Muchos años atrás, cuando era pequeño, recuerdo que el abuelo inicio su negocio de transporte de carga, para el cual necesitó comprar un camión.

Muchas opciones disponibles, ese día el abuelo, papá y yo fuimos a elegir el camión adecuado para el trabajo. Todos parecían muy buenas opciones, sus precios eran razonables.

La elección estaba echa, habíamos elegido el camión mas potente ya que el trabajo que realizaría era muy pesado. Antes de firmar los documentos de la compra de dicho camión, observe un camión color amarillo, nada lujoso el cual se miraba que no soportaría muchas cargas sobre él, aun así me encanto ese camión.

Les comente esto al abuelo y a papá, pero ellos me dijeron que ese camión no era el adecuado para el trabajo, que lo olvidara. El trato estaba cerrado, nos llevamos a casa el camión para que iniciara con el trabajo.

Todo iba de maravilla, el nuevo camión estaba cumpliendo a la perfección su trabajo hasta que empezó a fallar de repente. Un poco mas de un mes en funcionamiento y el camión nuevo tubo muchas fallas, las cuales se suponían que no ocurrieran.

Molestos, el abuelo y papá fueron a reclamar y cambiar el camión que habían comprado. Luego de un par de horas recuerdo que ellos llegaron a casa y valla sorpresa la que me lleve al verlos. Venían en el camión amarillo que yo les había comentado el cual me encanto al verlo.

Nos explicaron que les habían dado ese camión mientras reparaban el nuevo camión, ya que quedarse sin camión significaba perder dinero todos los días por el negocio. Sin mas remedio aceptaron el trato esperando que les repararan lo mas pronto posible el nuevo camión.

CONTINUARA...

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