Quiero dejarme llevar por la agradable impresión que me ha producido encontrar entre los post de mis amigos en Steemit dos publicaciones sublimes, de gran delicadeza poética. @evagavilan ha escrito un Tanka después de darnos una explicación sobre esta forma de poesía japonesa. @evagavilan abrió un álbum lleno de poderosas imágenes.

Su iniciativa con Ave te espera motivó a @oacevedo a escribir su El bosque guarda, donde hace énfasis en el propósito inicial de esta forma de poesía en el japón de hace más de mil quinientos años.

Ambas publicaciones me llevaron a un pueblo con una riquísima cultura; en la explicación de @oacevedo (que comencé a ampliar, inmediatamente, en la red) me fascinó la manera como corrían, por las calles del antiguo Japón, las palabras de amor, encriptadas en frases solo reconocibles ente amantes.

Es un lema fascinante, tanto por las implicaciones sociológicas alrededor del fenómeno escritura- lectura en la historia, por la influencia de esta tradición en el pasado y en el presente de la poesía como por el reto que implica lograr insertarse en el espíritu de esta expresión cultural.

Se trata de realizar un ejercicio con cinco versos de 5, 7, 5, 7 y 7 silabas respectivamente.

En los análisis encontrados por mí se hace énfasis en la necesidad una idea pivote colocada en el tercer verso que una los contenidos de los anteriores dos versos con los dos últimos.

Agradeciendo la iniciativa de @evagavilan y la presencia constante, en mi vida, de la poesía de @oacevedo, les dejo mi ejercicio, no sin antes invitarles a buscar un momento de contemplación interna construyendo un Tanka

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