Juego de dos jugadores

Al entrar en el consultorio noté que el doctor usaba una corbata roja
no sé si para probarme o si, en caso de que tuviese razón,
el color de su accesorio no fuese sino una elección aleatoria
que juzgaría hecha para importunarme.

Tras unas cuantas consultas,
tuve la idea de dejar de tirar de mi lado esperando que alguien lo viese todo desde mi posición.
Empecé a elegir mis palabras con cuidado.
Presté una enfermiza atención a sus preguntas
por temor a una intención oculta detrás de cada letra.
Cada parte del interrogatorio está diseñada para ganar terreno
y hacer flaquear mis defensas.
Su raciocinio construye una barrera difícil de atacar.
Cada segmento de ella es un tramo de un sendero seguro.
Por ser el que inició la partida, él lleva la ventaja.