Sirenas y algo más: el nacimiento de los bebés humanos en el agua

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Siguiendo con nuestra serie de post sabatinos «Sirenas y algo más» daré una breve respuesta a la pregunta que dejé en el post anterior, de acuerdo con la guía que amablemente @hogarcosmico nos dejó (abajo podrá ver la foto del comentario completo): ¿por qué unos niños que no tienen ese contacto con el agua como lo tienen desde hace siglos los niños de la tribu Moken van a lograr esta adaptación tan fácilmente?

Según la explicación de @hogarcosmico todo se reduciría a un entrenamiento que se le facilita más a los niños por tener la pupila más grande y es algo que está adscrito en nuestro ADN. Sin embargo, en esta respuesta, nuestro biólogo de cabecera @hogarcosmico, nos habla de ADN y sugiere: «Sería interesante un estudio de este caso pero desde la genética. Solo para comparar».

Tú me corriges @hogarcosmico si omití algo que sería necesario mencionar o malinterpreté tu respuesta :D

En este post no «ahondaré» en los terrenos de la genética porque los avances más importantes a partir del genoma humano son relativamente recientes y los genetistas se encuentran en un laberinto porque no les cuadran los resultados entre el ADN mitocondrial y el ADN nuclear de los humanos a nivel evolutivo, pero de eso hablaremos en otro post de «Sirenas y algo más...».

En este post vamos a hablar de un fenómeno que no requiere de ninguna clase de entrenamiento «El nacimiento de los bebés humanos en el agua».

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Sé que algunas personas podrán decir: No @fanisk nada esto, según la AAP (Academia Americana de Pediatría) y la ACOG (Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos) desaconsejan el parto en el agua por el riesgo que supone para la vida de los recién nacidos.

Aquí no vamos a negar el riesgo, así como tampoco vamos a decir que todos los niños que nacen por fuera del agua nacen sanos y sin ningún trauma que venga de la gestación que pueda poner en riesgo su vida. Así las cosas, me circunscribo a recién nacidos sanos, ¿pero cómo saberlo antes del parto? Esto es algo que deberían investigar los expertos en la materia para que las mujeres puedan realizar sus partos en el agua que tanto les benefician, pero tal vez nunca se estudie porque en muchos casos lo que le conviene a la humanidad no le conviene a las cuentas bancarias de las farmacéuticas ¿No le parece? Para más información sobre los fraudulentos, y por qué no decirlo, aterradores negocios de las farmacéuticas por favor pulse aquí , se encontrará con la investigación de un científico que habla al respecto.

Entonces lo «normal» en un bebé que nace sano es que no le pase nada (en cuanto a tragar agua) cuando nace bajo el agua, pero sí le pasa que su nacimiento es menos traumático y la mujer está increíblemente relajada, al menos eso dicen algunas mujeres que lo han experimentado en varios testimonios recogidos por Igor Charkovsky. Hago un paréntesis antes de continuar: lo del yoga para bebés promovido por Igor no me gusta para nada, esto no tiene nada que ver con los nacimientos en el agua, lanzar bebés al aire no me parece una práctica recomendable, como tampoco tener a los bebés en el mar porque obviamente esto trae muchos peligros, como por ejemplo que un tiburón pase cerca, huela la sangre y desayune con la cría humana. Si en algún momento usted quiere prácticar este nacimiento infórmese primero y por favor tenga en cuenta todos los riesgos.

En la antigua URSS de la mano de Igor Charkovsky, un entrenador olímpico ruso que vino a hacerse partero, curandero, rehabilitador de grandes prematuros dados por la ciencia como casos perdidos. Charkovsky consiguió que los médicos de la maternidad en la que nació su hija prematura le dejaran intentar mantener a esta con vida sumergiéndola en agua caliente: al cabo de unos días, la diminuta niña sumergida succionaba el pezón de su madre y pronto aprendió a mamar bajo el agua y un par de años después jugaba en el fondo de un acuario construido por su padre. Experiencias personales como esta y, anteriormente, como aquella en la que fue salvado de morir en el mar por dos delfines que lo arrastraron a la playa, hicieron que Charkovsky fuese adquiriendo un nivel de consciencia que le permitió hacerse cargo de preguntas cósmicas tales como si un mamífero, una vez convertido en acuático, sabría transmitir esa adaptación a sus crías, todo ello después de haber salvado con baños de agua caliente a un gatito muerto de frío que recogió en la calle siendo niño. Todas las escasas oportunidades que ofrece una dictadura fueron aprovechadas por un hombre que supo hacerse respetar por su trabajo eficaz, tenaz y perceptivo como entrenador del equipo olímpico ruso de natación, trabajo del que salió prestigiado y preparado. Estas circunstancias propiciaron que Charkovsky pudiera empezar a trabajar con mujeres dispuestas a parir en el agua, en el agua caliente primero y después en el Mar Negro, no sin antes tener noticia de que en Mongolia, cerca del lugar en el que se crió (los confines mongoles de Siberia), las mujeres mantenían una tradición milenaria, olvidada en otros lugares (después de haber sido, según ciertas leyendas, tradición de las iniciadas egipcias y de las mujeres de los faraones): el parto en el agua. Si quiere leer más al respecto puede ir Aquí y Aquí.

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Sé que algunos lectores dirán: pero bueno @fanisk ya nos estamos aburriendo, tú nos dijiste que nos ibas a dar evidencia científica y todo esto no son más que especulaciones sin ningún fundamento científico, además que el señor este Charkovsky lo que tiene es un negocio de partos en el agua y ya está. Antes de que tome el impulso de darle el carpetazo a este nuevo post de «Sirenas y algo más» le diré con toda sinceridad que efectivamente no le puedo proporcionar la evidencia científica, al menos esta vez, pero quédese que le voy a hablar de algo que yo viví, y que tal vez sea un aporte minúsculo, sí, pero no deja de ser evidencia de que algo importante en nuestros genes tal vez provenga del mar, o al menos de que todo en la tierra está más conectado de lo que nosotros creemos y que esto puede ayudarnos en algunos momentos determinados de nuestras vidas, así como le pasó a Igor Charkovsky cuando fue salvado por los delfines que lo llevaron a la playa, eso no lo vi yo, por supuesto, pero de lo que sí le puedo dar fe fue de lo que viví:

Cuando tenía más o menos una edad entre 7 o 10 años una compañera de colegio me invitó a un club a donde ella iba con sus padres, no era que no me agradara la idea de ir, pero cuando me invitó, en lo primero que pensé era en que no sabía nadar y eso me daba mucha vergüenza, sobre todo porque cuando ella me hablaba de sus visitas al club, yo le inventaba muchas mentiras sobre lo mucho que me gustaba el agua y mi pericia como nadadora.

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El temido día llegó y obviamente creo que mi amiga intuía que yo le había mentido porque se metió a la piscina y desde allí con una sonrisa de picardía en sus labios me dijo:

−“Métete que no está tan hondo”

Yo le contesté:

−No es por eso, es que tengo frío.

Y ella aumentó su sonrisa y me dijo:

−Eso se te pasa cuando te zambullas, dale que yo estoy aquí parada, el agua no me tapa.

El miedo me recorrió internamente, pero me tiré al agua, y efectivamente en el fondo de la piscina pude comprobar lo que mi intuición me había dicho:

“Ella no está parada en las baldosas, está flotando en el agua, te está mintiendo porque intuye que tu no sabes nadar y quiere divertirse un rato contigo. En realidad está en la parte más onda de la piscina. Tú decides”

En ese momento no se qué fue lo que me impuso a salir nadando del fondo de la piscina, como le digo, estaba bastante hondo y yo no sabía nadar, pero el caso fue que algo se activó en mi interior y salí a la superficie, ya ahí recordé como braceaba mi papá, que sí era un experto nadador, y comencé a imitar lo que recordaba de sus movimientos, no sé qué cara hizo mi amiga en ese momento, pero yo llegué a la orilla de la piscina nadando, luego me di la vuelta y con una sonrisa de oreja a oreja le dije:

−El agua está deliciosa, tenías razón, aquí no hace frío.

Luego pasamos un refrescante día en la piscina del club, nadie nos sacaba de ella, y desde ese momento nadie me saca del agua cuando voy al mar, a un río o a un club.

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¿Por qué pude nadar a una edad tan avanzada sin haber recibido nunca lecciones de natación? Mi mamá tuvo un parto por cesarea, jamás mis padres hicieron ejercicios acuáticos conmigo cuando era bebé y cuando iba a la piscina con ellos me limitaba a quedarme con mi madre en la orillita porque ninguna de las dos sabíamos nadar.

Dato curioso: Los únicas familias de animales mamíferos que tienen a sus crías en el agua son los cetáceos, los sirenos y los hipopótamos, para éstos últimos se descubrió en 1999, gracias a estudios genéticos, que es el pariente vivo más cercano de las ballenas, contradiciendo lo que se creía hasta entonces, que los hipopótamos eran familiares de los cerdos. Aquí puede encontrar más información al respecto.

Nos vemos el próximo Sábado con otro capítulo de «Sirenas y algo mas...».

Para ver los anteriores post sólo haga click en los enlaces:

Sirenas y algo más: Introducción
Sirenas y algo más: la tribu Moken