Hola, amigos Steemianos,

Una vez más vengo con un nuevo capítulo de mi libro iniciático «Conversaciones en la Hoguera del Conocimiento».

En este capítulo abordamos cómo y por qué cargamos en nosotros principios que no son nuestros, y hasta qué punto nos afectan.

Como siempre, todo aporte es bienvenido.

Conversaciones en la Hoguera del Conocimiento

Primera Parte

7. La Asunción de lo Ajeno

 

—¿Os habéis dado cuenta de que la mayoría de las personas que os rodean viven con ideas ajenas, llevándolas y defendiéndolas como propias?

  »Esto es fácil de comprobar en las empresas, en las reuniones. Pero no es necesario ir a ningún sitio de estos. La gente va por la calle defendiendo ideas a las que nunca ha llegado. Y lo hacen drásticamente; se pelean por ellas. Y ni siquiera son ellos quienes han llegado a estas conclusiones.

—¿Cómo podemos identificar a esas personas?

—Es fácil reconocerlas. Cuando les preguntas por qué ‘aquello’ es de tal manera que ellos defienden, te contestarán: ‘porque sí’, o algo parecido, pero no fundarán su respuesta en un argumento consistente, porque no hay argumento consistente que, en ellos, sustente esa idea.

  »Del mismo modo que quiero que toméis conciencia de esto, sabed también que, cada vez más, las personas van independizando su mente, porque cada vez es menos frecuente ser censurado por una idea.

—Yo creo, de hecho, que lo que está pasando de moda es ser fotocopias de otros, no ser originales. Aunque, ¡son tantas las cosas que nos han inyectado!

—Ahora el principal problema no es liberarse, sino identificar todo aquello que lleváis adosado, que vino de fuera y dejasteis que se os incorporara. Echarlo es, incluso, a veces, consecuencia instantánea del ‘eureka’, de reconocerlo…

  »Pero del mismo modo en que lleváis ideas incorporadas, así, en general, lleváis también temores, los miedos implícitos en ellas.

—¿Quiénes seríamos si estuviésemos desnudos de toda esa contaminación exterior?

—Las personas proyectan, proyectan, proyectan constantemente. Y lo que proyectan se os va hincando poco a poco. Pero lo grave de esto no está en la proyección que nos aborda ahora.

  »Lo verdaderamente digno de ser tenido en cuenta son las proyecciones con las que os habéis ido introduciendo en la vida, porque llegar a averiguar cuáles son es tratar con los cimientos de una casa que ya está construida y en la que ya vive gente.

—¿Cuál es el punto de partida de esta situación, Xehntea?
 

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—Vuestra madre, o figura materna en cada caso, es la clave de todo esto. Desde el momento en que nacéis y caéis en sus manos, ella, llena de amor, os quiere dar todo lo bueno y proteger de todo lo malo.

  »Pero, ¿qué es todo lo bueno? Pues todo lo que ella cree bueno. Y lo malo es todo lo que ella cree malo.

  »Y para cualquier persona para la que existe lo bueno y lo malo, existe algo peligroso de lo que es necesario protegerse. Y la idea de no conseguirlo produce temor.

  »Así, vuestra madre os va aliñando día a día (introduciendo el aliño en cada rincón de vuestra conciencia, haciendo bien complicada su posterior liberación) lo que al día de hoy es vuestra esencia.

  »Y, aunque no lo sepáis, cargáis con un esquema de la vida con el que, probablemente, no comulgaríais si os lo plantearais. Y unos temores horribles que, sencillamente, no son vuestros, no tenéis vosotros su semilla.

— Parece una situación de ósmosis emocional.

—Pues es una simpática definición. Vosotros no tenéis esos temores. Únicamente estáis consintiendo que vivan en vosotros como unos inquilinos que no sólo no pagan alquiler, sino que además ensucian cada día vuestra casa, el lugar donde vivís, vuestra mente y, en consecuencia, vuestro cuerpo, a cambio..., ¿a cambio de qué? A veces la respuesta es algo tan sencillo como esto: a cambio de aprobación.

—¿Qué consecuencias cabría esperar si yo ahora identifico todos estos miedos y los voy eliminando?

—Si tú ahora haces un estudio atrevido de ti mismo con base en toda esta teoría y, valientemente, vas eliminando todo aquello que no te pertenece, con ello harás que caiga gente de tu entorno.

  »Te puedes vender, pero a estas alturas ya no te vale la pena, porque entonces vivirías conscientemente una mentira, puesto que ya no te lo crees.

—¿Qué personas caerían? ¿Gente muy cercana?
 

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—Personas que no estaban ligadas a ti, sino a aquello de ti que no solo no eres tú, sino que no es ni siquiera tuyo.

  »Se va derribando un mundo que parecía afianzado, pero hay algo seguro: a medida que se va derribando (aunque, obviamente, siempre un paso por detrás para nuestra percepción), se va erigiendo el mundo que realmente os pertenece.

— ¿Qué mundo sería ese que se erige?

—¡Ah! ¿Quieres saber qué hay en él? Pues te diré que en ese mundo están tus mejores sueños. Ese mundo es tu paraíso.

  »Y verás que siempre existió; únicamente había obstáculos entre tu percepción y él, de tal forma que estaba impedida la comunicación.

  »Detrás están tus amigos, tu mundo, tus colores. Todo lo que vive en tu mente cuando sueña sin límites a tu favor.

  »En ese mundo te encontrarás con una realidad de deseos tan fantásticos que ni siquiera te habías atrevido a confesarte a ti mismo.
 

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• El Capítulo anterior lo puedes encontrar aquí.
• Introducción e Índice del libro, aquí