Entonces crees que te miro con inocencia. Como si no me atreviera a tocarte o fuera totalmente un inofensivo, incapaz de hacerte sangrar. Pero yo no soy así.

Y no es que no lo sepas. Sabes todo de mí

Soy el verbo de la lujuria, el rasguño, la cachetada, la nalgada a tu divinidad. Soy el sátiro desnudo que besa tu sexo con la pasión de mi carne. Soy el Santo de la Belleza y el dolor. Soy el placer traído del centro del universo. Y me haces tuyo.

Recuerdo la vez que dijimos esas pequeñas cosas que nos encantan y sacamos lo más "vulgar" de nosotros sin dejar de ser bellos.

Entonces te convertiste en mi bestia milenaria, mi ninfa de las tormentas, mi perrita adicta a mis mordiscos. Y esa vez caminamos juntos al infierno. Buscaste unas correas para nunca escaparte de la novela que escribimos en nuestras sábanas. Historias escritas con el Caribe de tus senos y con las aguas de mi carne.

Puedes pensar que soy un violento cuando te penetro duro con la poética de mi fuego, cuando te doy las nalgadas que me pides a gritos mientras bailo dentro de ti. O cuando haces twerk con tus semihilos de encaje que trajeron los demonios al mundo el día de mi nacimiento. O cuando te follo con la calidez al ritmo de las canciones de dvsn.

Pero no piensas así. Todo eso te pone mojada. Te gusta nuestra violencia consensuada a partir del amor.

Estoy seguro que sigues con tus lecturas a mis cartas, donde sigue la llamarada infernal de dos cuerpos adictos a la sangre.

"Alma, mi todo, te amo, puedo escribir los poemas mas malos del mundo solo por decirte todo lo que siento por ti. Soy el peor escritor a tu lado porque me encanta cuando llamas a tu pussy totona, cuca, chocho, toto, totico y todos los nombres que se merecen tu sexo, sinceramente decir vagina es contraexcitante."

Sabes, el sexo es la liberación de todo lo que somos y no nos permitimos ser. Y en cada encuentro carnal contigo soy el ángel que traiciona a Dios. Y tú, mi ninfa.

Te amo Alma, mi negrita caribe, mi perrita, mi flor de romance. La única en mi vida. Aceptas todo lo que te pido.

Tuve que morir para hacerte mía, en el más alla. Me esperas para escribir una historia infinita en sábanas nuevas.