La economía de las Máquinas DeseantessteemCreated with Sketch.

in #spanish8 years ago

Por si hay alguna duda este texto fue publicado originalmente en el 2013 en blogspot por un servidor. Ya ha sido borrado de dicho blog -también por un servidor-. 


 

 Marcel Duchamp, nu descendant l'escalier, (1911) 


Cuestión de eficiencia y eficacia. Sistemas estratificados en su disponibilidad; indeterminados en su rendimiento; indiferenciados en su calidad. La máquina hombre como representación del Aparato-Estado es al mismo tiempo la dialéctica del objeto/sujeto. He ahí la definición de una maquina deseante: un sistema de producción de deseo basado en los resultados de su eficacia y eficiencia. De generar deseo o gastar deseo. Sí. El problema de las máquinas deseantes es que no sabemos en qué determina o en qué es determinado el deseo, sólo que es un sistema de producción de pulsiones con una disponibilidad limitada, un rendimiento pobre y una calidad sin un valor específico. Tenemos el Estado orgánico del Aparato hombre en sus múltiples traducciones tanto biológicas, sociales o psicológicas. El Estado indeterminado del Aparato indiferenciado. Tenemos al Aparato-Estado que no tiene una identificación a ningún nivel –imaginario, simbólico o real– con el objeto de deseo que etiqueta la situación existencial de su estado y las propiedades biopsicosociales del aparato.  Nu descendant un escalier de Marcel Duchamp: máquina tiempo – aparato de descenso; Hamletmaschine de Heiner Müller, aparato del Edipo social – máquina de odio y venganza; Boy With Machine de Richard Lindner modelo aparato máquina de Deleuze y su relación con pequeñas máquinas rizomáticas –esquizotipia de la sociología sedentaria y nómada. Todos ellos tienen en común que son indeterminadas, indiferenciadas y estratificadas. Y aun cuando no hay vínculo tácito con el deseo, en las tres existe una relación primitiva de determinar y ser determinado a través de la afirmación de sus pulsiones o deseos, del control de sus adjetivos. Aparato psíquico/Estado del alma. Podemos hablar de ellos en tanto distingamos su disposición, su rendimiento y la calidad con que se emplean en el orden de lo imaginario, de lo simbólico o de lo real.  El imaginario de Duchamp y su crónica de la psicomotricidad; el simbólico de Müller y su crónica de la lucha de clases; el realismo de Lindner y la crónica de la esquizofrenia del capitalismo. Porque el niño no es un superhéroe como Iron Man  pero no es tampoco un villano tecnológico como el Dr. Octopus. El niño es simplemente la maquina oral acoplada a la máquina del Aparato-Estado y sus movimientos serán los propios de las máquinas deseantes. Lo mismo resulta el plano de Duchamp, su mapa psicomotor que simbólicamente acopla cada movimiento con estado puro de la existencia: máquina deseante. Aun lo mismo digo de Müller y su máquina Hamlet cuyo odio y venganza es el germen de la nueva revolución socio-existencial: –máquina anticristo que por deseo exige muerte y mil años...


 Richard Linder's Boy with Machine (1954)


El problema de las máquinas siempre será de eficiencia y eficacia: termodinámica al final de cuentas, a pesar de todo, logra el propósito de producción aun cuando sea indeterminada, insuficiente, incalculable o indispuesta. Se pueden crear estrategias para elaborar mecanismos de medición del rendimiento, la disponibilidad y la calidad de una máquina de producción tanto en sentidos teóricos como en sentidos prácticos: es decir que siempre los habrá, los gestores de las fuerzas productoras a pesar de que la utilidad de esta pueda ponerse en duda –cosa que es además objeto de estudio de la economía. Los ejemplos que me viene a la mente son Baudrillard, Foucault; aún Zizek o Cioran: economistas de la razón, de la desesperación, del aparato-estado y su controversia. Las máquinas deseantes en ese sentido disfrutan el voyerismo que provocan, se divierten con la confusión de identidad que crean, y les llaman genios y los satanizan garantizando la extinción de la humanidad; pero seamos honestos, son tan malignos como lo es un niño con una lupa quemando insectos. 


Fragmento de The Hamletmachine, Heiner Müller. (1979)



Y esto es perfectamente entendible porque en un sistema de producción no existe el concepto del bien y el mal, ni moral, ni ético, ni siquiera económico: en un sistema de máquinas, una hambruna mundial puede generar riqueza incalculable para un grupo selecto de individuos, y esa hambruna podría perfectamente estar justificada desde el orden social, moral, ético y religioso. Los sistemas de producción se mueven en niveles horizontales; traducen de forma horizontal, se pliegan, se repliegan, se reproducen en un mapa bidimensional de deseos, en mesetas de generaciones amorales, mesetas biológicas en cajas de Petri que desde el punto de vista de valores comparten ese sentido marginal del desadaptado a las reglas de los hoyos inmundos del estar siendo hombre.  Una caja de Petri propone e impone un espacio finito y mortal; rico y productivo, pero perenne.

Sort:  

Magnífico post @garvofe. Por cierto si quieres charlar con otros usuarios de steemit en "tiempo real" puedes hacerlo en el chat oficial hispanohablante:

https://steemit.chat/channel/HispanoHablantes

Por cierto, una pregunta, como descrubriste steemit?

Gracias @pgarcgo, me da mucho gusto que tomes la molestia de leerlo. Steemit lo escuché porque sigo a Dollar Vigilante, no me acuerdo en qué lo mencionó y me metí a verlo y vi que era de escribir y yo tengo mucho tiempo escribiendo, así que lo probé. He experimentado con Startjoin, Bnk to the future, cryptostocks, Bitshares, NXT. Este parece que me gusta más porque se trata de escribir y no sólo de criptomonedas y crowdfunding.

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