¿Japoneses en peligro de extinción?

Japón (日本), el país conocido como «La tierra del sol naciente», es una de las mayores potencias económicas del mundo, ubicado en el este de Asia. Esta nación es conocida por tener una gran educación, algo que los ciudadanos aprenden en la escuela y de las estrictas costumbres familiares. A eso atribuyen su extraordinario desarrollo. Cuando un occidental visita el país no puede ocultar su asombro al ver tanta tecnología, incluso en los baños públicos. Pero algo está sucediendo en Japón. En los últimos años se están registrando menos nacimientos que decesos.

Las tasas de natalidad de Japón cayeron por debajo de la marca de 1 millón el año pasado. Los expertos señalan que el descenso es causado, entre otras razones, por el elevado coste de criar y educar a un hijo. La combinación de menos nacimientos con decesos más tardíos pone en peligro el futuro de la nación, y se prevé para las próximas décadas la continuidad de esta declinación de la población. Sin embargo, existe una razón más inquietante.

Los estudios han encontrado algo muy perturbador, una relación entre la disminución en las tasas de natalidad y el aumento en las ventas de muñecas sexuales. Los lugares con mayor comercio de sex dolls experimentan una disminución dramática en los nacimientos. Al parecer, las personas mayores que se sienten solas han impulsado la popularidad de las muñecas. Ahora sigue creciendo su demanda entre los más jóvenes.

Algunos expertos en demografía afirman que las muñecas representan una amenaza existencial para el futuro de su país, donde se estima que la población disminuirá en un tercio en los próximos 30 años. Las preferencias en la compañía de parejas sintéticas por parte de los japoneses ha puesto en jaque a las autoridades, quienes están haciendo esfuerzos por promover las relaciones personales reales.

Las muñecas de silicona no solo brindan gratificación sexual a sus dueños, sino que a menudo también sirven como una salida emocional. Es muy común ver hombres paseando en los parques con sus muñecas, subir a dos o tres a sus autos y conversar con ellas, como si pudieran oírlo y entender sus problemas. Hay testimonios de hombres que duermen con una diferente cada noche. Dicen no sentirse solos desde que conocieron a sus amantes de sintéticas.  

Siempre decimos que cada cabeza es un mundo y cada mundo tiene sus locuras, pero no hay nada más delicioso que estar con una mujer de verdad, que insinúe, que tiemble, que huela; que sude en nuestros brazos. Y aunque tengo ascendencia japonesa, por mi parte no se acabará la raza. :D :D :D