The pursuit of happiness o la búsqueda de la fuente de la juventud

in #spanish8 years ago (edited)


 The spectrum for happiness. (En Stock). Leonid Afremov.



The pursuit of happiness debe ser escrito en inglés de la misma forma que la búsqueda de la fuente de la juventud debe ser escrito en español. Diferencia radical entre el pensamiento anglosajón que surge del protestantismo y el pensamiento latino que surge del catolicismo. De ahí los juegos y las fiestas y la alegría que caracteriza al latino que añora la infancia y a la madre, del anglosajón que es amante de las normas, el orden y la seguridad. El anglosajón no añora a la madre sino al útero; no añora su infancia sino su estado primordial y simbiótico. De ahí también que el que el fascismo latino sea escandalosamente más paternal, mientras que el fascismo anglosajón es discreto y se funde simbióticamente en el pensamiento moderno de las doctrinas democráticas y capitalistas. “Filósofos franceses e ingleses decían que el interés es el más social y el más sereno de los placeres: pacifica las costumbres y regulariza la existencia. Canaliza el deseo hacia un solo objeto, la ganancia, y cambia las costumbres irrazonables por la prudencia de la contabilidad, la afición a la compra, por el instinto de propiedad”. Hombre tipificado, fabricado en serie. Sujeto colectivo que se dedica a las mismas tareas, comparte los mismos sueños y piensa de la misma manera, dice Pascal Bruckner. En ambos está el historicismo –de derecha o de izquierda– pero en el latino, a esa filosofía histórica, se le ha superpuesto una difusión de identidad que surge de la traición de sus Dioses. Diferencia radical del hombre marginal que subyace en el sistema dominante del capital y la democracia. No identificado, el hombre marginal, encuentra su sueño en el cobijo de los sistemas totalitarios que le recuerdan siempre lo que no es, pero que alguna vez fue. El totalitarismo del utilitarismo, de la xenofobia, del populismo, del historicismo. Es placer siniestro de la masa latina que se abandona al control de forma masoquista –pero consciente. El anglosajón no podría si quiera imaginar un sistema de gobierno que le mienta, que le robe, que le manipule aunque para el resto del mundo resulte más que evidente. De ahí también que sea más violenta la paz anglosajona que la guerra latina: mientras que la guerra latina es un movimiento de masa consciente, la violencia anglosajona es individual y va dirigida a lo que socialmente pertenece pero de forma inconsciente. No hay escapatoria para la burguesía anglosajona sino es a través del odio erostrático que le otorgue su momento en la Historia. Por el contrario el latino ha logrado escapar de la violencia ignorándose a sí mismo y viviendo su añoranza por la infancia y la madre, ignorando la historia y repitiéndola una y otra vez: lo que es la filosofía histórica se vuelve una filosofía de la negación. El latino sabe que no hay nada qué aprender sino todo por olvidar. Sin embargo Bruckner tiene razón en una cosa: el hombre marginal no escapa del sistema burgués que se ha expandido en el mundo sino que ha sido absorbido por éste; simplemente es una variable. De ahí que mire con envidia el desarrollo capital del anglosajón. La burguesía latina es una variante sui generis cuyo complejo va dirigido a la madre a diferencia del complejo que esta inoculado en las sociedades anglosajonas, cuya dirección es el objeto indiferenciado. El latino también es un hombre tipificado, estandarizado, pero en espejo; mientras que el anglosajón mata hombres para crear héroes; el latino mata héroes para crear hombres. Los héroes deben estar vivos o de lo contrario no sirven y, en esta dialéctica, deben ser olvidados. Y deben ser asesinados porque representan la amenaza de la individualidad contra la masa. Pero cuidado: la masa no es colectividad ni cohesión sino un plastrón ideológico amorfo. El genio maligno de la masa que brilla en su subjetividad gracias a ese plastrón de unidad. Diferencia también entre el discurso teutón de un Pascal Bruckner del discurso latino de Baudrillard, aun cuando ambos sean franceses; y de la fascinación de Baudrillard por la América mientras la abyección y desprecio de Bruckner por ésta y sus representantes. También es una discreción filosófica entre el materialismo de Bruckner y el existencialismo de Baudrillard. Discursos discretos. Bruckner es incapaz de conceptualizar la idea de la postmodernidad de Deleuze, Derrida o el movimiento de mayo de 1968. Su ecología se centra el concepto del mercado –aun la felicidad es un bien– mientras que deja de un lado la semiología y semiótica como fundamentos del pensamiento. Al movimiento cultural de mayo que arremete con todo en contra de los principios de la revolución francesa a través de la postmodernidad contraponemos la dialéctica materialista como crítica a los sistemas capitalistas, al concepto de bienestar, felicidad y comodidad. Dentelladas a discreción. También ejemplos del estado escindido del pensamiento anglosajón y latino. 

Diferencia que también podemos observar entre el ritmo de vida de Roma y Milán, de Los Ángeles y Nueva York; basta dar una vuelta por estas grandes ciudades para entender la diferencia. Al deber de ser feliz contraponemos la nostalgia de la Gran Infancia. La riqueza simbólica de las películas de Fellini y la crudeza poética de Pasolini; uno, el primero, en coqueteo con el neorrealismo pero amante apasionado de lo onírico, desilusionado para ceder al juego artístico; el otro, Pasolini, siempre en su compromiso político y social. También en Italia se vive la escisión ecológica de la felicidad y la eterna juventud, aun cuando toda ella es burguesa y no escapa del hombre tipificado, anhelante de lo marginal. 


O América. Dice Baudrillard:  


California ya no es lo que era 

Roma tampoco es lo que era 

Ya no hay ciudad imperial 

Ya no hay sociedad loca ¿A dónde ir? 

¿Berlín Vancouver Samarkanda? 


América donde se vive un doble milagro: Nueva York: cada uno de los grandes edificios y cada uno de sus grupos étnicos ha dominado la ciudad.” Las grandes supercarreteras de Los Ángeles como grandes venas de América, representando también el flujo de marginal que subyace al Honkie o al Minuteman que domina la escena –simbólicamente. Oleadas de inmigrantes latinos: grandes venas de lo marginal, las grandes venas sangrantes de lo burgués anti-burgués, lo que drena hacia el sur todo el capital, todo el interés protestante,no deja de ser irónico que todo ese flujo de búsqueda de la felicidad sea la pursuit of the Fountain of Youth de Ponce de León, no ya en Florida sino en la California pionera, la California del oro romántico. California es una madre de la que se mama, no un útero donde permaneces. Venas de América, colapsarían si alguna vez se detuvieran. De ahí que The Pursuit of Happiness sea la ilusión sangrienta de los Honkies y Minutemen aun cuando el latino cree que va en búsqueda de ella: hecho vedado: naturaleza muerta por esencia. Así Barthes, Lacan, Foucault son la desaparición, acorde con el gesto latino mientras que admiramos a Lévi-Strauss –que todo lo explica a favor de este historicismo de primordios y orígenes comunes–, Lefebvre –y su vision conservadora y tradicionalista del catolicismo–, Aron –y su historicismo crítico contra el marxismo– y Sartre –quien también ve el fascismo social en la predestinación de clases– que sobreviven mejor y van más con el espíritu anglosajón. Ellos son ese destino glorioso que va del desencanto al teísmo, del ecumenismo a los principios fundamentales del pueblo/clase elegidos. ¿Acaso importa? Pursuit of Happiness/ Pursuit of the Fountain of Youth: Búsqueda de la Felicidad/ Búsqueda de la Fuente de la Juventud. ¡Ah que sí importa! Ahí donde lo que era ya no es, ahí construimos nuestro ser esencial, fabricamos nuestro espíritu. Todo lo marginal al final termina por ser vórtice de deseo, causa y efecto, tanto en el anglosajón como en el latino. Pero cuidado de aquel que se atreva a conciliar el cisma, el racionalismo excluyente que prevalece. Pobre del latino que busque el útero y no la madre, de la misma forma que sería un desviado –un perverso polimorfo– el anglosajón que busque la madre y no la comodidad de un útero tibio y placentero. Mamemos de Habermas y coqueteemos con Marcuse. ¡Vaya que hasta el mismo Sr. Lacan dice sin remordimiento que toda carta llega a su destinatario! No se trata sino del formalismo que hace que Barthes diga que estudiemos a los grupos y sus comportamientos en la totalidad de la sociedad a la que se pertenece: realidades reducidas a imagen y textos como parásitos de imágenes. Se trata de metáforas de las sociedades occidentales, anglosajonas. Pero ese texto que insufla la imagen es en realidad el tiempo de la imagen, es su estar siendo: lo marginal como añoranza, a pesar de su parasitismo, mientras que la imagen no es más que la ilusión del Honkie y el Minuteman que ve como se desgañita su sistema de valores, del aristócrata inglés que también es el comensal admirado delpunk y todo el sludge londinense. Es la ranciedad y podredumbre del historicismo que da pie al capitalismo, al socialismo y todas las formas de sociedad históricas y que muestra la sangre escurriendo en el colmillo, las dentelladas hambrientas y desesperadas por esa inmanencia incomoda. Arremeten contra Deleuze, contra Derrida, contra Cioran. Intelectuales como Foucault atacan ferozmente los sistemas de valores de la sociedad francesa cuando en realidad esos valores son el Foucault que escribe con desesperanza la historia de su vida, de sus orígenes. ¡Por eso los abandonamos: a Lacan, a Barthes, a Foucault! Bruckner tiene razón cuando dice que nadie odia más a un burgués que un burgués. Detrás de esa mascara de esperanza, de productividad, de progreso, descansa la vulgaridad y el tedio del vulgo; detrás de esa actitud intelectual que pretende negar la realidad se encuentra la vergüenza de su agonía y desesperanza. Pero lo mismo aplica al vampirismo de la clase elegida y privilegiada que domina los sistemas económicos, políticos y sociales mundiales. Su decadencia es ofensiva hasta para ellos mismos; y, agónicos, se abandonan a los caprichos de su mediocridad, de su banalidad y tedio, se emperifollan en el plano de la simulación de sus insulsas vidas con espectáculos mediáticos y escándalos de revistas de Socialite. Todos sufrimos y ellos sufren el centro de su imperio de cristal, de naipes, lo saben y nos lo hacen saber. 

Vivimos el delta de la Pursuit of Happiness contra la Búsqueda de la Fuente de la Juventud. Contemplamos con pavor el cisma de los privilegiados y los marginados, y lo disfrutamos: la Época de Terror de Robespierre nunca ha estado tan vigente como ahora. Son idiomas diferentes e incompatibles pero que se desenvuelven en las mismas venas, y sangran en ambos sentidos de una u otra forma: chocan, colapsan y promueven comportamientos indiferenciados, acelerados, apoptóticos. Cáncer, crecimiento excrecente, hipertelia. En esos mares agitados nos movemos. Y todo lo turbio de nuestro corazón es majestuoso.  

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Muy bueno mi amigo @garvofe, interesante articulo. felicitaciones.
aprecio de corazón tu visita a mi post. muchas gracias

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