Evolución de las Letras Afroamericanas (Parte II):

in #spanish6 years ago (edited)

De “Regresemos a África” a “Nos quedamos y exigimos nuestros derechos.”

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Saludos, gente de Steemit. Continuando con mis posts sobre los primeros 100 años de la literatura afroamericana, me gustaría presentarles esta vez algunas de las voces que, a través de sus
sermones, conferencias o ensayos
contribuyeron a la lucha de los afroamericanos por sus derechos humanos y políticos.

Nota: Había concebido esta serie de posts en 3 partes, pero esta segunda parte creció fuera de control y me vi forzado a sub-dividirla para evitar sobrecargar a mis lectores. Así, en la Parte III se terminará la discusión sobre los ensayos y conferencias y en una Parte IV hablaré de los Relatos de Esclavos (Narrativa Esclavista).

Pueden encontrar el post anterior aquí: https://steemit.com/spanish/@hlezama/evolucion-de-las-letras-afroamericanas

El surgimiento de la literatura afroamericana alrededor de 1773 no fue un evento fortuito, a la luz de las turbulencias que azotaban las colonias británicas en ese momento. Las ideas de la Ilustración habían permeado no sólo a los futuros Padres Fundadores, sino también a la gente común, y eso incluía a los esclavos.
El aprendizaje de la lengua y la religión del hombre blanco, al igual que el aprendizaje de cómo usar esos elementos efectivamente, va a alterar para siempre las relaciones de poder de blancos y negros
. Aunque algunos negros habían estado expresando sus suspicaces ideas sobre igualdad y justicia en forma oral, el dominio de la palabra escrita va a jugar un papel fundamental en el posicionamiento de los negros en el debate nacional sobre este nuevo experimento llamado los Estados Unidos de América. Con pocas excepciones, los líderes más renombrados en la causa afroamericana serán aquellos de amplia cultura lectora, capaces de hablar y/o escribir tan bien como cualquier autor blanco.

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El llamado “problema del Negro” pondrá a prueba las verdades evidentes de América, tal cual fueron expresadas en la Declaración de Independencia,

“que
todos los hombres son creados iguales
, que están
dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables
, que entre estos están
la Vida, la Libertad y la búsqueda de la Felicidad
.—Que para proteger estos derechos, se instituyen entre los hombres gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados, —Que
en el momento en que cualquier forma de gobierno tienda a destruir estos fines, el Pueblo tiene el derecho de alterarlo o abolirlo, e instituir un nuevo Gobierno
.”
Estas declaraciones simples y claras, sustentadas por argumentos y ejemplos con sentido común, cortesía del estilo retórico revolucionario desarrollado por genios como Thomas Payne, Benjamin Franklin, y Thomas Jefferson, impactarán poderosamente a una nueva generación de hombres y mujeres de color.
Los oradores afroamericanos van desde los muy conservadores hasta los muy radicales, con algunos moderados en medio. Me referiré brevemente a cuatro de las más importantes voces del primer periodo de la literatura afroamericana.

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Empecemos con
John Marrant
(1755-1791), un caso peculiar entre los líderes afroamericanos, quien introdujo una noción revolucionaria que será retomada por generaciones subsiguientes de activistas e intelectuales negros. Marrant, un negro de New York, nacido libre, fue uno de los primeros sacerdotes y misioneros afroamericanos. Un auténtico converso quien, de acuerdo su Narrativa (1785), como Pablo, “colapsó bajo el poder de lo divino”, después de conocer al sacerdote metodista, George Whitefield, en Charleston (Saillant 2) y, después de tres días de mortificación y ayuno, volvió en sí como un nuevo y devoto cristiano. Tan devoto que renunció a su entrenamiento como comerciante, sus instrumentos (violín y corno francés), se peleó con su familia (por su extremismo religioso), se adentró en los bosques buscando iluminación o muerte (los animales salvajes no lo tocaron), aprendió cheroqui de un indio cazador, fue secuestrado por los indios, sentenciado a muerte y luego perdonado, después de convertir a su verdugo. O así cuenta la historia (idem 3).
Las actividades predicadoras de Marrant’s comenzaron alrededor de 1770, cuando trabajaba como carpintero en una plantación en Carolina del Norte. Escribe en su Narrativa como sus seguidores, hombres, mujeres y niños, eran castigados severamente por rezar (Saillant 4). Durante la Guerra de Independencia, Marrant fue reclutado por la Marina británica, convirtiéndose así en parte de los miles de realistas negros que se aliaron con los ingleses. Después de la guerra (1783), fue evacuado a Inglaterra, donde fue ordenado en 1785, bajo los auspicios de la Condesa Selina de Huntingdon. Esta afiliación llevó a Marrant hasta Canadá (Halifax, Nueva Escocia), donde la “Providencia” lo llamaba a realizar su ministerio (idem 5). La teología de Marrant era una combinación de calvinismo huntingdoniano (creencia en la predestinación) y nueva divinidad (calvinismo antiesclavista de Nueva Inglaterra).
Sus sermones, eran predicados sobre la base del “afecto, la benevolencia, la caridad, la anulación providencial del pecado en un plan divino, la libertad del intelecto de la corrupción moral de la Caída, y lo pecaminoso de la esclavización de los africanos”
(idem 6).

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Marrant va a llevar esta postura conservadora un poco más lejos, reciclando la noción puritana de pacto o alianza, pero llevándola a África
. Para Marrant, los esclavos africanos eran, entonces, la gente escogida de Dios, la esclavitud era parte del plan de Dios, y ellos estaban destinados a ser liberados por el “poder irresistible” de Dios y llevados de vuelta a África, donde florecerían en su Sion, como Dios lo habría previsto. En palabras de Marrant, “los verdaderos cristianos, aún en medio de serpientes feroces esperan con ansias, y expectativa santa, por la buena promesa".
En Nueva Escocia, a los negros realistas se les había prometido libertad y al menos 40 acres de tierra (una promesa que será reeditadas en América después de la Proclama de Emancipación de Lincoln en forma de “40 acres y una mula”, lo cual la mayoría de los afroamericanos nunca recibieron), pero, fueron engañados por los británicos. No recibieron la tierra prometida, sufrieron discriminación, y se les exigió seguir trabajando como esclavos o continuar contribuyendo con la trata de esclavos. Después de algunos conflictos internos, algunos de los neoescoceses negros se fueron a Freetown, Sierra Leona y se llevaron la teología de Marrant con ellos.

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Desgraciadamente, Marrant no vivió lo suficiente para ver su proyecto migratorio materializado. Sin embargo, a aquellos que se quedaron en Nueva Escocia se les van a unir otras olas de migración que, de alguna manera, repitieron la historia. En 1812 los Estados Unidos declaró la Guerra a Inglaterra nuevamente y más negros, para quienes el experimento democrático no había producido ningún resultado tangible desde 1783, tuvieron más razones para unirse a los británicos y su promesa de una mejor vida en Canadá.
La idea del retorno a África se va a materializar en 1822, durante la administración de James Monroe
a través de la ACS (American Colonization Society). Con la colonización de los territorios al sur de Guinea y Sierra Leona, nace Liberia (su capital, Monrovia, lleva el nombre del Presidente).

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Para 1861, cuando estalló la Guerra Civil, más negros se sumaron a los neoescoceses. La idea de John Marrant de un pacto africano por la gracia, de alguna manera, permaneció en la imaginación de los afroamericanos como una alternativa a la Tierra de las Oportunidades. Sin embargo, aquellos a cargo de materializar esa idea fallaron miserablemente, en Nueva Escocia, en Sierra Leona y luego en Liberia, donde todos los vicios fueron replicados al punto que los américo-liberianos (antiguos esclavos afroamericanos) se convirtieron en una élite que terminó subyugando a los nativos africanos.

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Medio siglo después, Marcus Garvey, en el marco del Renacimiento de Harlem , retomará sin éxito la idea de la repatriación como la única opción de paz y prosperidad para los negros. Ya fuera por razones religiosas, económicas o políticas, algunos afroamericanos habían llegado a la conclusión de que una sociedad dominada por los blancos nunca reconocería el valor de los negros.
Aquellos que favorecían la repatriación vieron su agenda justificada luego de los reiterados fracasos de la América blanca para reconocer a los negros como sus iguales
. Que los negros murieran en los campos de algodón o en los campos de batalla no parecía hacer ninguna diferencia. La convivencia pacífica parecía imposible.

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Sin embargo, paralelamente a esta posición, surgió una voz diferente alrededor de 1829: la de
David Walker (1796-1830)
. Nacido en Carolina del Norte como hombre libre (porque su madre lo era; su padre era esclavo, pero la ley establecía que se heredaba la condición de la madre), Walker eventualmente se mudó a Carolina del Sur y luego a Boston, donde se convirtió en un generoso comerciante. A pesar de su ventaja relativa en comparación con los esclavos negros, Walker dedicó su corta vida a la elevación de su raza combinando argumentos religiosos, políticos y económicos que lo llevaron a escribir
el llamado más incendiario jamás escrito sobre el tema
. El Llamado de Walker, en cuatro Artículos; junto con un Preámbulo, a los ciudadanos de color del mundo, pero en particular, y muy expresamente, a aquellos de los Estados Unidos de América (1829), influenció a escritores como Frances Harper, Sojourner Truth y Frederick Douglass.

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Edward G. Walker (1830-1901), hijo de David Walker, uno de los primeros dos hombres negros electos a la Legislatura del Estado de Massachusetts.

Un metodista devoto, Walker combinó la devoción de Hammon y Marrant con un ingenio y agresividad verbal nunca antes vista en un afroamericano antes que él. Aunque Walker se involucró con algunas organizaciones antiesclavistas, se opuso a los proyectos de repatriación. En vez de eso, resumió su agenda en cuatro Artículos:
  1. Nuestra desdicha como consecuencia de la esclavitud.
  2. Nuestra desdicha como consecuencia de la ignorancia.
  3. Nuestra desdicha como consecuencia de los predicadores de la religión de Jesucristo.
  4. Nuestra desdicha como consecuencia del plan de colonización.
Tratando de ser breve, resumiré para ustedes las principales ideas contenidas en el primer Artículo, el cual espero les permita ver por qué el Llamado de Walker fue considerado demasiado radical, incluso por algunos abolicionistas. Varios estados intentaron evitar la distribución del panfleto. Quienes tuvieren en sus manos semejante material sedicioso enfrentaban prisión e incluso la muerte. Georgia hasta le puso precio a la cabeza de Walker.

Movido por el honor a su raza, su país y su Dios,
Walker se propuso despertar en sus hermanos “un espíritu de indagación e investigación respecto de muestras miserias y desdichas en esta Tierra de Libertad Republicana!!!
” (5). Usando referencias bíblicas y clásicas, Walker le recuerda a sus lectores que a lo largo de la historia Dios nunca ha abandonado a su gente, tampoco ha dejado a los opresores sin castigo. Ofrece una espeluznante profecía que se haría realidad 32 años más tarde: “porque no es inusual que [Dios] haga que [los opresores] se levanten uno contra el otro, se fracturen y dividan, y se opriman uno al otro, y a veces inicien hostilidades espada en mano” (6).

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En Nuestra desdicha como consecuencia de la esclavitud. Walker afirma que
ningún otro grupo de gente en la historia del mundo había sido tratado peor que los afroamericanos
. Usa la historia de José para ilustrar que, incluso los egipcios, quienes eran oscuros, igual que ellos, fueron más generosos al permitirle a José (como esclavo) ocupar una posición política importante, casarse con una mujer de otra raza (lo que a los afroamericanos les estaba prohibido, incluso hasta hace poco en algunos estados; aunque Walker clarifica que eso sería lo último que haría), e incluso tener tierras, las cuales fueron otorgadas a la familia de José por el mismo Faraón (11).

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La parte más polémica de esta sección es probablemente la respuesta de Walker a la escandalosa evaluación que hace Thomas Jefferson en su libro Notas del Estado de Virginia sobre la inferioridad de los negros
(desafortunadamente, Jefferson había muerto tres años antes de que el Llamado de Walker fuera publicado). Walker compara el “método científico” usado por Jefferson para llegar a sus conclusiones con
“poner a un venado salvaje en una jaula de hierro, donde va a estar sujetado, y aguantar a otro al lado del mismo, luego dejarlo ir, y esperar que el de la jaula corra tan rápido como el que está libre”
(13).

En el Llamado de Walker encontramos las primeras
ideas afrocéntricas
bien articuladas, las cuales van a influenciar poderosamente futuros movimientos sociales, culturales y políticos en los E.U. “Ellos creen que porque nos oprimen en sus infernales cadenas de esclavitud, nosotros deseamos ser blancos, o de su color—pero están terriblemente equivocados—[…]
¿Qué les parecería a ellos que nosotros los hiciéramos nuestros esclavos, y los sometiéramos a la crueldad de la esclavitud, y los asesináramos como ellos hacen con nosotros?
” Para Walker, la libertad no era algo por lo cual se tuviera que negociar, ya que los negros eran hombres, igual que los blancos. Tampoco era algo que debían esperar que Dios le entregara; ellos tenían que tomarla y, aquel que rehusare a luchar bajo los designios de Dios, merecía ser sometido a las cadenas y “descuartizado por sus crueles enemigos” (15).

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No es de extrañar que dos años después se le haya atribuido al Llamado de Walker parte de la culpa por la más sangrienta rebelión de esclavos en la historia de los E.U.: la rebelión de Nat Turner en el condado Southampton, Virginia. Las Las Confesiones de Nat Turner (1831) escritas por el periodista Thomas Gray, es la única Fuente de información que tenemos sobre las presuntas palabras del esclavo rebelde, describiendo su plan y sus motivaciones. Nada indica que Turner haya leído el panfleto de Walker, pero, después de dos años, es probable que los Artículos de Walker se hubieran convertido en parte de las conversaciones de cada esclavo en el sur. Aunque los estragos de Turner no hicieron eco a lo largo del país, los más 50 hombres, mujeres y niños que él y sus seguidores asesinaron en un lapso de aproximadamente 36 horas se convirtieron en un despertar para los blancos:
los negros podían no sólo rebelarse y ser tan crueles como sus captores, sino que además se sentían enviados por Dios (como fue el caso de Turner) para hacerlo.

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Para Walker, lo único que los afroamericanos habían hecho para ser tratados peor que animales, fue haber enriquecido a los blancos (17). Pero, “‘a cada perro le llega su día’, el de los americanos está llegando a su fin” (18). Walker plantea la pregunta que será versionada años más tarde por Sojourner Truth:
“¿No somos hombres?—Les pregunto, Oh mis hermanos! ¿Somos HOMBRES?
[…]—¿Qué derecho entonces, tenemos de obedecer y llamar Amo a cualquier otro que no sea [Jesucristo]?”

La muerte prematura de Walker por tuberculosis (se rumoró que había sido envenenado) al año siguiente de la publicación de su obra maestra puso final a una de las mentes más agudas de la tradición afroamericana. Con su muerte, una de sus denuncias se confirmó: que una viuda afroamericana raras veces conserva la propiedad de su esposo. El derecho a la propiedad, como prerrequisito a la búsqueda de la felicidad, se convertirá, entonces, en uno de los principales objetivos de cualquier iniciativa afroamericana por la igualdad y la justicia. Vida, libertad, y propiedad; esas eran, después de todo, las palabras que Jefferson iba a usar en la Declaración de Independencia (tomando prestado del Ensayo sobre el entendimiento humano de Locke).
El Negro americano sólo tenía su vida y estaban más que dispuestos a sacrificarla por un propósito superior
.

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Gracias por la visita. Sus comentarios, como siempre, son más que bienvenidos.


Obras Citadas o Consultadas

Gates Jr., Henry Louis and Nellie Y. McKay. Eds. The Norton Anthology African American Literature. Norton. New York, 1997.
Gray, Thomas. "The Confessions of Nat Turner (1831)" (1831). Electronic Texts in
American Studies. 15. http://digitalcommons.unl.edu/etas/15.
Saillant, John. “Wipe away All Tears from Their Eyes': John Marrant's Theology in the Black Atlantic, 1785-1808.” Journal of Millennial Studies. 1.2 (1999): 1-23.
Stewart, Maria. “Religion and the Pure Principles of Morality, the Sure Foundation on Which We Must Build.” In The Norton Anthology African American Literature. Ed. Henry Louis Gates Jr. and Nellie Y. McKay. Norton: New York, 1997. (201-207).
Truth, Sojourner. “Ar’n’t I a Woman?” In The Norton Anthology African American Literature. Ed. Henry Louis Gates Jr and Nellie Y. McKay. Norton: New York, 1997. (196-201).
Walker, David. "Walker's Appeal, in Four Articles; Together with a Preamble, to the Coloured Citizens of the World, but in Particular, and Very Expressly, to Those of the United States of America." https://digitalcommons.unl.edu/zeaamericanstudies/15/

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Excelente y completísimo trabajo de exposición de la obra de estos grandes hombres de las letras afroamericanas. A la par de informativo, es infinitamente conmovedor. Gracias por compartir.

Gracias a ti por tu siempre atenta lectura. Un lujo tenerte como lectora.

Vale la pena dignificar estas voces afroamericanas. En este trabajo se nota no solo el análisis de un conocedor de la materia, sino también de una persona sensible ante las crueldades e injusticias. Un abrazo

Gracias, querida @solperez. Mientras seleccionaba los pasajes para el post no podia evitar ver las semejanzas con nuestra situacion de opresion. Alguien decia el domingo en la calle, querian elecciones, le dan elecciones, y se siguen quejando. Y pense, ahi esta el ejemplo de Walker y los dos venados. "El mismo mono, pero en otra jaula."

Exactamente. Las mismas historias con otros actores. Una desgracia de pueblo diría, mi mamá.

Sigo leyendo tus entregas sobre la evolución de las letras afroamericanas. Esta también es de sumo interés para conocer estos líderes de ese pensamiento emancipador . Como es característico en tus trabajos, está muy bien presentada, sustentada e ilustrada. Saludos.

Gracias por tu lectura y comentario, @josemalavem.

¡Felicidades, #proconocimiento te valoró!


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