que cuentas.

Ay, Silvio. Leí tu texto y viajé al pasado. He estado en los zapatos de ese niño. Mi tía me buscaba al colegio (porque mi mamá siempre estaba trabajando, llegaba en la noche a la casa) y me hacía caminar muchísimo. La odiaba, salíamos del colegio y me hacía caminar toda la Avenida Andrés Bello. Desde Las Palmas hasta La Hermandad Gallega. Recuerdo que me dolían los pies y a veces me ponía a llorar.

:( aaaaaaaaaa. Me puedo imaginar la escena y en realidad me da mucho dolor, que interesante como este relato te conectó con esa experiencia tan traumática para ti. Estamos obligados a seguir caminando aunque no podamos más, aparentemente. Gracias por abrirte en este comentario, lo aprecio muchísimo. Un abrazo!

Estoy embelesado con tu escrito. Buena reflexión y excelente prosa. Ya te di follow, definitivamente.

Abrazos desde México!
@alonsomath

Muchísimas gracias, Alonso. Un abrazo!

Saludos desde Venezuela :)

Ufffff tela , mucho mensaje, duro y a la vez da mucho que pensar, gracias por compartir, el equipo Cervantes apoyando a la comunidad.

Gracias Sanchoo!!!

Mira, tu no lo creerás pero llevo días queriendo que publiques, esperando un nuevo escrito tuyo, una nueva reflexión, una nueva manera percibir la realidad...Sí, tu no lo creerás, pero por días he revisado tu blog constantemente para leerte, porque disfruto de tus escritos. Menos mal ya publicaste y para variar no me decepcionaste. Muy buena reflexión, me siento muy identificada con esto de armar rompecabezas inconclusos todos los días con las historias que nos encontramos en el metro. ¡Espero leerte pronto de nuevo querido @hormigaobrera! Un abrazo.

aaaaa que comentario tan lindo jaja :) perdona la ausencia, una serie muy buena me absorbió completamente y el resto del tiempo lo dediqué a mi vida personal y a la uni. Espero seguir publicando cosas sin tanto problema. Un abrazo y valoro mucho tu atención :D

No tengo hijos, pero el sólo pensar en dejar unos segundos a unx niñx en pleno metro de Caracas, me parte el alma. Si una vez, tenía como 8 años, yo quedé dentro del tren y mi mamá afuera, tuve que esperarla sola y llorando en la próxima estación. Ojalá sólo haya sido un mal día para ellos y no una conducta repetitiva.

Ojalá sólo haya sido un mal día para ellos y no una conducta repetitiva.

Comparto tu opinión, ojalá.

Aquí hago unas sentencias duras en contra del padre y los modos de crianza, es uno de esos casos en los que uno quiere equivocarse, prefiriendo el error personal a que la realidad sea así.

Gracias por comentar <3.

Un abrazo.

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