Era de noche y los ánimos en el pequeño anexo donde vivía Esther y su hija Camila se sentían exaltados. Ellas acababan de discutir por ver quien se quedaba con el mando de la televisión ya que ambas querían ver programas distintos.

—¡Pero yo quiero mirar la tele! — exclamó la niña.

—¡Ya basta! —su madre le dirigió una mirada de advertencia — Es mi turno de ver la televisión, ya miraste suficiente todo el día.

Molesta, Camila tomó una muñeca y salió de la habitación para ir al balcón. El largo pasillo que conducía al balcón, se veía sombrío y solitario delante de ella además había luna llena. De pronto, alguien llamó desde el otro lado, ¿Camila, Camila quieres jugar? Esta voz llamó la atención de la niña.
Camila soltó la muñeca, se acercó y dice:


—¿Quién es?


—Soy Jusepe — respondió una voz extraña al final del pasillo.

Camila dio varios pasos y se acercó más, todo estaba oscuro, solo iluminaba la luna, pero en ese momento, sus pies y sus ojos se detuvieron se dio cuenta de que sonaba demasiado extraño.

—¿Realmente eres un niño?

—Sí Camila ven.

—Pero te oyes distinto.

—Claro que no.

Algo impulsó a la niña a seguir avanzando al llegar al final del pasillo observó un cuerpo delgado y un poco alto para ser un niño, dos punticos rojos, que resultó ser las pupilas de sus ojos, Dos manos grotescas colgaban a ambos lados de la silueta desconocida, cabello negro, dos colmillos largos y blancos.

La niña solo pudo dar un grito y su cuerpo quedó paralizado, aquel hombre, se le acercó y le dijo:
—Ya es muy tarde Camila. y con una risa aterradora mordió su cuello.

En ese momento su madre Esther, se despertó aterrada y sudando, vio la televisión encendida, respiró profundo y exclamó:

— Me quedé dormida fue solo una horrible pesadilla, se levantó y llamó a su pequeña hija Camila,
— ¿Camila dónde estás? ¿Hija ven?

Salió a tomar aire y ver que estaba haciendo su hija, se escuchaba un silencio muy extraño, al llegar al pasillo observó el cuerpo de su hija en el suelo, ¡dio un fuerte grito! y aquel hombre se le apareció detrás y le susurró al oído:
¡No fue un sueño Esther! Bienvenida a mi mundo!!! Con una risa malvada, Jusepe la mordió.

Así finaliza esta extraña historia, ocurrida en una residencia del Trigo- Los teques, donde vivían más personas y nadie escuchó nada.

Solo queda una pregunta:

¿Quiénes serán las próximas víctimas de esta madre y su hija convertidas en vampiro?