El Beso de la Calavera - Capítulo V: En las Puertas del Castillo

Más adelante los cazadores encuentran un sitio seguro para descansar y dejan sus pertrechos en el suelo.

─¡Reúnanse todos, descansaremos aquí! ─dice Alphonse a lo que queda del grupo.

─Lo mejor es hacer un círculo de protección. Este lugar está embrujado ─le dice Liam a Wapi.

─Cállese Liam, usted y su bocota. Los muertos le arrancarán la lengua por idiota ─contesta Carter recostándose tranquilamente en un árbol.

─¿Dónde están Luke y Karl? ─pregunta el Capitán.

─No lo sé, no lo sé, estaban detrás de mí: ¡Se los comió el bosque! ─responde Liam mirando hacia atrás.
Liam recibe un fuerte puñetazo en la cara que lo envía estrepitosamente al suelo.

─¡Cayese ya maricón! ─le grita Carter a Liam─ ¡Sus supercherías ya me cansaron!

─¡¿Entonces dónde están ellos?! ─responde Liam sobándose la cara por el golpe.

─¡En el infierno! ─le contesta Carter.

Alphonse ordena a Wapi que regrese unos metros y busque pistas de los desaparecidos. Minutos después se escucha un estrepitoso alarido. Carter y Liam saltan del susto.

─¡Recojan todo! ¡Vamos a buscarlos! ─grita Alphonse.

Carter no encuentra su cuchillo, comienza a buscarlo debajo de la maleza donde estaba sentado, sin darse cuenta que Alphonse y Liam ya se han marchado. Siente fuertes pisadas detrás de él, al girar, lo último que logra ver es una cara felina con ojos rojos.

Alphonse y Liam miran a su alrededor, pero no ven más que bosque y maleza.

─¿Dónde está Carter? ─pregunta Liam a Alphonse, sin obtener respuesta.

Alphonse observa fijamente una traslúcida figura, al parecer humana, ocultándose entre los árboles, pero es demasiado pequeña para ser alguno de sus hombres.

─¿No se supone que está detrás suyo? ─contesta finalmente Alponse a Liam.

─No Capitán, yo salí corriendo detrás de usted, no sé dónde está Carter.

─¡Ah! ¡Maldita Sea! ─se lamenta en voz alta el Capitán.

En esos momentos, ante los incrédulos ojos de los dos últimos cazadores, aparecen entre los árboles las torres del castillo de la Reina Akasha.

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El Capitán decide emprender el camino hacia el castillo, piensa que al menos algunos de sus hombres han ido a refugiarse a él, sin saber que es allí donde se encuentra el animal que deben cazar.

De la espesura del bosque sale un inmenso grifo que tumba a Liam y le desgarra la piel de su espalda con sus afiladas garras. El Capital salta encima del grifo y con su cuchillo de sierra le hace un corte en la garganta; el grifo se para en sus patas traseras y emite un chillido que deja aturdidos a los cazadores. El Capitán cae al suelo de espaldas y el grifo salta sobre él. Desde el piso, Liam ve de reojo que a unos pocos pasos hay una estaca de metal que está desprendida de la cerca que conduce al castillo, se levanta para agarrarla y siente como si su espalda se le fuera a desprender, ni siquiera la adrenalina del momento alcanza para dormir el dolor, pero al mismo tiempo siente el alivio de al menos poderse levantar; toma la estaca y corre para entregársela en la mano a Alphonse.

─¡Capitán! ¡Entiérreselo en el corazón! ─grita Liam al tiempo que le entrega la estaca de metal.

El grifo vuelve a emitir un ensordecedor chillido mientras manda una de sus afiladas garras hacia la cara del capitán, éste esquiva el zarpazo, aprovecha que la bestia ha dirigido gran parte de su fuerza a la pata con la que ha propinado el fallido golpe para dar un pequeño giro, y entierra la estaca en el pecho del grifo. El capitán sabe que antes de que el grifo se derrumbe, tendrá unos segundos para salir de debajo de la bestia, se esfuerza nuevamente para dar un giro completo que lo impulsa fuera del alcance del animal.

Los aullidos del grifo dejan más sordos a los cazadores. Alphonse observa aturdido que el grifo se lamenta, pero no da señas de caer. Corre para alcanzar su rifle.

─¡Liam, saca el rifle! ─grita totalmente ensordecido el capitán.

Liam corre con su rifle para ponerse al frente del grifo y comienza a dispararle en la cabeza; el grifo se abalanza sobre él, pero el capitán le propina un disparo en medio de los ojos que finalmente lo deja tendido en el suelo.

─¡Jamás había visto una bestia igual en mi vida! ─dice el capitán observando al grifo.

─¡Yo sí capitán! ─le contesta Liam.

─¡¿De qué habla?! ─interpela Alphonse a Liam incredulamente.

─Hace unos años trabajé para un personaje misterioso, yo abría esa clase de puertas como la que usted abrió…

─¡¿Es decir que usted ya había estado aquí?! ─interrumpe Alphonse.

─No, nunca había atravesado ninguna puerta de esas, solo…

Las puertas del castillo se empiezan a abrir y algunos lamentos se cuelan por ellas hasta llegar a los oídos de los cazadores.

─Lo mejor será que entremos al castillo a buscar a los demás y largarnos de aquí, ─le dice Alphonse a Liam─ tal vez estemos a tiempo de rescatar a alguien del equipo.

Agitado y tembloroso, Liam sigue al capitán por el corto puente que los lleva a un gran portón negro de madera. La puerta del castillo está adornada de calaveras y serpientes que se mueven ondulantes en medio de los huesos. Una densa neblina verde se abre camino a través de la puerta, los dos cazadores retroceden. Liam voltea a mirar hacia atrás y se da cuenta que el grifo muerto ya no está.

─¡Capitán… la bestia está viva!

Alphonse mira hacia atrás sin saber qué decir cuando no ve al grifo. Comienza a mirar para todos lados a través de la mira de su rifle. Unos gritos ahogados como lamentos de almas en pena se vuelven a escuchar.

Alphonse atraviesa la puerta y sigilosamente empieza a caminar sobre la alfombra formada por la espesa neblina verde que le cubre hasta los tobillos.

─¡No se quede atrás! ─le grita Alphonse a Liam─ ¿Por qué no habló de lo que sabía? ─le dice el capitán a Liam cuando éste lo alcanza.

─Ustedes no me dieron tiempo de eso, solo se burlaban de mí.

─Qué quería Liam, parecía una vieja histérica.

─Usted no sabe a lo que se enfrenta capitán, lo que está aquí es el mismísimo demonio.

─Deme información que valga la pena. Sea específico, guárdese la metáfora para escribir un libro ─le contesta Alphonse dejando de ver por la mira de su rifle.

Las puertas del castillo comienzan a cerrarse y Liam las mira, tal vez sea su última oportunidad de salir con vida de ese lugar.

─¡Capitán salgamos de aquí!

─No sea cobarde Liam, ¿cómo puede pensar en irse cuando alguno de sus compañeros puede estar vivo? Los conozco a ustedes desde hace muchos años, ninguno dejaría al otro morir si existe alguna posibilidad, por remota que esta sea. Ahora dígame algo que me sirva para continuar el camino, y si quiere puede irse, en su cuenta ya está consignada la mitad de la paga: dos y medio millones de dólares.

En ese momento el rastro de un fantasmal caminante logra ingresar al castillo antes de que las puertas se cierren. Liam voltea a mirar al escuchar el ruido de las puertas cerrándose: ve que la última esperanza de volver a ver a sus pequeños se esfuma mezclándose con la espesa niebla verde que los envuelve.

─Usted tiene razón capitán, he sido un cobarde, pero la verdadera razón de mi cobardía no son mis hijos, los amo y quisiera volverlos a ver, eso es cierto… pero como le dije, nunca había atravesado ningún pórtico, solo los abría, esas eran las instrucciones que me daban… cuando llegamos y usted abrió esa puerta continué con ustedes porque tampoco sabía qué era exactamente lo que usted venía a buscar aquí… pero ahora lo sé, y no es precisamente una de esas criaturas como la que dejamos atrás. Esta es la verdadera razón de mi cobardía capitán.

─Mire, estamos perdiendo tiempo aquí… nuevamente usted no es específico con nada. Lo mejor es seguir, sea lo que sea tendremos que enfrentarlo; tal vez lo que encontremos sea el remedio para su cobardía ─le contesta Alphonse colocando su rifle para seguir apuntando con él.

Los muros del castillo parecen formados por piedras cristalinas negras con un extraño brillo rojo en su centro.

─Son los corazones de los muertos ─dice Liam en voz baja, observando las extrañas piedras que tapizan las paredes.

Se escuchan gritos de lamento. La espesa neblina del suelo se disipa y deja ver un sendero tapizado de esqueletos. Varias manos huesudas intentan atrapar los pies de los cazadores, una de estas esqueléticas manos atrapa a Liam haciéndolo caer, y es arrastrado hacia el interior del castillo.

Liam grita desesperadamente al capitán, pero éste no lo puede alcanzar. Liam es conducido a una oscura habitación, las cadavéricas manos no lo sueltan y lo mantienen aferrado al piso. Un esqueleto con una maraña de pelo largo alborotada y la carne putrefacta colgando de sus huesos, se abalanza sobre él, le coge la cara, y le da un beso que arranca su lengua.

Impresionado e impotente ante aquella macabra escena, Alphonse se adentra en la torre central del castillo para buscar a Liam, pero en ese momento escucha un misterioso susurro en su espalda:

─Lo has hecho bien ─escucha que le dice una voz desconocida.

Continuará…
Foto por: HypnoArt (https://pixabay.com/p-1561177/?no_redirect)