La Sociedad de las Bestias. El Infierno en la Sociedad Nazi (1933-1945). El caso de Eberhard Goldstein.

in #spanish6 years ago (edited)

Apreciada comunidad Steemit, aquí les presento, el comienzo de mi novela: la Sociedad de las Bestias. El Infierno en la Sociedad Nazi (1933-1945). El caso de Eberhard Goldstein. Se trata de una familia mitad judia y mitad alemana originada en la formación de los matrimonios mixtos entre judíos y alemanes. Cuando los nazis tomaron el poder en 1933, tuvieron que lidiar con una nueva realidad, la conformación de una tercera raza, producto del mestizaje entre judíos y alemanes. Los hijos de estas uniones consideradas hibridas eran llamados mestizos, en alemán, "mischlinge", mitad judíos y mitad alemán, y tuvieron que sacar certificados para ser reconocidos como ciudadanos arios (alemanes) y salvarse de las purgas realizadas por los nazis dentro de las comunidades judías. No era fácil obtener un certificado ario. Esta es la historia de la familia Goldstein. Los niños, David y Eberhard Goldstein aman profundamente a su abuelo judío Alfred Goldstein propietario de una libreria en el centro de la ciudad de Berlín. De sus cuatro abuelos, solamente Alfred es su único abuelo judío, y tendrán que luchar para ser reclasificados como ciudadanos arios. Cada vez que salen de la escuela corren a la libreria del abuelo Goldstein, y allí aprenderán a leer las grandes obras de la literatura universal. El amor entre el abuelo y sus nietos no sólo es parte de una narrativa, sino en muchos instantes es una obra de amor y un acto de poesía. Espero que les guste.

Si la novela tiene una aceptación notable, la publicaré por entregas, pero solamente dependiendo de su aceptación.

La Sociedad de las Bestias. El infierno en la Sociedad Nazi (1933-1945). El caso de Eberhard Goldstein.


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Las sociedades como los hombres suelen también transitar por momentos de oscuridad. De allí, que no hayan dudas, de que éstas son el espejo fiel de sus liderazgos cuando son gobernadas con solidaridad, bienestar, rencor u odio. Cuando son gobernadas por el odio aflora lo peor de una sociedad con un amplio poder destructivo. Todo está en no dejar que el odio y la oscuridad se expandan y lo abarquen todo. Cuando la oscuridad parece expandirse y abarcarlo todo, siempre hay la esperanza de cambiarlo todo y comenzar de nuevo. No hay oscuridad absoluta en los malos momentos en que pueda vivir una nación o una sociedad, porque aún en la noche más oscura siempre habrá una pequeña luz para que al final surja o reaparezca la luz plena.

Aún a pesar de la fuerza destructiva del odio, el amor es más poderoso. “Amor vincit omnia”: “el amor lo vence todo”. No hay nada más fuerte en la vida de un ser humano que el sentimiento del amor. Una persona que no ame se está perdiendo lo más hermoso de estar vivo. Cuando uno ama surgen las fuerzas creadoras y todo es más fácil. Hay muchas formas de amar. Esta el amor a los hijos, el amor a los padres, el amor a los abuelos, y en fin el amor a la familia. Por supuesto, no podemos olvidar el amor entre un hombre y una mujer, fuente creadora de todo lo que existe en este mundo. Tampoco, podemos olvidar el amor a la patria, un tipo de amor controversial porque puede ser franco, pero también es fuente manida de discordias y tragedias. Cuando uno ama se puede escuchar ruidos de besos en el aire. Así me decía mi abuelo Alfred Goldstein. Años después lo pude constatar.

Era el año de 1933. Alemania estaba atravesando por una situación de depresión económica como todos los países del mundo. La producción agrícola e industrial se desplomó al suelo por la guerra, y la especulación financiera y las altas deudas de guerra impuestas por el Tratado de Versalles firmado en 1921; por la República de Weimar, provocaron la hiperinflación y la desocupación de seis millones de alemanes creando malestar, pobreza y miseria dentro de una población de sesentaicinco millones de habitantes. De esta situación, se aprovechó el partido nacionalsocialista y su máximo líder, Adolfo Hitler, atrayendo a las masas sociales con un atractivo discurso populista.

Las ciudades alemanas estaban más que nunca impregnadas y bañadas por la política. Ahora podía apreciarse a los políticos ofrecer sus discursos abiertamente en una época de libertades inaugurada por la democracia alemana en la ciudad de Weimar. Por supuesto, la democracia no era bien entendida por sus protagonistas mostrando los partidos políticos una rivalidad encarnizada y dirimiendo la controversia muchas veces a través de fuerzas paramilitares creadas por los partidos para actuar en las calles como fuerzas de choque. Precisamente, los nacionalsocialistas comienzan a desarrollar la confrontación política y la violencia callejera como un método de presión para la toma del poder enfrentándose con los comunistas, gobiernos liberales de turno y atacando en algunas poblaciones a los judíos. Si bien es cierto que la democracia alemana fue débil, a pesar de las insurrecciones de los primeros años (1919-1923) no se le puede dejar de reconocer que hubo un período breve de recuperación económica con un marcado progreso en la ciencia, la cultura y las artes.

La ciudad de Berlín era una ciudad cosmopolita y bohemia por excelencia. Una ciudad con grandes parques naturales, hermosos edificios antiguos y modernos, un metro pujante con modernas líneas ferroviarias y subterráneas, tranvías eléctricos, carruajes con caballos, fastuosas iglesias, catedrales, plazas, palacios y sinagogas. Aun sin mencionar los monumentos históricos como la sede del parlamento, la cancillería y la puerta de Brandemburgo. Cuando uno aprecia las bellezas naturales de un país como Alemania, uno ama todo lo que la rodea. Cada estación natural dotaba a la ciudad de una belleza sin igual, ya fuera el invierno con la nieve o la primavera con sus flores.


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Quién podría pensar ochenta y tres años después que Alemania la nación más culta de Europa sería la protagonista de la más espantosa pesadilla de horror jamás vivida en la historia del mundo civilizado moderno. Pocos se imaginaban que seguir ciegamente a un líder como Adolfo Hitler era transitar por un camino amargo lleno de odio, muerte y destrucción. Las sociedades tienen que estar alertas ante los liderazgos que ofrecen salvar a los pueblos de sus problemas porque no se está al tanto de lo que en realidad pretenden cuando logran obtener el poder. Sabemos que es muy difícil adivinar la naturaleza de un liderazgo negativo, dañino y pernicioso para una sociedad desde el mismo instante en que una nación enfrenta momentos difíciles. Precisamente, son las circunstancias de crisis las que generan las condiciones para que los pueblos presten oídos a los cantos de sirenas, seducidos siempre por un líder carismático que sabe eclipsar a las masas sociales atrapándolas con promesas maravillosas las cuales no son fáciles de dejar a un lado.

Nadie pudo imaginarse que Alemania durante doce años se convertiría en la “Sociedad de las Bestias”, tal como se la imaginaba Aristóteles y la explicaba nuestro siempre amado y recordado profesor Federico Dollman, una sociedad fuera de la ley dominada por tiranos o dictadores carentes de valores, autocontrol y el respeto por el otro dando rienda suelta a la irracionalidad y la perversidad. Es de esta manera como el hombre construye una maquinaria de poder para aplastar y destruir a otros seres humanos convirtiéndose en una bestia.

El país que había elegido mi abuelo paterno y su familia para vivir desde hace más de diez generaciones estaba siendo sacudido por una época dominada por el miedo y el terror. La oscuridad se había apoderado de las calles de Alemania. Ninguna de las familias judías que eligieron a esta nación como su hogar, jamás se imaginaron que no podrían confiar más en sus vecinos sólo por el hecho de pertenecer a una religión diferente y tener a uno o cuatro abuelos judíos. Esta es la historia de Alfred Goldstein, un anciano judío dueño de una de las más importantes librerías de Berlín. La librería Dusseldorf situada en la calle Ribestroof. Goldstein lo había dado todo por Alemania, y había sido condecorado con la cruz de hierro durante la primera guerra mundial. Ahí en esa librería, el anciano les enseñó a sus nietos a amar los libros. En las tardes, apenas salían del colegio, David y Eberhard corrían a la tienda del abuelo para ayudarlo a ordenar los libros o atender a los clientes. Allí se encerraban en un cuartico de lectura creado por el anciano para leer algunas de las más famosas obras de la literatura universal.

Quien les habla es Eberhard Goldstein, su nieto. Clasificado por los nazis como un “mischlinge”, un mestizo. Un alemán hibrido, por ser hijo de una alemana católica, considerada aria, casada con un medio judío. En otras palabras, era un judío especial, por tener de cuatro abuelos a un sólo abuelo judío. Si bien pasaba perfectamente como un alemán ario por ser un niño rubio de cuerpo robusto, cabello lacio, nariz fina, barbilla marcadamente alemana, pómulos prominentes y ojos de un suave azul gélido, mi hermano David, de doce años de edad, no se quedaba atrás, él también cumplía con el prospecto de la raza aria, cabello negro y ojos de un poderoso azul celeste. Aun así; los dos llevábamos la marca de las bestias, la cual no era precisamente la estrella amarilla de David, sino la marca del odio y la intolerancia del führer Adolfo Hitler y de un partido político, el partido nazi, recién creado en 1919, y el cual ascendió al poder por la miopía de los partidos de izquierda y liberales quiénes envueltos en una constante división y riña nunca pudieron unirse para conjurar la crisis política.

Para la Alemania nazi, desde un principio se convirtió en un gran dolor de cabeza reconocer que muchos descendientes de judíos también tenían sangre alemana y por lo tanto eran alemanes. La gran pregunta era: ¿Cómo hacemos para que los “mischlinge” (mestizos) nacidos de matrimonios mixtos entre alemanes y judíos sean incorporados a la sociedad nazi?. El problema era complejo y confuso, porque sólo en las fuerzas armadas alemanas unos ciento cincuenta mil soldados eran hijos de alemanes y judíos, incluyendo altos miembros de la jerarquía militar.

Aun cuando Adolfo Hitler emitió un decreto para que los judíos fueran expulsados del ejército, la realidad fue otra. No pudieron expulsar a los mestizos. Se trataba de un activo capital humano para la guerra. La teoría racial aria era una complicada madeja. Fue así como hubo mestizos en diversos grados con la posibilidad de ser considerados arios. Mestizos con un cincuenta por ciento de sangre judías en sus venas, y otros con un veinticinco, un quince o apenas un octavo de sangre judía. Esta cuestión de las razas era tan efímera que sólo el color de la piel y los ojos se convertían ya en una posibilidad para ser considerado ario. Si a esas posibilidades agregamos poder político y económico, más cercanas eran las probabilidades de ser reconocido como ciudadano ario.

Para ese momento, la solución inicial fue conceder un certificado mediante el cual se reconocía a un mischlinge como ario. Poco después, los tribunales judiciales debieron abocarse a miles de solicitudes de mischlinges alemanes para ser reconocidos como ciudadanos arios. Los tribunales administrativos y de la suprema corte recibieron infinidades de demandas, y ciertamente, los tribunales las recibieron resolviendo cientos de casos, fallando a favor de muchos mestizos.

Esa labor de reingeniería socio racial no se obtuvo fácilmente. Se buscaron expertos para saber cómo despejaban la incógnita de quienes serían considerados judíos y quienes mestizos. La realidad fue que muchos mestizos se convirtieron en judíos especiales, pero la brutalidad del nazismo era tan despiadada que miles de mestizos fueron transportados a los campos de la muerte. A esto se sumaba el hecho, de que miles de mestizos no se consideraban judíos para nada pues si bien es cierto que podían tener abuelos judíos o un pasado judío, una gruesa parte de los mestizos nunca practicaron la religión judía y en algunos casos ni siquiera sabían que tenían un pasado judío porque sus bisabuelos, abuelos y padres se habían convertido a la religión católica.

Para cuando se iniciaron los hechos en 1933, era sólo un niño. Apenas tenía siete años. Mi abuelo paterno era judío y mi padre mestizo, ambos siguieron la tradición de casarse con alemanas arias. Era un niño precoz, de complexión fuerte, y feliz, me encantaba la lectura, pasear por las calles de Berlín, por el parque tiergarten, el boulevar de los tilos y la plaza de la ópera, así como ir a mi colegio. No sabíamos cómo nos podía cambiar la vida; pero sí, que nos estaban acechando las bestias. Fue durante ese año, 1933, en que Adolfo Hitler subió al poder sin haber ganado nunca unas elecciones, y fue durante ese año que comenzamos a vivir con horror nuestras primeras pesadillas. Ahora tengo 82 años, y me siento obligado a contarles esta historia narrada con el apoyo de algunos de mis familiares. Esta es mi historia.

Continuará dependiendo de su aceptación.

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Te doy mi voto no porque me guste la obra, pues no creo mucho en lo del holocausto tal como es pintado o como un evento para lamentarse por los judíos como grupo social, como si la injusticia social no fuera una realidad gobalizada y lamentable en la que los mismos que son origen de la discriminación viven en un daño interno, de suerte que si habría que lamentarse, debería ser por todos los seres humanos. Creo que hay muchas mentiras detrás del evento como todavía agregar cosas que las pudieran adornar.

El motivo por el que doy mi voto es que reconozco la labor de este texto y la dedicación . Un saludo.

Gracias hermano, te entiendo. Es un tema de discusión, que sería bueno presentarlo aquí. Voy a ver si lo presento sobre el negacionismo ante los hechos del holocausto. De cualquier manera, cualquier forma de genocidio es condenable y atenta contra la civilización y nuestra naturaleza humana. Pienso que lo que hicieron los nazis no puede se defendido por nadie.

Fascinante lectura,he aprendido y disfrutado, características de un buen relato, éxito

Me atrapo desde el inicio. Considero que si es una historia digna de contar =) . Muy buen relato. Éxitos

Gracias a las tres personas que han votado por mi hasta ahora, espero que sea vista y votada por la comunidad. Mil gracias.

Me encantó su relato, buena narración nos sumerge en la historia, merece ser contada y conocida.

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