En el siglo XXI han surgido, nuevas leyes, mecanismos, tecnologías, multimedios, valores y antivalores que han ido modificando la forma de como educamos a los niños y adolescentes.
No existe una formula mágica que te ayude a desenvolverte en tu rol de padre, madre, tío, abuela, hermano, en el camino aprendemos a construir lo que deseamos para la vida de los pequeños.

Personalmente propongo una formula donde la Variable más importante sea la Comunicación, que posiblemente nos llevara a una educación flexible y coherente para nuestros hijos. En tiempos tan convulsionados donde muchas veces los niños obtienen información por otras vías distintas a la de los padres, toca canalizar dicha información para que no sea mal utilizada e interpretada.

Dedicar diariamente tiempo de calidad con los pequeños reconforta su autoestima de manera que puedan escucharnos más, creer en los valores que tratamos de sembrar, apenas se enfrentan con el mundo y tienen miles de dudas que no hay nadie mejor que sus padres para responderlas.

Dejemos las escusas como padres, como que estamos lejos, trabajo para darle lo mejor, nunca tengo tiempo para... Dediquemos tiempo a escuchar sus dudas, sus temores, necesidades y sueños de esa manera los podremos guiar en su educación.