El Mito de la Atlántida y la sub-raza de los Toltecas (primera parte)

Scott Elliot, en su "Historia de los Atlantes" nos describe, con todos sus múltiples y prolijos detalles la vida de los habitantes de la Atlántida, con sus ciudades, usos, costumbres, religión, razas, sub-razas, etc., así como también nos muestra los mapas de ese continente desaparecido. Esta desaparición o submerción en las aguas del Océano Atlántico aconteció según dicho autor, en cuatro cataclismos sucesivos con intermedios larguísimos.

En el primer mapa nos enseña a México y la América Central formando parte del Continente Atlante; pero hacia 800,000 años antes de Cristo, dice el autor que ocurrió el primer cataclismo quedando reducido el continente. El segundo cataclismo aconteció hacia 200,000 años A. de C. y el tercero hacia 80,000 años A. de C. Durante este último, la civilización atlante radicaba en lo que ahora es el territorio de México, fué completamente destruída, al hundirse la parte del continente para formar el Golfo de México, se levantó el actual altiplano o meseta Central de México, así como toda la Cordillera de los Andes. De la civilización atlante de México que se perdió solamente se salvó la parte que se asentaba en la Península de Yucatán, la que a su vez desapareció más trde, al acontecer el postrer cataclismo que hundiera la última parte del Continente Atlante, hacia 9564 años A. de C. porque entonces, esa península cuya altura sobre el nivel del mar es sólo de seis metros, fue cubierta temporalmente por las aguas del Océano.

Dice Scott Elliot que este Continente fué la cuna de la 4ta Raza-Raíz de la Humanidad, la Atlante, que estuvo compuesta de siete sub-razas, cuyos diversos nombres cita y de las cuales la tercera fué la "Tolteca", acerca de la cual se expresa así: "la sub-raza que desarrolló el Genio Atlante hasta cumbres inaccesibles para nuestra imaginación, fue la tercera, la Tolteca. Esta representó un gran adelanto en el tipo humano. Llegó a imperar sobre todo el Continente de la Atlántida por miles de años con gran poderío y gloria. Y tan dominante y bien dotada de vitalidad fué esta raza, que sus mezclas con las otras sub-razas no pudieron modificarla, permaneciendo esencialmente tolteca; cientos y miles de años más tarde encontramos una de sus remotas ramificaciones, gobernando de un modo grandioso en México y el Perú. Su tipo fué un adelanto sobre las otras sub-razas; sus facciones eran rectas y acentuadas, no muy diferentes de las de los antiguos griegos. Su color era rojo obscuro. Tenían talla de gigantes, ocho pies de altura, en el período de su supremacía, pero menguaron como todas las razas hasta llegar a la estatura corriente."

(Pirámide B de Tula-Hidalgo; Templo de las Mil Columnas de Chichén Itzá).

"La civilización tolteca llegó a unas alturas que aún la actual civilización de la 5ta Raza Aria no ha alcanzado todavía. Los toltecas tuvieron conocimientos extraordinarios en las ciencias aplicadas; hicieron uso del vril, fuerza misteriosa con la que construían mecanismos maravillosos, como navíos aéreos; poseyeron conocimientos portentosos de hidráulica y de ingeniería para realizar las obras públicas de la Ciudad de las Puertas de Oro y se entregaron al estudio de las ciencias del ocultismo; más, después de este adelanto trascendente, llegó la época de su decadencia la que como su progreso, fue fulminante."

Coincidió con esta decadencia el primer gran cataclismo que acabó con todo el gran poderío atlante, pues desde la primera catástrofe hasta la completa desaparición del continente, ya no volvió a levantarse la que fuera la más grande civilización humana. Las tres catástrofes primeras originaron a la par que el Viejo Mundo, área de evolución de la 5ta raza, la Aria, del Continente Americano, depositario misterioso de algo utilizable de la civilización atlante que en lejanos tiempos ha de necesitar la raza Aria y campo donde culminará esta civilización.

(Los Atlantes, la escultura característica de Tula)

La población tolteca y todas las demás que sobrevivieron al levantamiento de la Meseta Central, quedaron reducidas al grado de tribus errantes famélicas; haciendo el destino que las de raza tolteca se encontraran en la vasta región comprendida entre el altiplano y las riberas del Usumatzintla, donde privadas de todo medio civilizado de vida, en lucha constante con los elementos naturales, vivían en estado semi-salvaje; y, diezmadas por la miseria y las enfermedades empezaban a desaparecer en gran escala, cuando, según una antiquísima leyenda "llegó por el lado de Oriente y por el Golfo de México una gran cantidad de gente que vinieron por doce caminos que Dios les abrió entre las aguas del Oceano". Era la última emigración de los únicos toltecas, no contaminados de perversión, que guiados por sus sacerdotes abondonaros la isla de Poseidonis que también estaba sentenciada a desaparecer. Este núcleo de gente tolteca, muy numeroso pues eso da a entender la leyenda al decir que "necesitaron doce caminos para llegar" constituyó, como veremos más adelante, nuestro tronco racial.

Esta emigración se estableció a lo largo de las feraces riberas del maravilloso Usumatzintla, en donde empezó a desarrollarse una nueva civilización al amparo de la fabulosa feracidad de esta región, de su topografía y de su clima; paulatinamente las fracciones de pueblos toltecas, errantes desde el último cataclismo, fueron integrándose a esta civilización también tolteca que, bajo los soles de México, ensayaba una nueva ascensión por las altas cimas del intelecto y esfuerzo humanos, proteicos e inmortales...

Fin de la primera parte
El Mito de la Atlántida y los Atlantes Toltecas

(Atlante de Tula).

(Tomado del libro de Manuel Amábilis, Editorial Orion, México, 1929)